El poeta serbioestadounidense Charles Simic murió a principios de año. Pero, antes de abandonarnos, tuvo tiempo de ver publicado su último poemario, Sin tierra a la vista, un libro en el que el autor reflexiona sobre la proximidad de la muerte, los placeres de la vida y los momentos perdidos que ya no hay tiempo de recuperar. Un libro hermoso que, por así decirlo, nos invita a escuchar el pálpito de la vida.
En Zenda ofrecemos cinco poemas de Sin tierra a la vista (Vaso Roto), de Charles Simic.
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Casi invisible
Mosca enferma avanzando a paso lento y doloroso
por un alto y estrecho parapeto,
que pasa por la larga hilera de ventanales
con la imagen escarpada de los edificios en el horizonte
por donde el sol se oculta
indiferente a tu desdicha,
adónde acudir a pedir ayuda cuando el viento
llega en ráfagas desde el río Hudson
dispuesto a arrancarte las patas
para que sin alas te arrastres
por alguna de las lúgubres calles de abajo
junto a los otros también dejados a su suerte.
***
¿Soñando o despierto?
Un hombre me persigue en la calle
ofreciéndose a venderme un reloj de bolsillo.
Parece un antiguo predicador,
todo de negro y pálido como un fantasma.
El reloj de la estación de tren
se había parado a las once menos cinco.
El de la caja de ahorros
daba casi las tres en punto
cuando me abordó con su reloj
sin números ni agujas
él quería que yo lo estudiara y admirase
antes de preguntarle con la voz entrecortada por el precio.
***
Mañanas de invierno
Solía haber una hilera de cines
en esta manzana de edificios nuevos,
a los que iban los sintecho a calentarse,
las esposas a olvidar a sus maridos,
y uno o dos niños huyendo de la escuela,
para ver vaqueros y vampiros,
ladrones de bancos y cabareteras
haciendo lo que siempre hacen,
quedándose congelados en la pantalla
con la mirada desconcertada y perdida
hacia los coches de bomberos y policía
que sonaban lamentándose en la calle,
y después el estruendo del granizo,
azotando a la gente que se apresuraba a trabajar
dejando rastros de huellas mojadas.
***
Buscando problemas
No sabía que lo estaba haciendo.
Pensaba que estaba viviendo
una buena y tranquila vejez
acariciando la cabeza de los niños,
alimentando a las palomas en el parque.
Mi tranquilidad terminó
la noche que encontré a un hombre dormido
en la puerta de mi casa. ¿Cómo es
esto posible?, pensé para mis adentros
mientras pasaba por encima de él con cuidado.
Tres veces me levanté esa noche
y me acerqué de puntillas a la puerta, tratando de
oírle respirar. Por la mañana,
le llevé una taza de café,
pero se había ido, dejando atrás
su sombrero. Seguramente no esté lejos, me dije,
saliendo en bata y zapatillas
a la calle cubierta por la nieve,
asomándome a los portales a medida que avanzaba,
gritando: «¡Eh, señor! ¡Hermano!».
***
Pronóstico del tiempo
Un día soleado ensombrecido
por oscuros pensamientos,
y al caer la tarde
un cielo lleno de nubes
en sus trágicas vestiduras.
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Autor: Charles Simic. Título: Sin tierra a la vista. Traducción: Nieves García Prados. Editorial: Vaso Roto. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Gracias Charles.