John Verdon es uno de los grandes maestros del thriller internacional y su millón de ejemplares vendidos en España demuestra su arraigo en nuestras librerías. Ahora publica una nueva entrega de la serie protagonizada por el detective retirado David Gurney, quien en esa ocasión investigará la posible inocencia de una superestrella del tenis encarcelado por un supuesto asesinato.
En Zenda reproducimos el Prólogo de El favor (Roca), de John Verdon.
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PRÓLOGO
Le daba miedo acercarse a la gran casa situada al final de la tranquila calle arbolada.
Subir por el sendero de acceso de esa casa en medio del frío otoñal habría sido impensable poco tiempo atrás, pero ahora todo era diferente. Cuando se abrió la pesada puerta principal y una mujer de rostro pétreo y edad indefinida lo guio a través de un pasillo oscuro hasta un estudio sin ventanas, la agitación que sentía dio paso a una desesperada esperanza.
El hombre estaba sentado en la penumbra tras un escritorio de ébano, masajeándose las sienes. Se rumoreaba que sufría migrañas. Llevaba gafas oscuras, señal de su sensibilidad a la luz. Tenía el pelo ralo y gris, y la piel amarillenta. El aire de la habitación era húmedo, con un leve hedor a putrefacción tropical. Solo había un objeto sobre el escritorio de ébano: una pequeña escultura de oro de una serpiente enroscada, con la cabeza erguida y los colmillos a la vista.
—Bueno —dijo el hombre en voz baja, sin apenas mover los labios—, ¿qué puedo hacer por usted?
Las palabras le salieron a borbotones, no como las había ensayado desde que había llamado y había pedido esta cita, esta audiencia, sino en un barullo balbuciente. Incluso mientras hacía la petición con ese peculiar requisito —sobre todo con ese peculiar requisito— se dio cuenta de lo absurdo que sonaba todo.
En un acceso de arrepentimiento, deseó no haber ido hasta allí. Ahora le parecía el peor error que había cometido en una vida repleta de errores. Pero ya era demasiado tarde. El miedo atenazaba su corazón. Las manos le temblaban.
Con ojos taciturnos, sin parpadear, el hombre lo miró a través de los cristales tintados durante un tiempo que le pareció muy largo. Finalmente le señaló la única silla que había en el estudio, aparte de la suya.
—Siéntese. Relájese. Hable despacio.
Él obedeció. Más tarde, apenas podía recordar nada de lo que había dicho: solo la respuesta del hombre y la expresión de sus ojos.
—La historia que me cuenta está llena de desdicha. El desprecio de su hijo le ha envenenado la vida. Lo que usted quiere hacer ahora es bastante insólito. El favor que me pide es algo que normalmente no concedería. Pero, como conozco bien el dolor lacerante que me ha descrito, voy a considerar su petición. Si accedo a hacer lo que me pide, usted deberá hacer a cambio lo que yo le pida. Se lo explicaré cuando llegue el momento. Pero hay algo que debe saber desde el principio: si acepta mis condiciones, no habrá vuelta atrás ni dudas de ningún tipo. Nuestro acuerdo será inquebrantable. ¿Entiende lo que significa eso?
—Sí.
Los labios del hombre se retorcieron en algo parecido a una sonrisa fugaz. Por detrás de los cristales oscuros, sus ojos, tan impasibles como la muerte, estaban concentrados en un plan que empezaba a tomar forma.
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Autor: John Verdon. Traductor: Santiago del Rey. Título: El favor. Editorial: Roca. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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