Ya está disponible en las librerías el tercer volumen de la serie de ensayos del doctor en Ciencias políticas y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Ginebra, Marcelo Gullo Omodeo (Buenos Aires), en los que retrata la huella real que España dejó en Hispanoamérica. Entre sus últimas publicaciones se encuentran los ensayos titulados Madre Patria y Nada por lo que pedir perdón, en los que aborda las distintas influencias positivas y negativas que ha dejado España al descubrir América para replicar, en el Nuevo Continente, su forma de vida. En octubre del presente año la editorial Espasa publicó su último ensayo, titulado Lo que América le debe a España, libro en el que analiza detenidamente la aportación española al Nuevo Mundo, desmontando punto por punto el relato que construyeron los enemigos de España al difamar y distorsionar los logros de su Historia por medio de multitud de libelos que publicaron y con los que se permitieron contar una historia mentirosa y falsa de España. Hoy en día lo peor de esa leyenda negra es que hay una parte de españoles que la han adoptado, y en su cerrazón e ignorancia creen las falsedades inventadas. Marcelo Gullo, en el ensayo que analizo, reconoce que se puede afirmar con rotundidad que “esa falsa Historia es el origen de la falsa política que distorsiona la realidad”.
En su ensayo, Marcelo Gullo analiza, entre otros temas, en profundidad la sentencia del que fue presidente argentino, Juan Domingo Perón, en la que afirmó: “La historia, la religión, y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina a través de su vertiente hispánica, en la que el heroísmo y la nobleza, el ascetismo y la espiritualidad alcanzan sus más sublimes proporciones”. Perón llega a esta conclusión al considerar que el origen de la cultura latina y, por ende, de la latinoamericana, se deriva de los fundamentos culturales, filosóficos y jurídicos que tienen su origen en las milenarias Atenas, Roma y Jerusalén. En estos tres enclaves se dictaron leyes, enunciaron teorías y teoremas, surgieron religiones y Mesías que dieron origen a pensamientos de los que nacieron auténticas revoluciones que hicieron cambiar la forma de pensar y comportarse en el mundo Occidental.
Marcelo Gullo se suma a muchas voces que hay en el mundo hispano e incluso, como hemos visto, angloparlante, en donde cobra fuerza la afirmación de que “España ha demostrado que como ha tenido voluntad de ser en América, ha pasado a la voluntad de hacer en América”. Gullo recupera las sentencias de uno de los más prestigiosos historiadores hispanistas, John Elliot, quien afirmó: “Ni la historia de España se entiende sin América, ni la de América sin España”. También recupera la opinión de Pedro Albizu Campos (líder independentista portorriqueño), quien sostuvo que “aquel que no es orgulloso de su origen no valdrá nada nunca, porque empieza por desprenderse a sí mismo. Por eso nosotros veneramos el nombre de España, porque significa la ciencia del derecho, las ciencias positivas, la ciencia de la moral y la tradición cristiana de nuestro pueblo”.
Marcelo Gullo reconoce que el nacimiento de la América Española comienza desde el momento en que España logra “hacer público el conocimiento impreciso de la existencia de tierras allende del Gran Mar”. Este conocimiento, con los sucesivos descubrimientos y conquistas realizadas por los españoles, permitió plasmar las nuevas tierras en los globos terráqueos y en los mapas. Fueron tiempos en los que los cartógrafos se convirtieron en notarios de la revolución geográfica, ya que, efectivamente, “España descubrió un Nuevo Mundo y engendró un Pueblo Nuevo”, pueblo que nació del mestizaje que impulsaron desde el primer momento los Reyes Católicos y ratificado por sus sucesores mediante las Leyes de Burgos y de Salamanca.
Gullo recupera para su capítulo titulado “La conquista del territorio que hará realidad la Hispanidad” el pensamiento del escritor y político argentino Arturo Jauretche, quien afirmó: “Ahora me doy cuenta de que somos mucho más españoles de lo que creemos, pero mucho más. Y eso, que afligía a las antiguas generaciones económicamente anglófilas y culturalmente francesas, es ya motivo de nuestro orgullo contemporáneo”.
Uno de los hechos diferenciales de la conquista es que ésta no habría sido posible sin la alianza y ayuda que prestaron a los españoles las decenas de tribus que eran enemigas acérrimas de los imperios mesoamericanos, tribus que durante mucho tiempo fueron masacradas e incluso literalmente “comidas”, durante siglos, por los pueblos aztecas, mayas, caribes, etc. Naciones dominantes de los imperios precolombinos que encontraron los españoles al descubrir sus territorios.
España, en su afán de replicar su organización administrativa, cultural, jurídica, económica y militar, no hizo más que seguir lo ya conocido: simplemente repitió lo que hicieron los romanos en Hispania hacía diecisiete siglos.
El mestizaje está unido a la división administrativa en virreinatos, con la fundación de cientos de ciudades a lo largo del continente, la construcción de infraestructuras que comunicasen esas ciudades, así como la creación de decenas de colegios reales que, junto a las resecciones jesuitas, se ocuparon de la educación y de la evangelización. Desde el principio, España tuvo la voluntad de enseñar y formar a quienes vivían en los virreinatos. Para ello creó en el Nuevo Mundo treinta y tres universidades en América Central y del Sur. Exactamente igual sucedió con hospicios, hospitales y monumentos. Estos actos demuestran que la única intención que los motivaba era construir una sociedad que se pudiera vivir en paz, con sus familias, evitando el exterminio de los nativos. Los ingleses, franceses, alemanes, neerlandeses, etc., demostraron que su único interés era convertirse en imperios depredadores que no respetaban la vida de los nativos. Son suficientemente conocidos los genocidios ocurridos en suelo norteamericano, los cuales llevaron a la desaparición de multitud de naciones nativas. Sin embargo, los habitantes nativos del Nuevo Mundo hispano convivieron en paz con los españoles, llegando incluso a mezclar su sangre y dar origen a millones de mestizos. Gullo argumenta que “contra la voluntad de los nativos, ningún dominador habría sido capaz de imponer su religión y de vivir en paz y concordia durante cientos de años”.
Gullo recuerda en su libro que cuando en el siglo XIX los virreinatos se convirtieron en naciones independientes, en general, su situación económica y social era mucho mas pujante y avanzada que la de sus vecinos del norte. Con el tiempo, los Estados Unidos de América, surgidos de la independencia del imperio británico, terminaron colonizando y empobreciendo a sus vecinos del sur.
Podría continuar destacando multitud de citas realizadas por personalidades que respaldan las afirmaciones efectuadas, a lo largo de su ensayo, por Marcelo Gullo. No obstante, creo que es mejor que el lector las descubra por sí mismo y, de paso, se recree en analizar la manera en que de forma interesada y artera se manipuló la Historia de España. Con el interés que existe hoy por conocer nuestra Historia a través de lo que cuentan investigadores, historiadores y documentados escritores, el número de descreídos en nuestro pasado disminuye. Llegará un momento en que se conocerá la verdad de lo acontecido, sin tener una visión contaminada por las leyendas negras y las corrientes presentistas que insisten en juzgar el pasado con ojos del presente. El ensayo de Marcelo Gullo Omodeo es, al igual que los anteriores que ha escrito, imprescindible y muy recomendable para formarse una opinión certera de lo que ocurrió.
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Autor: Marcelo Gullo Omodeo. Título: Lo que América le debe a España. Editorial: Espasa. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Bienvenido un libro de estas características. Hoy en dìa todo el mundo tiene derechos y ninguna obligación. Todo el mundo, o la mitad de él, quiere que le pidan perdón. Primero, pagad lo que debéis. Si, sr. Obrador, todo lo que usted es, toda su educación, formación, cultura y riqueza, se las debe a España y a Europa. Si le despojaran de todo ello, usted no serìa nada, ni nadie.
No sé, no sé… Conozco varios latinoamericanos jóvenes, de aceptable nivel cultural, que solo ven la masacre y el expolio, que los hubo, claro, pero están ciegos a las cosas positivas, que también las hubo. Las luces y sombras de siempre. Por otra parte también conozco un puñado de nacionales que ven lo mismo. El cerebro humano es granítico y la pobreza de espíritu necesita de asideros para sobrevivir.
Visto así, es probable que la conquista de América fuese un poco como la romana, pero con menos medios y más desorganizada. Habría tratados, aliados y masacres. La diferencia pudo ser la religión, un asidero y una moderación para algunos, eso sí, sustituyendo el temor a los enemigos por el temor a Dios
Cuanto le estaran pagando a MARCELO GULLO por tratar de cambiara la HISTORIA de AMÉRICA… Acaso, el tal MARCELO se ha olvidado de los historiadores y filósofos como EDUARDO GALEANO con su ya famoso libro «Las venas abiertaS de América Latina» o del filósofo Enrique Dussel con su ya reconocida investigación sobre la Filosofía de la Liberación, donde ambos (y muchos otros investigadores) han echo público el genocidio cometido por los ESPAÑOLES durante la CONQUISTA y los siglos del COLONIALISMO… Hay que ser un ciego y sordo para pretender negar todas esas masacres…
Ni he leído al señor Gullo ni al señor Dussel. Pero me llama la atención (bueno, no tanto) que el señor Carlos, que escribe el mensaje, da por supuesto que a uno le pagan oscuros intereses y al otro no. Uno está empujado por las tinieblas y el otro por la luz betífica de los que están en posesión de la VERDAD…
Por cierto, el señor Galeano ni era historiador ni filósofo. Dejémoslo en periodista resultón. Con un gran club de fans, pero ni más ni menos.