Inicio > Poesía > 9 poemas de Kay Ryan
9 poemas de Kay Ryan

Foto: Coldfront Magazine.

Kay Ryan es una poeta y pedagoga nacida en San José, California, en 1945. Ganadora del Premio Pulitzer 2011 en la categoría de «Poesía» por su antología The Best of It: New and Selected Poems, hasta 2011 había publicado siete libros de poesía. Ryan se convirtió en 2010 en la 16ª Poeta Laureada de los Estados Unidos. En nuestro idioma se han publicado libros como Todos tus caballos (Zindo&Gafuri, 2019) en Argentina. Presentamos una selección de poemas, los cuatro primeros con traducción de Ezequiel Zaidenwerg y los cinco últimos con traducciones publicadas originalmente en Jámpster (Chile).

***

Aprender

Lo que hay que aprender
siempre está al fondo,
según la ley de los cajones
y lo que justo andaba una buscando.
No queda bien, les digan
lo que les digan a los chicos,
revolver por el suelo
lo que estaba doblado.

***

Telaraña

Desde otros
ángulos las
fibras parecen
frágiles, pero no
desde el punto
de vista de
la araña, siempre
con gruesas sogas
a cuestas, enganchando
cuerdas al
mejor poste
posible. Es
un trabajo pesado
en todas partes
combatir la caída,
apuntalar tensando
lo que cede. No
es nunca delicado
vivir

***

Caballos que pastan

A veces
la pastura
verdecida
de la mente
se inclina de manera
abrupta.
Los caballos que pastan
hacen esfuerzos locos
por afirmarse
en esa superficie
sin fricción,
que es casi vertical. Las patas
finas como de muebles
ceden por
la pendiente,
las desmonta un declive
que no estaban
diseñadas para remontar
ni pueden.

***

Edad

Alguna gente con la edad
se ablanda.
Se agranda
la apertura de sus ojos.
No me parece que se debiliten:
yo creo que algo débil se fortalece en ellos
y los va definiendo más y más,
como si se dejaran penetrar por el cielo.
Pero otra gente son
mejillones o almejas, por el miedo.
Para abrirse requieren de vapor o un cuchillo.
Pueden oír el cielo, pero piensan que está hervido

o quebrado.

***

Un silencio palpable

Qué es más delicioso
que un silencio palpable,
un látex cremoso de
silencio, agitable
con una vara larga. Ese
silencio es particularmente
espeso en el fondo, una
muy suave loción, como
pintura de calidad en galones.
Este es un silencio base,
coloreado sólo con la adición,
digamos, de una pequeña estrujada de
verde cuando el pájaro canta
ocioso de los árboles que ha
visto. Es un silencio
limpio, que
no nos diferencia,
viscoso como los
sueños, pero como buenos sueños
donde las cosas dulces perduran
más allá de la verosimilitud.
Incluso en el sueño sabemos
que esto es un lujo.

***

Esmalte y bálsamo

El polvo se desarrolla
tanto en el interior
como
en la superficie cuando
los objetos dejan
de ser usados.
Ningún ungüento
puede aliviar
la grieta del
abandono.
¿Quién reconoció
el esmalte
y el bálsamo en
el simple paso
de una persona
entre sus cosas?
Sabemos que ella
los amaba,
pero no lo que
el amor significa.

***

Cambio

Las palabras tienen lealtades
por tanto
que no controlamos.
Cada palabra que escribimos
se autoafirma
de acuerdo con polos
que no podemos ver; piensa en
la compulsión magnética
o en una tirantez equivalente.
Es difícil para nosotros
imaginar cuán pequeña
es la parte que desempeñamos en
sostener las agujas
altas que creemos
erigen nuestras mentes.
Luego cambia el Norte,
los edificios se abren paso
y nosotros sospechamos.

***

Todas las pinturas de Chagall

Cada novio y novia entrelazados,
cada pez aéreo, ruso manchado,
caballo rojo, pollo amarillo, asume
su posición no al lado, sino en realidad
en una amistosa distribución
con un compañero predecible.
Cada lienzo insiste en una
soltura similar, cada cuello
dispuesto para al menos dos usos. Y alas
de una fuente interminable de alas.
Son alas de placer, por supuesto,
ya que cualquier caballo o violinist
puede montar el azul
sólo por querer.
(En libertad, las cosas que amamos
se repiten sin tedio.)

***

Bloque de estrella

No hay tal cosa
como un bloque de estrellas.
No pensamos en
cerrar la luz
de otras galaxias.
Es una luz
tan lavada de impurezas
(el calor, por ejemplo)
que no estimula
ningún anticuerpo en nosotros.
Sin embargo, las personas son
curiosamente solubles
a la luz de las estrellas.
Bañadas en su
falta de insistencia
su substancia
se libera voluntariamente,
sus brillantes
diseños se disuelven.
No es la proximidad
sino la distancia
lo que nos quema con amor.

4.4/5 (83 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Danilo
Danilo
1 año hace

Cuentos parafraseado y nada poesía