A lo largo de la historia del cine se han rodado muchas escenas que pretendían ser un irrefutable alegato político, un inolvidable panfleto ideológico. Suelen ser estas escenas elementos fallidos, pues la política cruda y el arte refrito no suelen maridar en condiciones. No es el caso de la escena que abre hoy las Romanzas. En Forrest Gump, la obra maestra de Zemeckis, nos encontramos a un protagonista que sigue el modelo quijotesco: pese a que no es capaz de comprender la realidad con nitidez, realmente la procesa mejor que el más racional de los hombres. Encarnado por Tom Hanks, ahí tenemos a Forrest, soldado americano, subido a un escenario en Washington por error, frente a una comunidad enfervorecida de hippies que dicen no a la guerra. Ante el clamor popular, Forrest comienza un discurso que nunca sabremos cuál es, porque un oficial apaga el micro. Es de suponer que es, como todo en Forrest, un discurso tierno, inocente, alejado de la pretenciosidad y la traición de la política. Cuando acaba, el presentador, único oyente, está llorando. Entonces, entre las miles y miles de personas calladas que asisten al evento, sobresale una voz a Forrest debida. Son los gritos de Jenny, la mujer a la que ama incondicionalmente. La guerra y la ideología importan un carajo cuando ambos se abrazan en el estanque del monumento a Washington. Consigue Hanks, sólo con el rostro, ridiculizar tanto a infames belicosos como a impostados pacifistas.
Leía el otro día por ahí que se cumplen veinticinco años del estreno de Salvar al soldado Ryan, otra suerte de obra maestra, ésta dirigida por Spielberg, y ahí vuelve a aparecer la cara de Tom Hanks en primer plano, ese rostro que no es bello como el de Brad Pitt, ni chulesco como el de Bogart, ni elegante como el de Brando, ni perturbador como el de Nicholson. Es casi un rostro como el suyo y el mío, un rostro de andar por casa, una apariencia real que se cisca en los cánones de Hollywood. Quizá precisamente por eso hablamos del maestro de la actuación, del hombre que con más talento enseña en la cámara la gracia que quiso darle el cielo: el secreto está en la autenticidad.
Les puedo enumerar una serie de obras que harán que esa faz de hombre terrenal se aparezca en sus mentes. A las ya citadas, Forrest Gump y Salvar al soldado Ryan, podríamos añadir, qué sé yo y dejándome muchas en el tintero, Philadelphia, Apollo 13, La milla verde, Náufrago, Camino a la Perdición, El código Da Vinci, la voz del sheriff Woody en Toy Story o la última de sus magistrales apariciones en Elvis, reencarnando al coronel Parker. Todas estas grandes cintas no serían lo que son sin esa figura amable copando la mayor parte del cartel promocional, a veces luchando en Normandía, a veces perdiendo la chaveta en una isla desierta, tanto da. Sé que el título de la columna tiene un punto de falso debate, de debate imposible, de hipérbole presuntuosa si quieren. Sé que muchos lectores rebatirán con actores mucho más cualificados —les animo a hacerlo en los comentarios de ahí abajo—, pero, como hemos venido a jugar, déjenme afirmar con cierto orgullo de persona normal que, efectivamente, y a pesar de la corriente artificial de Hollywood, Tom Hanks es el mejor actor de la historia.
Gary Cooper, por Dios.
Jack Lemonn, the best
No. No lo es.
Tom Hanks es un producto típicamente norteamericano cuya fabricación consiste en crear una imagen idealizada de lo que se ha dado en llamar el hombre de a pie, en versión yanqui: en los años sesenta, al hombre común español lo encarnaban en la pantalla un José Luis López Vázquez o un Fernando Fernán Gómez, pero al americano medio lo interpretaba normalmente un Jack Lemmon, y en décadas anteriores un Henry Fonda, un James Stewart o un Gary Cooper, que, evidentemente, no tienen nada que ver con el personal que se ve cada día en una calle cualquiera de Milwaukee o de El Paso, pero a los espectadores de ambos lados del charco nos gusta creer que así son los norteamericanos de pie en la realidad. La diferencia entre Hanks y cualquiera de esos otros grandes actores, aparte de que los unos poseían un talento enorme y el otro, como mucho, va encajando en determinados papeles, es que no es lo mismo hacer cine bajo la dirección de John Ford, Billy Wilder, Henry Hathaway o Anthony Mann, que de Ron Howard o de Robert Zemeckis. Hanks tuvo mucha suerte cuando empezó a trabajar con Spielberg, con quien ha rodado sus mejores películas y ha interpretado a sus personajes más interesantes. Forrest Gump, la vi hace tiempo y me pareció una fábula nada inocente y bastante tramposa en la que seguimos a un personaje que, pese a sus taras, suele salir bien parado de determinadas situaciones como si en esos momentos precisos dichas taras no existieran: recuerdo con cierto sonrojo una escena en la que alguien se mete con su chica y Gump le parte la cara como si llevara toda su vida boxeando, sin atisbo de la torpeza que cabría esperar de él, talmente como si fuera un duro de película de Scorsese. En general la película no me disgustó, pero se echaba mucho de menos la magia de títulos inolvidables como Juan Nadie o Qué bello es vivir, por las que está claramente influenciada y de las que se encuentra a años luz.
Por lo menos, uno de los grandes. ¿Él más grande? ese es tema largo para una mesa con cervezas. Esas donde no importa tanto el veredicto, como la discusión.
Tom Hanks es un gran actor, pero el mejor de la historia… En mi humilde opinión el mejor actor, y que además también sigue vivo es Gary Oldman.
Muy acertado este artículo, en mi opinión. Un matiz, si se me permite: el título correcto es Camino a Perdición. De lo contrario pierde su gracia. Magnifica película, con Hanks en un gran papel y un inmenso Paul Newman
Perdón por llevar la contraria, pero en el artículo está bien escrito. El título correcto en español es Camino a la Perdición.
A eso me refería… Quien decidió el título en español eliminó el matiz y lo estropeó, en mi opinión. Quienes hemos disfrutado esa película sabemos por qué sobra ese «la». Es de justicia que a una buena cinta se la llame apropiadamente.
Muy de acuerdo. No hay otro actor en Hollywood mas completo que Tom Hanks, que igual puede ser tonto como genio como malo, cómico, romántico lo puede todo! Como es Castaway, a que otro actor te sentarias a mirar por tanto tiempo solo sin nadie mas sin aburrirte?
Daniel Day-Lewis
Daniel Day Lewis, es para mí el mejor actor de nuestro planeta…
Mi pie izquierdo; en el nombre del padre; petróleo sangriento; Lincoln; el último de los mohicanos; etc etc
Excelente actor. Diría que está entre los mejores, así como también Anthony Hopkins.
Yo creo que te olvidas de James Stewart, John Wayne, Kirk Douglas, Paul Newman y de otros tantos.
Es obvio que hay actores buenos, TOM HANKS , a mí es que me encanta, me quedé con las ganas de verle en persona en algún estreno o algún programa de TV . Tiene muchas películas muy buenas la gran mayoría.
Anda yaaaaaa! Alfredo Landa le da cuarenta patadas.
El mejor de la historia.., ¿quién inventó tal cuestión? Lo veo una soberana estupidez y no sabría decir quien es el mejor porque no me decanto por ninguno en concreto, me gustan muchos a los que los veo igual de buenos.
Edward Norton, Brad Pitt, Steve Buscemi, Daniel Day-Lewis.., por citar algunos. El mejor de la historia será uno para algunas personas y otro para otras, lo veo como una forma de empezar una discusión.
Creo que lo que tiene de valioso como actor Tom Hanks es que es creíble haga el papel que haga
Eso de decidir por el mejor actor, o el mejor vino o el mejor libro, no deja de ser nada mas que una opinion publicada. Y hay tantas como gustos y personas.