Inicio > Poesía > 4 poemas de Caminar sola, de Yamila Transtenvot

4 poemas de Caminar sola, de Yamila Transtenvot

4 poemas de Caminar sola, de Yamila Transtenvot

Caminar sola es un intento de rescatar la memoria para capturar la sustancia infantil perdida. Un encuentro con la niñez libre de toda idealización y sumido en una atmósfera inquietante que saca a relucir la grieta que recorre el alma del poeta. Así, el poemario se divide en dos partes: el encuentro con la infancia y el alejamiento progresivo de la misma.

En Zenda ofrecemos cuatro poemas de Caminar sola (Pre-Textos), de Yamila Transtenvot.

***

2

Tenés una espalda hecha de membrana dura.
Cuando naciste tu abuelo te reconoció por la
espalda te formaba el mismo material ancestral
el hierro que se transmite de sangre en sangre
una órbita que persevera más allá del frío del océano Atlántico
o la humedad de las latitudes del sur.

***

3

Falacia del origen:
aquí empieza.

***

4

En la casa en que crecí había un samovar.

Plateado, precioso. Quizás el único indicio de nuestra herencia rusa. Yo no le quitaba los ojos de encima, me volvía a verlo cada vez que me encontraba cerca de él. No supe su nombre hasta muchos años después.

Ni su nombre ni su utilidad. Ese samovar nunca hizo un té bajo mi amorosa vigilancia. Era un objeto que habitaba en un rincón del living comedor, participando en silencio de nuestro cotidiano – un testigo delicadísimo, olvidado delante de nuestros ojos.

Pasaron los años y el samovar allí, inmóvil, de pie junto al modular – inmutable.

Mi hermano crecía, yo crecía – el samovar se mantenía intacto. Ni siquiera el polvo le afectaba.

Si me hubiera animado a la fantasía recurrente de escaparme del hogar, me hubiera llevado: a mi hermano y aquel samovar.

Probablemente no hubiera llegado muy lejos pero me hubiera sentido satisfecha.

Tiempo después me enteré de que el ruso era el idioma en código de mis bisabuelos. Sólo ellos sabían hablarlo. Lo usaban para transmitirse información delante del resto de la familia, sin que nadie pudiera adivinar de qué hablaban, como perfectos espías rusos. Mi bisabuela leía a Pushkin y a Dostoevsky en idioma original.

Las familias gustan de los secretos.

No tener un nombre para darle a aquel trofeo ruso y platinado me regaló años de inagotable curiosidad – un asombro que se renovaba a fuerza de incertidumbre.

No dar un nombre a las cosas es conceder un lugar al misterio y a la reinvención. De alguna manera – una suerte de secreto. Un acto de ocultamiento imperfecto porque deja rastros.

El único destino noble de todo secreto es el misterio.

***

5

Océano inacabado.

Nado
con brazadas violentas para no ahogarme. Dejo
que las olas, de a ratos, jueguen a romper sobre mi cabeza.

No tengo recuerdos tristes o felices.
Estas imágenes son mareas que cruzan y
se alejan.

La familia es el mar inmenso.

Soltar el pasado:
más que olvidar
dejar que las corrientes vengan hasta mí.

—————————————

Autora: Yamila Transtenvot. Título: Caminar sola. Editorial: Pre-Textos. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

BIO

Yamila Transtenvot (Buenos Aires, 1987) es escritora, investigadora, traductora y docente. Formada en el teatro independiente, fue integrante de la Compañía Teatral LESA, con la que recorrió gran parte de Argentina. Su obra dramática incluye Trágico o la guerra (premio de la Residencia CASA 2017). También ha participado en los libros de poesía Territorxs (Tipas Móviles, 2019) y Casa Vacía/Empty House (The Song Bridge Project, 2021).

4.1/5 (113 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Danilo
Danilo
1 año hace

Se quedo sola….