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Ana del lago, de Kitty Crowther: Ver la luz

Ana del lago, de Kitty Crowther: Ver la luz

Ana del Lago ocupa un lugar prominente en la obra de Kitty Crowther. De ahí que sea una excelente noticia, digna de celebrar, la primera edición en español de este álbum ilustrado, compuesto por la autora belga en el año 2009. En él se encuentran integradas algunas de las principales señas de identidad de su imaginación: la disposición de mundos interiores (anhelos, temores, estados de conciencia…) confrontados con un exterior donde se entremezclan lo real y lo imaginario; el simbolismo cromático; las figuras de reunión; las metamorfosis, con su dimensión risueña y misteriosa…

Todo esto se organiza desde un punto de partida agudo: la elección de temas de exploración psicológica que acrecientan el conocimiento de la naturaleza humana por parte del lector infantil. En este caso se abordan la soledad, la pérdida de sentido de la vida, el intento de suicidio. Lejos del patetismo de las estéticas severas, Crowther ofrece un ejemplo de simbolismo tradicional, lugar de las metamorfosis y de la risa. De ahí que su álbum recurra a figuras del folclore cuentístico (los gigantes) y del hermetismo (la victoria de la luz sobre las tinieblas). La propia descripción de la protagonista, una joven solitaria llamada Ana que vive en una pequeña casa de pescadores situada en un cerro al pie de un lago, es eminentemente cómica: “ni muy guapa ni muy fea. Tiene los pies grandes y la nariz también. Si le atáramos una cuerda a la punta de la nariz, el otro cabo de la cuerda le rozaría los dedos de los pies”.

"Este negro vibrante, unido a su tez blanca y a su melena cobriza, convierte a Ana en un personaje digno de cuento medieval"

Sin embargo, esta figura cómica de perfil narigudo y pies grandes esconde un drama interior: su madre murió y ella arrastra una pena y una soledad insondables desde entonces. La vemos impresa en sus ropas, de luto intenso, pero también en las palabras con las que se describe su interior: algo tenebroso “crece poco a poco” dentro de ella. Este negro vibrante, unido a su tez blanca y a su melena cobriza, convierte a Ana en un personaje digno de cuento medieval (repárese en su nombre y en su iconografía, propio de leyenda artúrica), la presentan como encarnación viva de un símbolo (“está muy oscuro en su corazón”).

Ana se enajena, habla con el viento (nuevo elemento del simbolismo tradicional), llega al fondo de la desesperanza (“esta noche está de más”). El talento artístico de Kitty Crowther llega a uno de los momentos más destacados de su carrera con la representación del espacio angosto en que vive Ana (las pequeñas habitaciones, con perspectivas anómalas, convertidas por el estampado de las paredes en un verdadero “fondo marino”) y el contraste de la figura de la protagonista (descalza y en camisón blanco, con oscuras ojeras, tras tomar la decisión fatal) con el siguiente dibujo, un hermoso plano vertical donde Ana desciende lentamente, envuelta en su vestido negro, al fondo de las aguas. Estas, lejos de resultar oscuras, se presentan luminosas y llenas de vida. El intento de muerte va a convertirse en un renacer.

"Uno de los gigantes, Emilio, quien leyó el plano con Ana y la portó en su hombro, no encontrará pareja y la zozobra vuelve con ello a la historia, con la amenaza de su triste final"

Esta “resurrección”, primera metamorfosis de la obra, se produce merced al elemento mágico del simbolismo tradicional: en el fondo del lago habitan tres gigantes que la recogen con la palma de sus manos. Son seres subacuáticos que irradian luz (las tres islas que emergen sobre la piel del lago son sus sombreros, cubiertos de vegetación). Gracias a ellos, Ana vuelve a la superficie y recupera las ganas de vivir: “una gran sonrisa le ilumina la cara. Resplandece de alegría”. Ha descubierto que no vive sola y que las islas donde a ella tanto le gustaba pescar (la fuente de su sustento, el don de la naturaleza) son elementos benefactores, impulsores de la vida. En lo oculto estaba la luz, la crisis desvela la cara alegre del mundo.

A partir de aquí comienza la segunda parte del álbum, convertido en cuento fantástico. Una Ana nueva (a partir de ahora lucirá una camisa de un luminoso amarillo, como el brillo que irradian los gigantes) ayudará a estas misteriosas criaturas a llegar al mar. Deben desposarse con las gigantas que allí los esperan, de otro modo desaparecerán, según está determinado para los seres de su condición.

De modo que será Ana quien adoptará a partir de ahora el papel de benefactora, y merced a uno de los símbolos predilectos de la obra de Kitty Crowther (la lectura en compañía —en este caso, de un mapa—) guiará a Emilio, Tilio y Basilio, los tres gigantes, en el viaje que permitirá el encuentro con las gigantas. Ellos también han perdido el rumbo (“la tierra ha cambiado”) y será Ana quien, en medio de la noche del bosque, los guíe hasta el mar.

"Pero el simbolismo tradicional constata siempre el triunfo de lo bueno, de lo bello y de lo justo, y el lector descubrirá en la última página la metamorfosis definitiva de la obra"

El desenlace de la historia vuelve a mostrar dos dibujos encadenados imborrables: la figura de los tres gigantes (inmensas luminarias en la noche) introduciéndose en el mar, tras haber portado a Ana como un San Cristóbal, y el primer plano, de belleza apabullante, de las dos gigantas que los aguardan, retratadas con claridad mágica en medio de las aguas. Luz en medio de las sombras caliginosas.

Uno de los gigantes, Emilio, quien leyó el plano con Ana y la portó en su hombro, no encontrará pareja y la zozobra vuelve con ello a la historia, con la amenaza de su triste final. Pero el simbolismo tradicional constata siempre el triunfo de lo bueno, de lo bello y de lo justo, y el lector descubrirá en la última página la metamorfosis definitiva de la obra. Será una revelación que igualará los rasgos de los gigantes y de los humanos narigudos, de pies grandes, será una escena de alegría, uno de esos abrazos tan especiales en la obra de Kitty Crowther (recuérdese Madre Medusa, recuérdese Moi et Rien, con el que este álbum guarda un valioso parentesco), abrazos de renovación, luminosos y risueños.

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Autora: Kitty Crowther. Título: Ana del Lago. Traductor: Joana Carro Pérez. Editorial: Fulgencio Pimentel. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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