El 6 de noviembre de 1837 murió ajusticiado Luis Candelas Cajigal, madrileño de Avapiés (en la actualidad Lavapiés), hijo de un carpintero, que se dedicó desde joven a robar y, sobre todo, a rendir y enamorar a todas las mujeres que se cruzaron con él. Después de muchas detenciones y huidas de la cárcel, la policía consiguió arrestarle, llevarle ante el juez y que le sentenciase a muerte por la gran cantidad de robos perpetrados. En el instante final de su vida paró la ejecución y le pidió al verdugo que le permitiese decir sus últimas palabras, deseo que se le concedió. Con voz clara, se dirigió al público que se encontraba en la plaza y dijo: “He sido pecador como hombre, pero nunca se mancharon mis manos con la sangre de mis semejantes; digo esto porque me oye el que va a recibirme en sus brazos. Adiós, patria mía. Sé feliz”. De esta manera se despidió de la vida. Murió el bandolero más famoso de Madrid y nació, en ese instante, el mito y la leyenda de Luis Candelas, ladrón que, cuando pudo, fue de “guante blanco” y por el que todas las mujeres de la Villa y Corte suspiraban. Era de dominio público que “las mujeres, de día, y sobre todo por la noche, dejaban su puerta abierta con el deseo de que Luis Candelas entrase a robar los dineros, las alhajas y si se le apetecía algo más…”.
Ante la potencia y el atractivo de un personaje de estas características, la escritora y licenciada en Comunicación Audiovisual, Publicidad y Bellas Artes Ana B. Nieto (Madrid, 1978) decide ficcionar de una manera original la biografía del famoso bandolero. La autora, para contar la vida de Candelas, se apoya en la joven figura del que llegaría a ser el famoso dramaturgo José Zorrilla y Moral. Nieto advierte en su capítulo final, titulado “Licencias y aclaraciones”, que “posiblemente Zorrilla y Candelas, a pesar de vivir en calles próximas, no se llegasen a conocer, pero al investigar y documentar la vida del famoso ladrón llega a la conclusión del paralelismo que existe entre Don Juan Tenorio y el burlador profesional en que se convirtió Luis Candelas”. En base a esa suposición, la autora hace que durante unos días convivan y corran juntos aventuras, creando un vínculo en el que el infante Zorrilla idolatre a Candelas.
Nieto se ocupa de describir de manera certera algunos de los acontecimientos históricos que ocurren en Madrid entre los años 1808 y 1837, desde el alzamiento contra los franceses del Dos de Mayo hasta los enfrentamientos por un lado de absolutistas frente a liberales y por otro el de los carlistas frente a los realistas. Son destacables las tramas que envuelven las conspiraciones de los opositores al poder.
En esa época se desarrolla el inicio del movimiento cultural conocido como Romanticismo, corriente artística que impregna a la sociedad. Que el pueblo adopte las modas románticas ayuda a dulcificar la idea del bandolero, convirtiéndolo en un personaje querido por sus vecinos. Alrededor de Candelas se crea la leyenda de un ladrón que fundamentó su mito en que “roba a los ricos para dárselo a los pobres… y que se fuga del presidio cuando le da la gana”, concepto romántico alejado de la verdad. Luis Candelas, en realidad, tenía al “todo Madrid” comprado, y con ellos era con los que repartía sus dineros para que, cuando lo necesitase, pudiese encontrar ayuda.
Ana B. Nieto describe un Candelas que lleva, gracias a su habilidad con los disfraces, una doble vida en la que unas veces es un potentado con intereses en Ultramar, en otras un culto intelectual amante de los libros y en otras el simpático burlador y bandolero.
La autora, a lo largo de los primeros capítulos, va saltando adelante y atrás en el tiempo para presentar la trama y los personajes y poner en situación al lector. Destaca la habilidad, por parte de Nieto, de poner la voz a hasta tres narradores: además del omnisciente, en casos puntuales, Pepe Zorrilla y Candelas narran sus impresiones y las aventuras que viven. Como corresponde a la actitud y lenguaje de un personaje descarado e ingenioso, la autora llena de ironía varios pasajes del libro.
Algunos años después del ajusticiamiento de Candelas, Pepe Zorrilla estrena, en el teatro de la Cruz, su obra cumbre, Don Juan Tenorio, en donde el protagonista es un hombre atractivo, gallardo, pícaro, irrespetuoso, egoísta y libertino; cualidades, todas ellas, compartidas con las del “bandolero que nunca derramó la sangre de sus víctimas”.
Con el tiempo, Luis Candelas pierde su aura de ladrón justiciero para convertirse en un vulgar bandolero “asaltadiligencias”; sin embargo, lo que quedó incólume fue el fervor de las mujeres que, a pesar de las burlas y engaños, salvo una, no se sintieron mancilladas.
Ana B. Nieto desliza, a lo largo de su libro, la idea de que “con Candelas empieza a nacer el donjuán por excelencia”. Para dar o quitar la razón a la autora, recomiendo esta novela de ficción histórica que seguro que no dejará indiferente a nadie.
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Autora: Ana B. Nieto. Título: Luz de candelas. Editorial: Edhasa. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Wooowww!!! Me ha encantado el paralelismo que la autora establece entre ambos personajes y, por qué no pudiera ser posible?
Me apetece muchísimo leer la novela y después de esta reseña aún más.
Ramón Villa esta vez sobre cinco estrellas te doy seis.
Muchas gracias, Olga