«Muchas veces he pensado si el mal no está puesto en el Universo como un tema de trabajo y un incentivo a nuestra curiosidad.»
Es una frase bastante precisa para describir el libro que descansa sobre mi regazo. Por muchos motivos. Tanto literales y como metafóricos. La trilogía Refranes, canciones y rastros de sangre, llega a su fin y no hay que dejar pasar la oportunidad de señalar (a aquel que no lo haya deducido ya) de qué versa la obra de César Pérez Gellida: El Mal. Así, con mayúsculas. El Mal en varias de sus vertientes. Disfrazado de secuestrador, de asesino, tráfico de armas, tráfico de personas… y lo que nos ocupa en A Grandes Males: masonería y poder. Dante y su Divina Comedia. En definitiva, el descenso a los infiernos. Un descenso que vehiculizan nuestros queridos (y muy maltratados por la vida y por el autor) personajes, con los que llevamos un trayecto de siete libros y varios años. Y es que ese es el fin último de este libro en particular, y de la obra de César: contarnos que el mal está en nosotros. Que si nosotros no le ponemos remedio no tendrá fin y la cosa solo puede empeorar.
Esa luz fría Algo se ha roto en mi interior. Tus ojos son de un negro perturbador. Me repetís que ya no hay nada. ¡Nada! Todo se esfuma a mi alrededor. Cada palabra es una espina. Tu decisión, mi guillotina. No puedo quitarme de vos. ¡No! Eres polvo blanco, heroína. Somos estrellas sin resplandor. Sigues impresa en mi retina. Salgamos juntos al exterior. Esa luz fría nos asesina. Salgamos juntos al exterior. Esa luz fría nos asesina. Algo se ha roto en mi interior. Soy presa de cualquier cazador. Me repetís que ya no hay nada. ¡Nada! En esta paz no hay vencedor. Cada palabra es una espina. Quiero morirme en cada esquina. No puedo quitarme de vos. ¡No! En blanco mi única rutina. Somos estrellas sin resplandor. Sigues impresa en mi retina. Salgamos juntos al exterior. Esa luz fría nos asesina. Salgamos juntos al exterior. Esa luz fría nos asesina. Nos asesina.
César es un portento de la escritura. Un animal narrativo que nos tiene muy mal acostumbrados. Ya no por el hecho de escribir novelas “insultantemente buenas”, sino porque escribe con absoluta brillantez desde el más puro situacionismo y eso es algo que está al alcance de muy pocos. Aplicar esta técnica de creación de escenas en todo lo que escribe es una de las cosas que le diferencia del resto de escritores. El motivo es simple: César es de los pocos que se dedica a contarnos sus historias, mientras que otros solo se dedican simplemente a reportar.
A grandes males es lo mejor que he leído en lo que va de año. Los 20€ mejor gastados del primer trimestre. Un thriller ambicioso, enorme en su estructura y con tantos giros del argumento que acabas por marearte. De esos libros que tienes que dejar reposar cada 30 páginas pero que eres incapaz de hacerlo. De esos que generan ojeras y se consumen con ansiedad. Un libro prácticamente perfecto al que solo puedo sacarle un defecto: Ya lo he terminado. ¿Y tú? ¿A qué esperas? Autor: César Pérez Gellida. Título: A grandes males. Editorial: Summa de letras. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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