Anahí Mallol es una poeta y ensayista nacida en La Plata, Argentina, en 1968. Ha publicado once libros de poemas, Postdata (1998), Polaroid (2001), Óleo sobre lienzo (2004), Zoo (2009), Querida Alicia (2011), como un iceberg (2013), Una ciudad (2016), piedras (2018), Diario de la cárcel (2020), Historias de amor no (2021), Tanto hielo cobijó este fuego (bajo el heterónimo de Diotima, 2021) y dos libros de ensayos: El poema y su doble (2003) y La poesía argentina entre dos siglos: 1990-2010. Hacia una nueva lírica (2016). Ha recibido diversos premios del Fondo Nacional de las Artes y la Fundación Antorchas, entre otros. Poemas suyos han sido traducidos al francés, inglés, portugués, italiano, alemán, mapuche. Colabora en revistas de poesía y de crítica literaria nacionales e internacionales con poemas, ensayos, traducciones. Fue coeditora del sello SIESTA y miembro de la revista EXTRA.
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piedra
hay que ser como una piedra- me dijiste
y lo tomo porque creo
que sos una persona inteligente-
pero así y todo tengo
más preguntas que respuestas
porque ser
cómo
cuál
piedra?
una piedra completamente cerrada sobre sí
compacta, durísima, casi impermeable?
una piedra rugosa que permita
la adherencia de tierra saliva semillitas ínfimas
otras sustancias?
o una piedra completamente lisa y huidiza
una piedra con piel de seda
bella inasible dotada
de un movimiento y una vida propios
desde el primer empuje?
o una de esa piedras que tienen
un agua clara dentro
y se rompen y dejan
al desnudo su corazón y muestran
entonces que no eran de piedra entera sino de agua
que fluye y modifica y se deja ser
se deja estar
en ese irse de las aguas hacia no se sabe dónde?
una piedra, dijiste-
y una piedra quiero ser.
pero, qué piedra, querés
vos
que yo sea?
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la cualidad orgánica
no la piedra grande
colosal
que las personas viajan para ver en su esplendor
ni siquiera la piedra llamativa
por lisa o colorida por rara
o por parecerse a algo más
que un nene recoge en una playa
en el borde inexacto entre arena y agua
sino la piedra
perdida entre la hierba
piedra que nadie ve
que no tiene casi ni color
me gustaría ser
ahí medio enterrada
viendo pasar los caracoles en su raro apareamiento
los bichos bolita las hormigas
su rara persistencia que no ceja
los hongos creciendo alrededor en otoño
los bichos de luz que se ocultan entre la humedad del rocío
piedra y pasto en el verano
u oyendo el rumor el griterío
de ranas y cigarras y grillos
cada vez más profunda en el seno de la tierra
esa piedra quiero ser
ésa que es también un ser viviente.
***
la permanencia
de todos modos sí
a veces quisiera ser una piedra
esas tardes de júbilo pagano
con un marcado sentimiento de satisfacción
cuando el aire es ligero y los cuerpos
se dejan estar se dejan ir
y libres de peligro reposan
en la certeza de la estación como si ésta
no fuera a acabarse nunca no
se pudiera decir ahora
te toca a vos sos la próxima
que tendrá que irse y tu carne
se sabe cada vez más lejos de los árboles
de la exuberancia de las hojas y sus brillos
en el sol entonces
ser una piedra para no irse
nunca
de ahí o al menos
no ser la flor o el animal
que piensa mañana ya no voy a estar
sino el que se dice
fue un verano precioso
precioso
y nada más.
***
el precio
y si me preguntaras por la piedra
piedrita o moneda que se arroja
a la fuente para pedir un deseo
para que se cumpla
te diría que sí que la tires
confiado en tu fe
esperanza y caridad
pero que la tires como siempre
lo hice yo: con ganas y con olvido
no hay como olvidar enseguida
aquello que se ha deseado
no se sabe si la piedra piedrita o moneda cumple
no se sabe si el deseo como flecha
apunta a su objeto
pero se vive
intensamente y sin fisura
el instante único del deseo que se tiende
se estira en la mano que lanza
en el aire que el objeto hiende
en la piedra misma que alarga su paso
antes de caer
y podría decirte siempre que en la vida
lo que más deseaba
no lo tuve, no, y
lo que más temía
se materializó con fuerza y colorido
y aquello en lo profundo de no sé qué
aquello que no me atreví a desear siquiera
como esto que ahora
ves que soy
alguien que lee que escribe poesía
que se reúne con amigos
con aquellos corazones heridos
por la flecha de la palabra
a hablar
de libros de escribir de poesía
fue siempre y sin saberse el centro
no la piedra opaca o pulida
sino más vale la perla
que como defecto sale trabajosa de la valva inútil
como un cuerpo precioso y extraño
como excrecencia de opaco brillo
como presencia de lo que no
entendemos del todo
y es la vida misma
la palabra.
***
la finalidad
al final nunca me dijiste
o no dijiste claramente
qué clase de piedra
querías que fuera
o tal vez sí lo dijiste
entre silencios y gestos
más elocuentes que las palabras
ahora que hace tantos años
que ya no hablamos
o al menos no físicamente porque yo
sí que te hablo
te cuento cosas comparto recuerdos
a veces hasta te consulto y me parece
oír tus respuestas
y sobre todo después
del modo en que te fuiste que dejó claro
que había que pensar muchas cosas o
todo otra vez desde el principio
digo ahora
que aprendí a interpretar más allá de las palabras
los supuestos
sé cuál piedra
soñabas para mí
para nosotros
que cada uno fuera
la piedra que quisiera
la que mejor resonara con
la vida y su cadena
de azares encuentros desaciertos
errores
y no sé si perfilaste o no
la piedra que ahora es la que yo
contra toda vicisitud
quiero para mí
piedra muro de Pompeya
piedra coloreada
piedra que soporta el fresco
más bello de la historia
mujer detenida en el gesto
antes de escribir
bucle cincel pergamino
en el gesto de la espera
previo a la escritura y ya escrito
en la palabra
movimiento y fijeza de la piedra
que linda con el fuego
con el centro de la tierra
con el calor que licúa los sólidos
piedra que se resiste
a ser nada y revela
el corazón de la piedra
la verdadera piedra
la que escucha y llama.
Excelente
Bella quede empedrado
Piedras con alas.
Todo en ellas es silencio resumido.
Ojos fijos en otro mundo
mientras vuelven a caer
quizás
en ese espacio inexorable
de las convenciones.
(Por lo mismo también
pudiera ser que volarán.)
La eternidad es la memoria de las piedras.