La editorial Visor publica la última entrega de la trilogía que Fernando Valverde comenzó con La insistencia del daño (2014) y continuó con Desgracia (2022). Ahora, con Los hombres que mataron a mi madre, el autor desvela la historia de su progenitora de tal manera que podría ser la de cualquier otro, pues este libro simboliza la tragedia de nacer mujer en un mundo legislado por hombres. Este poemario magnifica una voz que Charles Simic calificó como «la más original de su generación» y que ha dado lugar a poemas que Raúl Zurita considera «condenados a la inmortalidad».
En Zenda reproducimos cinco poemas de Los hombres que mataron a mi madre, de Fernando Valverde (Visor).
***
NUESTRA MADRE
Una tumba sin nombre.
Alguien había escrito: NUESTRA MADRE.
Pienso en ti,
pienso en el horizonte,
en la casa del mar donde soñabas
morir
porque la muerte podía ser hermosa,
podía haber llamado con ternura
y haber abierto el mar en tu camino,
un cambio de sustancia,
un abrazo con pena por el mundo.
Jamás volveré a verte,
trato de recordar aquella casa,
tu mirada perdida
buscando el horizonte,
el dolor en tu rostro pegado como sombra.
Busco en la soledad más solitaria,
en el dolor más íntimo,
detrás de la tiniebla que me habita,
y allí descubro ahora
una tumba sin nombre:
nuestra madre,
tantas veces violada
tantas veces
rota por la obediencia.
***
MUJER SANGRA UNA HERENCIA
Quiero olvidar tu muerte,
quiero olvidarte,
amanecer un día sin este miedo antiguo
parecido a una herencia
tantas veces cargada y recibida
en la desgracia,
tantas veces cruzando
una noche tras otra
para llenar de angustia
la vida
de una mujer o un pájaro.
Quiero olvidar tu muerte,
salir a caminar sin encontrarte
por las calles más grises
a las que debería
no regresar
para olvidarte,
para cerrar el curso
de la sangre que fluye
buscando una abertura:
otra oportunidad para la vida,
otra oportunidad para la muerte.
***
MADRE ENTRA EN EL MAR COMO EN LA MUERTE
Y la niebla besaba largamente
aquel rincón del mundo en que te hallabas.FRANCISCA AGUIRRE
Es la fosa del mar,
la tiniebla que habitas:
la noche que revela
el último misterio.
Nada persigo,
nada quiero saber
porque todo es dolor.
Solo el olvido busco.
Solo quiero olvidar,
frente a la pobre tumba de mi madre,
el mar que fue la dicha deshaciéndose,
las olas una a una arrepentidas
de su propia mecánica
regresan al abismo,
vuelven a ti,
se inclinan vagabundas
como lo hace la pena.
***
MADRE APARTA EL VENENO DE MI BOCA
Y me cayó en la boca… más veneno:
yo no he bebido nunca en otro vaso…ALFONSINA STORNI
Lo que hicieron tus manos fue salvarme
de la furia del mar.
Lo que hicieron tus manos fue romperse,
diluirse en el ácido.
Hubo sangre en las uñas,
hubo también tinieblas como espinas
clavadas en los dedos
por salvarme del mar y de los hombres.
Maldita sea la tierra
con su lengua rabiosa.
Maldita sea la estirpe miserable
de las buenas costumbres,
la familia
disuelta en el veneno
que limpiaban tus manos de mis labios
deshaciéndose allí como una sombra.
***
MUJER ENTRA EN EL TEMPLO
Es domingo.
En el templo los lobos
redimen sus pecados,
en sus bocas el cuerpo
quita el sabor a sangre,
suave es la gloria,
más suave es el perdón,
alcemos las plegarias,
pidamos al Señor por el eterno
descanso, pidamos por la luz;
convertidos los siglos en ceniza
probaremos la muerte,
es esa misma muerte:
se deshace en la boca
y guarda una palabra,
un juicio de tiniebla,
porque el pecado es siempre una mujer.
Los lobos están listos,
ya sujetan las piedras
—sobre esta piedra, Pedro—
puedes fundar la ira.
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Autor: Fernando Valverde. Título: Los hombres que mataron a mi madre. Editorial: Visor. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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