El día 17 de septiembre de 1665 falleció Felipe IV, un monarca que reinó durante cuatro décadas. A este gobernante le tocó vivir una época convulsa, en la cual tuvo lugar el final de la dinastía Habsburgo en España —después de la muerte de su hijo, Carlos II, sin descendencia— y en la que se aceleró el declive del imperio.
Felipe IV, ¿un rey pasmado?
Este rey español ha pasado a las páginas de historia con el apodo de «pasmado» por el gesto impasible de su rostro, retratado en diversas ocasiones por su pintor de cámara, Diego de Velázquez. Su gobierno estuvo marcado por luces y sombras, su enorme interés por la cultura —hablaba varios idiomas y llegó a escribir textos sobre moral y teoría de la historia— que favoreció el Siglo de oro, contrastó con su desinterés por la política que dejó el poder en manos de sus validos Conde-Duque de Olivares y Luis de Haro. El primero realizó una política basada en el belicismo, todas las riquezas —las que venían de América y las que se conseguían mediante la recaudación de impuestos— eran dispuestas para continuar con las guerras. Pero los triunfos de los primeros años de mandato no pudieron enmascarar la decadencia del imperio, y en 1659 tuvo que poner fin a los años de guerra con Francia y firmar la Paz de los Pirineos, un tratado que le supuso a España la pérdida del Rosellón, Cerdaña y los Países Bajos. A los tres años de la muerte de Felipe IV, también Portugal dejó de formar parte de un imperio español que ya no tenía en Europa la hegemonía del pasado.
Felipe IV, ¿un rey desenfrenado?
Si había algo que a Felipe IV le atormentaba era su deseo sexual. El rey estaba convencido de que todos los males del imperio español eran por su culpa, por su desenfreno amoroso. Si su adolescencia la había dedicado a la caza y las fiestas, su juventud y el resto de su vida el sexo fue el motor de su existencia. Su primera compañera fuera del matrimonio fue la hija del conde de Chirel, y a partir de ahí la lista se hizo eterna. El monarca no solo buscaba amantes en la corte, también en los burdeles. Su intensa vida amorosa era conocida por el pueblo y se compusieron hasta canciones que hablaban de sus aventuras de alcoba. Su ímpetu sexual le llevó a engendrar más de una veintena de hijos bastardos —Juan José de Austria fue el más famoso de ellos—, cuyas madres acababan ingresando en diferentes conventos. Un nuevo matrimonio con Mariana de Austria —que tenía 14 años cuando se desposaron, y con quien tuvo al enfermizo Carlos II, con quien despareció la casa de los Austria en España— no logró aplacar la furia del rey, que continuó con sus infidelidades y flagelándose por el castigo divino que él y España recibían por su hiperbólico libido.
Otras efemérides históricas del 17 de septiembre
El día 17 de septiembre de 1111 Alfonso Raimúndez, que pasará a la historia como Alfonso VI, se convirtió en rey de Galicia.
El día 17 de septiembre de 1497 Pedro de Estopiñán conquistó Melilla, territorio que se añadió a la Corona de Castilla.
El día 17 de septiembre de 1861 tuvo lugar en Argentina la batalla de Pavón dentro de la guerra civil que sufría el país.
El día 17 de septiembre de 1939 la URSS invadió Polonia, solo dieciséis días después de que las tropas nazis hubiesen entrado en el país.
El día 17 de septiembre de 1978 los dirigentes de Egipto (Anwar el-Sadat) e Israel (Menahem Begin) firmaron los acuerdos de Camp David en Israel.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: