Ana Patricia Moya obtuvo el primer premio del XLI Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro 2020 con un poemario, La balada de la soltera, que ahora ha ampliado con textos inéditos. En este libro, la autora se toma con humor no sólo sus propios problemas personales, sino el entorno doméstico en el que pasa los días. Y es que, como dice Elena Román en el epílogo, «que después del amor (…) hay que poner una lavadora, es un conocimiento que se adquiere con el tiempo… y con la poesía».
En Zenda ofrecemos cinco poemas de La balada de la soltera (Averso), de Ana Patricia Moya.
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LA MELODÍA
“Siempre que te pregunto que cómo, cuándo y dónde
tú siempre me respondes quizás, quizás, quizás.
Y así pasan los días y yo desesperando,
y tú, tú contestando quizás, quizás, quizás”.(Quizás, quizás, quizás — Osvaldo Farrés / Joe Davis)
En el hastío de los fines de semana
la soltera, perezosa, comprueba su teléfono
sin llamadas perdidas, sin mensajes que responder.
Puede ser que a ella se le haya olvidado la cita para el cine,
que esté ocupada con sus quehaceres domésticos,
quizás, quizás, quizás no eres suficiente,
o puede ser que a él le haya surgido un compromiso urgente,
que esté divirtiéndose en los bares con sus amigos,
quizás, quizás, quizás explore otros cuerpos.
Porque los silencios son más elocuentes:
el desenlace, una cena sin postre, película en blanco y negro,
tus manos colmando el deseo latente en el sillón
y en tu interior, soltera, una preciosa melodía:
quizás, quizás, quizás,
algún día,
el amor propio.
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NI VIEJA NI MALDITA
“A veces la vida viene como la carta más baja
rozamos con otros transeúntes
la suciedad de las aceras
habitamos los árboles, los pájaros
pedimos el pan como los pobres.
A veces
la vida viene como vileza.
Entonces nos aferramos a la suerte
frenéticamente”.Martha Kornblith
Ya no fumo ni bebo tanto
como antes
ya no escribo tanto
como antes
la gente ya no me interesa tanto
como antes
me da pereza fingir amabilidad,
construir vínculos,
amar y ser amada
—ya es suficiente—;
me contento con el salario mínimo
saber que mi familia y amigos se encuentran bien
tener mi casa limpia
mis estanterías llenas de libros
y pasear durante horas.
No he alcanzado metas elevadas
—tampoco lo pretendo: lo saben hasta mis enemigos—,
ni vieja
—casi cuarenta años:
ahora es cuando empiezo a vivir –
ni maldita
—eso vendía: ahora sólo se comercia con lo blando—;
y aquí estoy
resistiendo
pariendo poemas
con cariño y desprecio,
presentándolos a certámenes
para conseguir algún premio decente
vomitándolos a deshoras
mientras espero la cita con la psicóloga;
porque no, los poetas no somos criaturas especiales,
tan sólo somos sombras
en esta existencia tan desoladora
tan absurda
como la idea que defiende
que la poesía
salvará al mundo.
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ESPECIE SUPERIOR
“Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Andamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora”.Gonzalo Rojas
Sobreviviremos
a la melancolía del asfalto
con sus peatones más pendientes de las pantallas
que de las gotas de lluvia,
a comparar precios, meticulosamente, para invertir
los céntimos sobrantes en pan integral o leche desnatada,
a saciar el estómago con la única compañía
del televisor a todo volumen en la sala de estar
a interminables sesiones de sillón, manta y películas
añorando la proximidad de otro cuerpo,
a mendigar el afecto de amantes vagabundos
y su abandono cuando cumplen con sexo perezoso,
a la tentativa de requerir cita con un psiquiatra
que te auxilie con prodigios encapsulados,
sí, ten por seguro que sobreviviremos
al ocaso de la civilización, a las escasas ofertas
del supermercado, a las habitaciones vacías,
al dogma de los fornicadores apáticos,
estamos más que adaptadas a este infierno terrenal.
***
EL DESCAFEINADO
“La soledad, no el ocio como dicen,
es la madre del vicio”.Carmen Jodra
No me agrada el café
y, sin embargo, siempre dispongo
de un poco en mi casa para las visitas
me preguntan qué sentido tiene
poseer estos paquetes que nunca consumo
—en verdad, no me sienta bien: por eso no tomo—
supongo que lo que importa es el gesto
de prepararlo y verterlo, recién hecho, en una taza
—sólo su aroma intenso me resulta agradable—
para colocarlo entre las manos de las personas que aprecias
sin embargo, cuando me invitan a hogares ajenos
y no tienen en el frigorífico mi refresco favorito,
—aún sabiendo, de sobra, lo que siempre bebo:
soy un poquito especial y en casos concretos
sólo acepto sustitutivos—,
reflexiono acerca de lo mucho o poco que importamos a los que nos rodean
porque son esos pequeños detalles los que marcan la diferencia
entre los amigos y los conocidos, por un lado,
y por otro,
tener café de cualquier tipo en tu casa cuando te da asco
para luego ofrecérselo a alguien que no quiere nombrar lo vuestro
es un acto de generosidad propio de los inocentes que anhelan algo
en lo más profundo de su ser,
porque compartir da miedo,
da
mucho
miedo,
y a pesar de todo —y de todos y de todas— siempre habrá café,
siempre,
en mi casa
porque no me da miedo la entrega.
***
PLANES
Imaginaba los treinta con nómina mensual fija,
una hipoteca que sustentara un techo compartido,
con las habitaciones a rebosar de fotos de viajes
y con una biblioteca en constante crecimiento,
y aquí estoy, con la sombra de los cuarenta
sobre mi nuca, llorando frente al espejito
mientras me quito pegotes de cera y cavilo
en cómo ocupar el lunes (quizás repase la cocina,
quizás me entretenga con el temario de oposiciones
o quizás salga a la calle a caminar sin rumbo),
aquí estoy, resistiendo a la precariedad, a las embestidas
de hombres y mujeres sólo dispuestos al placer puntual,
en la misma casa familiar, con las mismas fotografías
y con mis estanterías quedándose vacías,
porque nadie nos preparó para el fracaso, nadie,
porque nadie nos explicó qué hacer con la vida
—ese chiste de mal gusto—
cuando se nos escapa por el sumidero.
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Autora: Ana Patricia Moya. Título: La balada de la soltera. Editorial: Averso. Venta: Todos tus libros y Amazon.
BIO
Ana Patricia Moya Rodríguez (Córdoba, 1982) ha trabajado como arqueóloga, bibliotecaria, documentalista, auxiliar de instituciones culturales, etc. Actualmente, busca empleo y estudia un Máster en Edición y Gestión Editorial. Autora de varios poemarios, entre los últimos, Píldoras de papel (Huerga & Fierro, 2016), La casa rota (Versátiles Editorial, 2019) y Carta de ajuste (Groenlandia, 2020). Sus poemas y relatos han aparecido en distintas publicaciones literarias, digitales e impresas, europeas e hispanoamericanas; también ha sido incluida en diversas antologías literarias (las últimas: Veinte con veinte: diálogos con poetas españolas actuales, Huerga & Fierro; Liberoamericanas, ciento cincuenta poetas contemporáneas, Editorial Liberoamérica y Ni diosa, ni dulce, ni serpiente, Diputación de Córdoba, 2021). Ha obtenido algunas menciones por sus textos: accésit del III Concurso de Relato Breve del Museo Arqueológico de Córdoba, 2009; finalista del I Premio Andrés Salom, categoría poesía, 2011; finalista del I Certamen de Poesía y Microrrelato Dinamo Literaria, modalidad microrrelato, 2015; segundo premio ex aequo de poesía del II Certamen Por amor al arte, revista Litteratura, modalidad poesía, 2015; finalista del III Premio Francisco Gijón de Microrrelatos de historia, 2016; finalista del II Premio de poesía Ellas, 2016; finalista del MálagaCrea, modalidad poesía, 2016 y 2017; finalista del VII Concurso de Microrrelatos Canyada D´Art, 2016; primer premio del III Certamen de Relato Artefacto, 2017; finalista del V Premio Nacional Poeta de Cabra, 2017; finalista del IV Certamen de Poesía y Microrrelato Dinamo Literaria, modalidad poesía, 2018; accésit del I Premio de Poesía Krelia, 2018; Primer Premio Certamen Ávila Joven, modalidad poesía, 2018; finalista del V Premio Javier Tomeo de Microrrelatos 2019; Primer Premio de Poesía Río Ungría, 2019; finalista de los Premios de Poesía Luz, 2019 y 2022; finalista del I Certamen Literario de Relato y Poesía de Encinas Reales, 2020; primer premio del XLI Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro, 2020; etc. Ha sido traducida parcialmente a seis idiomas. Entre los años 2016 y 2020 fue editora de Editorial Liberoamérica; durante ese periodo, dirigió las secciones Que la vida iba en serio (poesía española contemporánea) y El sótano del ornitorrinco (entrevistas sobre narradores, poetas, gestores culturales, etc). También, desde el 2017 y el 2022, trabajó para Odisea Cultural, con las secciones No es país para viejóvenes (coordinada junto al poeta Manuel Guerrero Cabrera) y Palabra de Argonauta (narradores contemporáneos españoles). Colabora como lectora / revisora en la revista universitaria de México La Colmena. Ha coordinado varias antologías, las últimas: Antología de poesía viejoven: casting de poetas sin foto (Editorial Versátiles, 2020) y OhDiosas (antología de poesía femenina; Ediciones Raro, 2023).
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