Admiro a los creadores que abandonan su zona de confort y se lanzan a crear cosas nuevas. Y si además se embarcan en un proyecto sorprendente, arriesgado y alejado de toda moda, mi fascinación es máxima. Cruentos, relatos de terror en verso (Editorial Samarcanda, 2023), ofrece exactamente lo que propone: poesía, versos, monstruos, fantasmas e historias con principio y final. Todo a la vez, y además ilustrado. El resultado, ya lo adelanto, es exquisito.
Estamos ante un volumen de 40 relatos de diferente extensión, todos escritos en verso y muy dispares entre sí, como si el autor hubiera querido tocar todos los subgéneros del horror. Si escribir un relato ya es difícil, hacerlo en verso y además en un género con unos códigos tan férreos como el terror es todavía más complicado. Por eso asombra lo fácil que se lee, lo mucho que impactan estas pequeñas historias y cómo Carrión Márquez logra dejar poso en el lector.
Cruentos es una propuesta única para esta época de libros clónicos que infestan las mesas de novedades de librerías. Si lo ven, denle una oportunidad, abran una página al azar y disfruten de una exquisita pesadilla.
En Zenda hemos tenido la oportunidad de conversar con su autor J. A. Carretón Márquez para que nos hable de su obra.
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—Relatos de terror en verso. Poesía que cuentan historias y además de miedo. Nadie podrá negar que es algo distinto. ¿Cómo surgió la idea?
—De la manera más natural posible. Yo vengo de la música urbana así que mi relación con los versos se remonta a 1998 cuando conocí esta música y decidí ser parte activa de esa cultura emergente. Con el paso de los años mi espíritu creativo me empuja a nuevos formatos, y si añadimos mi pasión por el género de terror tanto en cine como en la literatura me aventuré a escribir unos versos oscuros que poco a poco fueron conformando la obra. Es cierto que no es algo común de encontrar, he hecho mis indagaciones, estoy ciertamente feliz de haber creado algo así y que haya salido de una manera tan orgánica.
—Pese a lo vanguardista de la propuesta, la temática bebe mucho de las leyendas clásicas: el fantasma, el demonio, la bruja… ¿Cuáles son tus referentes?
—Me nutro de muchísimas fuentes. Además de los clásicos y obligados autores de cabecera como Poe, Lovecraft, Shelley o King, consumo mucho cine y series. Pero gran parte de las ideas que me llegan al final vienen de lugares dispares. Desde anécdotas que escuchas por ahí hasta una noticia radiada. La realidad me parece la más cruda caja de inspiración. El creador tiene la obligación de salir a vivir y a escuchar, hay material valioso constantemente a tu alrededor. Por supuesto es una labor mentalmente agotadora a veces, muchos de nosotros llevamos el radar ejecutándose en segundo plano sin descanso todo el año.
—También dejas espacio para la crítica social e incluso el humor. Pienso en los relatos “Nadie sabe nada” y “Muerto”.
—“Nadie sabe nada” es inquietante y seguramente más cercano a la realidad de lo que a muchos nos gustaría admitir. Ese relato en concreto nació originariamente como canción. Creo que aproximadamente un 80 por ciento del material de Cruentos es inédito, pero existen algunas canciones que me encajaban perfectamente en el proyecto. Son como una semilla de lo que después escribí para el libro y que fui introduciendo en algunos trabajos musicales. “Muerto” pese a ser el más corto de todos deja un poso importante. Hay que buscar un buen propósito en la vida. Un proyecto ilusionante es lo único que nos llevará a vivir nuestros días sintiéndonos útiles. Muy mal debes estar haciéndolo para que un espectro no te envidie.
—Como padre, el relato “Martín” me ha dejado en shock. Tú también tienes un hijo. ¿Cómo te tomas estos terrores tan cercanos?
—El terror con niños siempre es delicado, pero si eres padre o madre más aún. Cuando me convertí en padre el terror se instaló en mí y supe que jamás de abandonaría. Está siempre ahí, agazapado y agorero. Llego a un parque y examino todo lo potencialmente peligroso de la zona, con sus posibles fatales consecuencias. Pero imagino que son cosas que van con el cargo. De repente tu felicidad depende del bienestar de ellos. Ser padre o madre es uno de los actos de valentía más grandes que existen. Pero son terrores que deben ser explorados. Es obligado transitar por caminos que nos resulten incómodos si queremos remover cosas. Puedo decir que “Martín” puede ser mi preferido de todos.
—La edición es exquisita.
—Muchas gracias, se le ha puesto bastante cariño. El equipo de Samarcanda me dio mil ideas geniales como el formato o el color hueso del papel. Han hecho un gran trabajo de maquetación y hemos estado muy encima de cada detalle. Me llegan muchos mensajes agradeciendo el cuidado en la edición.
—Y además lo ilustras.
Aproximadamente la mitad de las ilustraciones del libro son mías. Con esto me he divertido tanto o más que escribiendo los versos. Desde pequeño me ha gustado dibujar. Quizás no ha sido mi faceta artística más desarrollada pero vi una oportunidad para hacer la obra aún más personal y me metí de lleno a dibujar. Una persona muy importante para este libro ha sido Javier Suarez. Él es el responsable de las ilustraciones más orgánicas e inquietantes de Cruentos. Trabajadas con tinta china se implicó de una manera brutal en el proyecto y hemos tenido que dejar fuera bastante material maravilloso porque su volumen de producción era abrumador.
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