No eran textos pensados para un libro. Los escribió y luego los guardó en una pequeña bolsa —una bolsita, precisa — que metió en un cajón. Pasaron años hasta que consiguió leerlos. Algunos, la mitad, quedaron descartados y los tiró a la basura. El resto es el material de Isla con madre, la voz descarnada, sensible y apasionadamente humana de Andrés Neuman.
Palabras de Neuman:
*Es una carta de amor a quien ya no está para que regrese.
*Tenía el secreto deseo de conmover a mi mami.
Le daba miedo que no le gustaran los poemas que escribió durante la enfermedad de Delia Blanca Galán Casaretto, alguien que “ya es toda mar”. Neuman escribe poemas cortos, de intenso aliento emocional. Poemas de vida en la frontera de la muerte. Poesía de un viaje temporal que ocurrió hace ya tres lustros y que continúa, vívido, en la memoria del escritor.
Miro tus fotos que me miran.
Tenés la fortaleza
de quien aún no sabe qué le harán,
te reís con derroche.
Y me rodeo
con mis propios brazos
para abrazar en mí lo que hay de vos
Sí, había un libro. Una isla convertida en archipiélago en una segunda persona que trata de “recrear esa vulnerabilidad infantil de una lengua perdida”, como le dijo Neuman al periodista Alberto Gómez en el Aula de Cultura del diario Sur. La “mala prensa” del pudor y comprenderlo todo demasiado tarde en medio de un océano de escritura secreta, de rabia, despojamiento, la libertad creativa y el saber que hay personas con las que conectas y otras con las que sientes vínculo.
Delia Blanca Galán Casaretto fue “una luz encendida”.
Esta conversación íntima con su hijo. Una joya literaria. Un mar de presencias.
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