Toda la obra del poeta antillano Édouard Glissant quedó impregnada de los dos conceptos que marcaron su vida: la criollización (mestizaje consciente de sí mismo) y el Todo-Mundo (fusión de culturas a nivel internacional). Estos dos conceptos también están presentes en la antología que, inspirada en la edición de Gallimard de 1994, ahora publica Pre-Textos.
En Zenda ofrecemos cinco poemas de la edición bilingüe, y con traducción de Adalber Salas Hernández, de La sal del poema (Pre-Textos), de Édouard Glissant.
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LECTURA SALVAJE
Por el camino de los cerros, de pronto está la vastedad que empuja su carreta en el deslumbramiento
En el molino de las fábricas mi pobreza sonríe a los poderes de la tierra
En las cicatrices de las cañas en las tibias negras siempre
El agua tantas veces pregonada enrojece por el manoseo de mi voz
Resurgido está aquí del fondo colérico de los abrazos mi salto en el estancamiento.
Sin nada por debajo los hougans frondosos de la paciencia
ah no quiero por prueba más que el último viaje de mi lasitud entre las hojas secas del monzón
la floración de las islas la geografía espumosa de las islas sobre los mares destripados
nuestros cánticos nuestras frentes cerradas de fuentes nuestros pies atiborrados de tormentas
Corta corta con tu largo gesto de aurora donde los pájaros en vano buscan anidar
Entre las mallas del tamtam a mi pesar se tambalea la tierra
Por el camino de los vientos cicatriz el peso de los hombros en destello
las noches de reclutamiento por la noche.
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EL ÁRBOL GRAN ÁRBOL
Tus hojas el hedor de los deseos las siegas de heno ciego los brazos de mar
Tus hojas de llaga medieval en el recuerdo de mis esplendores
tus ramas de hombros de mujer arada sobre la sed de las hierbas cortantes
árbol vuelto a comenzar tu cuerpo separé de tu cuerpo el caparazón de mis claridades
tu tronco de cribas renovadas
tu tronco de luz en el campo negro de las florinoches
tu tronco de raíz que ha tomado tronco y la maravilla la cama del caracol rodante
tu ramo tus raíces el fuego congelado de tus raíces y las masas de hombres aferrados a las ubres de tus dolores
el sufrimiento como un invierno en las fuentes de las profundidades.
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I
Llévame al fuego de barros de ranchos de mangos
Que seque la palabra límpida y termine la aridez
Donde estuvo el heno y toda cosa no cercada
Es hora de detener la errancia inmensa y es hora
De montar el canto a los continentes
Que pasan llamándonos en el altamar del mediodía
Oh inquietud, sal de espumas posadas sobre la muerte, mi negro país
Llévame al verano que no tiene primavera, grito.
II
Es la ciudad, muda en su arcilla. Es la selva verde, donde se escora la noche.
Estos son nuestros perros, que vemos lamer entre dos vientos. Perros grises, hechiceros flacos de nuestra ausencia, perros errantes. Hay mujeres, salvajes locas, y hombres, bocas sin dientes. Rojo de las fábricas, cosecha del año. No he nombrado al mar, que desposa
Un grito negro, desunido de la negra procesión. Este país
cierra el mar y sobre el ruido de los pueblos que se acercan
Atranca sus bastidores de arena, con sus cerrojos de rocas.
III
He hecho morada de tal grito, donde no hay tierra que se alce. Y no hay ninguna playa junto a los mares en los que he estado.
Aquel a quien el ciclón ha desviado, ese ve el lodo frente a la puerta, el sendero que conduce a las noches donde cada uno sobre la muerte vacila
Y escucha la tierra donde más de un nombre fue sepultado.
IV
Escucha el país, detrás del islote.
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GOREA
Vivía su grito que era todo un árbol: sus raíces se derramaban en torrentes, en llamados.
Fue a anudar en la garganta del tiempo lo crudo de las profundidades y sostuvo con la mirada más de una vela desnuda de viento.
No hubo espacio para decir adelantamiento, habiendo conducido entre orilla y altamar, en la isla del amarraje, donde los sueños de ayer matan a garrote los sueños de mañana.
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Autor: Édouard Glissant. Título: La sal del poema. Antología poética. Traducción: Adalber Salas Hernández. Editorial: Pre-Textos. Venta: Todostuslibros.
Turbio como su elocuenciq