Esteban Crespo es alto, atractivo, inteligente, amable, educado, tímido. Su sonrisa desarma y su mirada solícita predispone a la ternura. Atareado y pendiente de las notificaciones de Gmail que le llegan a su moderno reloj, se disculpa con la entrevistadora: «tendré que atender un par de llamadas», dice con cara de niño que acaba de cometer una trastada. «Estamos a 48 horas de los Goya y aún no tengo qué ponerme. La culpa es mía; soy un desastre; dejo todo para última hora». Lo cuenta en voz baja, casi avergonzado, mirando fijamente las baldosas hidráulicas del suelo.
Esteban Crespo, a sus 45 años, tiene bastante experiencia en Goyas y otros premios recibidos en sus apenas 10 años de carrera como director y guionista de cine. De hecho, su curriculum es bastante apabullante, con más de noventa premios nacionales e internacionales, entre los que se cuentan la nominación al mejor corto de ficción en los Premios Goya 2010 por Lala; Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Montreal 2011 por Nadie tiene la culpa Premio Goya 2013 a mejor cortometraje de ficción por Aquel no era yo, con el que emprendió la conquista de América en 2014 cuando fue nominado al Oscar al Mejor Cortometraje de Ficción.
MJ. Con este recorrido no es exagerado afirmar que eres uno de nuestros más prestigiosos directores de cortometraje, además de ser el más internacional. ¿Cómo se consigue ser director de éxito de un producto tan poco conocido como es un corto?
Esteban sonríe aliviado como si acabase de abandonar la lectura tediosa de una biografía inventada.
E. Yo creo que no depende del talento, sino de con quién compites. La producción de cortos está en continua competencia y el hecho de que se vea tu trabajo depende en gran medida de que te seleccionen en festivales. El premio es prácticamente lo único que te da visibilidad. Aunque sinceramente, mis cortos no son muy apropiados para ganar festivales; son “sencillos”, de lenguaje sensible e íntimo y con finales generalmente abiertos. Ganan más en las salas que en los jurados… Así que supongo que en general he tenido mucha suerte.
MJ. Después de siete cortometrajes, te encuentras en plena post-producción de tu primera película, Amar. ¿Cómo has llevado el paso de un registro al otro?
E. A nivel creativo el mayor reto ha sido de estructura; cómo lograr mantener la atención del espectador durante una hora y cuarenta y cinco minutos. La ventaja de haber sido el autor del guion es que desde el principio la película se concibe con estructura clásica en tres actos. Lo que ocurre es que cuando la narrativa cobra vida, a veces me parece interesante dejar que la cáscara estructural se diluya para dejar espacio al contacto con las sensaciones. En mi experiencia como director me he dado cuenta de que las cosas previstas no siempre me han funcionado. Hay momentos de mucha fuerza en los que dejo que los personajes tomen el poder y de alguna manera, reescriban o completen la historia. En mi trabajo el guion no es ley, pues lo importante es que haya un proceso creativo en todas las fases de la película. Creo que mi trabajo se enriquece con el equipo. Para mí es importante el punto hacia donde se tiene que llegar, pero fluctuando en función de las intervenciones del equipo. He tardado mucho en hacer una película (después de siete cortos) pero creo que eso es bueno. El saber estar en un rodaje ha sido una ventaja. Y también en la postproducción. Orson Welles decía: “El cine se hace en el montaje. El sonido te marcará el ritmo narrativo”.
Esta peli tiene una música muy especial; el diseño sonoro es muy diferente a lo convencional: Adolfo Núñez hace música con sonidos; sin instrumentos; es algo muy potente, poco comercial pero espectacular. Expresionista.
MJ. Amar es el título del largo pero ¿Es el amor o es el sexo lo que Esteban Crespo quiere contar?
E. La peli empieza haciendo referencia a dos de mis cortos: Amar y “Siempre quise trabajar en una fábrica”. El sexo tiene impronta dentro de la peli pero lo que quiero contar tiene más que ver con lo irracional del primer amor. Con la fuerza arrolladora con la que el sexo se abre camino en el desarrollo del ser humano como persona adulta.
Los protagonistas de la película se inspiran en aquellos porque todos viven un momento de cambio, de enfrentamiento con el entorno aunque curiosamente, la peli ya estaba escrita cuando decidí rodar aquellos cortos. En casi todos esos trabajos los personajes masculinos responden a un esquema de personalidad creada de manera absolutamente inconsciente; salen de mi pura necesidad visceral de contar algo para lo que necesito ese perfil. Son deudas pendientes con historias que necesito contar.
MJ. Frente al papel sumiso, incluso inocente de los personajes masculinos, la hembra ejerce un rol claramente dominante, ¿es obsesión o recurso práctico-narrativo?
Los personajes femeninos son decisivos: yo me crié entre mujeres muy protectoras. Hay dos territorios que el hombre tiene que recorrer hasta llegar a la mujer: el de la infancia, que es de admiración y dependencia respecto a la mujer que protege y domina y del que, de alguna, manera se tiene que liberar; y el de la madurez, un lugar complejo en lucha constante con los instintos de territorialidad y depredación.
El verdadero reto de esta peli era hablar de todo eso a través del sexo en un contexto histórico muy contradictorio en el que nos ha tocado vivir, en el que el sexo está por debajo de lo políticamente correcto.
Pensativo, sonríe tímidamente con un punto de amargura que tiñe por unos segundos sus ojos claros. ¿Sabes? Hoy no se podrían rodar películas como Arroz Amargo, de Giuseppe de Santis o La luna de Bertolucci, por ponerte dos ejemplos de obras maestras de la historia del cine con temas que giran en torno al sexo, la violencia o el incesto. Sería imposible encontrar productores que quisieran arriesgar su dinero en eso. Yo estoy intentando con esta película contar una verdad, no algo idealizado, y no te imaginas la de dificultades de todo tipo con las que me estoy enfrentando.
Suena el móvil y Esteban contesta. Parece que se puede solucionar el tema del traje para la gala de los Goya. Al final llevará el mismo que usó en Los Ángeles cambiando pajarita por corbata, camisa y zapatos. No ha sido tan difícil.
MJ. ¿Se podría decir que tus personajes masculinos son el anti-Christian Grey?
E. Bueno… —sonríe y frente a esa sonrisa cualquier mujer normalmente constituida tendría que hacer un gran esfuerzo para imaginarlo como un anti-algo.
Yo diría que mis personajes están en el camino de convertirse o transformarse en Christian Grey. Ellos desean esa transformación y por eso son, a su manera, pro-activos en su relación con el sexo. Yo me he criado entre mujeres muy poderosas; más que protectoras eran proteccionistas y esa protección se convirtió en un objeto de enfrentamiento pero también de creación. Mis personajes masculinos, al igual tal vez que yo mismo, nunca huyen, se enfrentan.
Mi familia tradicional y católica con las mujeres como ejes de organización y vida ha determinado mi forma de entender al individuo en el mundo. Para mí la familia tiene un punto de represión. Lo establecido, la tradición, las costumbres comprimen al hombre sensible. Como el pintor Cézanne, soy de los que opinan que la cultura es, en ocasiones, un lastre y que lo auténtico tal vez habría que buscarlo en el rechazo de lo dado y el regreso a lo salvaje.
MJ. Si en las Sombras de Grey (inevitable por estar en cartelera y por haber sido un fenómeno social y cinematográfico reciente) el sexo esclaviza, en tus cortos el sexo es una iniciación a la libertad del hombre que, finalmente termina esclavizado por lo cotidiano (la familia asfixiante, los hijos; el confort de lo doméstico)… todo con cierto toque de humor. ¿Qué tipo de interpretación del sexo es para ti la más cinematográfica?
E. Para mí el sexo en el cine es muy atractivo porque no lo utilizo como elemento erótico (en la peli hay cinco escenas y ninguna es sensual). Yo lo que quiero es mostrar una intimidad que es el espacio ideal para realizar cualquier acto tachado por la hipocresía como no convencional y que gracias al cariño, a la cercanía de la piel y en algunos casos también gracias al amor, se tiñe de normalidad; de liberación y territorio de posibilidades que se cristalizan en el sexo. El sexo aunque sea malo siempre es divertido, gratificante. En la película “Amar” se presenta el sexo como única, verdadera redención.
MJ. ¿Cómo surge después de tantos cortos y tanto sexo una historia tan diferente como la que cuentas en Aquel no era yo, que es una historia cruda de guerra, por la que te convertiste en el primer director español nominado al Oscar al Mejor Cortometraje de Ficción?
Bueno, me alegro de que me hagas esa pregunta, responde con una ceja levantada y voz impostada.- Reímos los dos. –No, en serio. Me gusta. Concentrado, organiza el cambio de registro del sexo a la guerra, aunque intuyo que, en el fondo, no hay mucha diferencia.
Yo soy un enamorado de África y andaba por el sexto corto sin que los anteriores me hubiesen llevado a rodar un largometraje. Eran, como sabes, narraciones de historias sencillas (dos personas; una casa; …poco más). Sentía la necesidad de hacer algo que demostrase al mundo del cine, a la industria, que Esteban Crespo, además de esa supuesta sensibilidad para rodar historias íntimas, tenía también oficio. Quería ir a “algo grande”. Entonces escribimos el guion de Aquel no era yo pensando en mi amada, peligrosa África aun sabiendo que sería una historia cara y complicada de rodar. Por eso dividimos el corto en dos partes: La primera centrada las secuencias de acción, rodadas en muy poco tiempo, con tres cámaras y el grupo de actores sin saber cómo estábamos rodando ni qué iba a pasar. Se preparaba la coreografía y se rodaba a ciegas aunque yo estaba muy tranquilo por el resultado pues sabía que luego nos encargaríamos de “hacer” la peli en el montaje.
Cuando nos quitamos de encima la acción, nos centramos en la segunda parte: el rodaje de las escenas de actores que son las que realmente daban valor a la historia. En este caso también tenía muy claro cómo quería los momentos íntimos y decidí ser fuerte con ellos. Con esa claridad llevé a los actores donde yo quería; al terreno del conflicto y la tensión. Creo que lo logramos y ¡en tan solo cuatro días y medio de rodaje! . Al final se vio, y se reconoció internacionalmente el trabajo. No nos llevamos el codiciado Oscar, pero el estar allí, la nominación, nos abrió las puertas a nuevos proyectos y nuevas miradas. Demostramos que podíamos hacer cine con pocos recursos, poco tiempo y más talento. El corto se rodó en Escalona, Toledo. Las palmeras africanas las metimos en escena digitalmente —sonríe Esteban divertido, con sonrisa de niño malo—. A mí me gustan mucho las mentiras en el cine; jugar con mentiras como único medio de llegar al verdadero objetivo que es hacer sentir algo en el espectador. Triunfas cuando llegas a él no haciéndole creer, sino cuando eres capaz de hacerle sentir.
MJ. ¿Qué le hace sentir a Esteban Crespo en una sala de cine?
E.A nivel de director, lo que más me marcó fue un documental que vi hace años sobre el trabajo de los directores de orquesta. Ni siquiera recuerdo el título, pero sí cómo aprendí de aquellos hombres la manera de influir artísticamente en todo un equipo para llegar a conseguir un objetivo común.
En cuanto a cine-cine, sin duda: Toro Salvaje, de Scorsese. Es mi peli de cabecera. Pero también admiro muchísimo y aprendo continuamente de los trabajos de Luc Besson, Wong Kar-wai, John Cassavetes…
MJ. ¿Y españoles?
E. Berlanga para mí es el gran director español y El verdugo su obra maestra. Y la Viridiana de Buñuel. Y cómo no, Los Santos Inocentes, de Camus.
MJ. Pero no solo diriges, también has escrito los guiones de tus cortos, así como el de tu primer largometraje. ¿Te sientes más director que guionista?
E. Bueno, yo soy director. Si escribo los guiones es para adueñarme de la historia desde el principio, porque el estilo futuro de la peli tiene su origen en la escritura.
MJ. ¿Qué libros inspiran tu parte de escritor?
E. Uno de los libros que más me han impactado y más me han influido ha sido El Arte de la prudencia de Gracián. Sus verdades han marcado mi trabajo y mi vida, sobre todo una que resume mi día a día: “No hay que tener miedo de trabajar con gente que es más lista que tú. No sólo te van a respetar sino que te van a ayudar a ser más grande”.
Vídeo: Making off de Aquel no era yo
Vídeo: Tráiler de Aquel no era yo
Vídeo: corto Siempre quise trabajar en una fábrica
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