Dos componentes se entrecruzan en Domingo, el álbum del autor brasileño Marcelo Tolentino: el espacio familiar y el espacio de la aventura. La intersección es fértil, afortunada, demuestra la capacidad de fusión de los álbumes ilustrados, su naturaleza novelesca. Idilio y aventura se unen en Domingo. El elemento aglutinador es la imaginación, la fantasía del niño. En la fabulación quimérica de Martín, su joven protagonista, el encuentro convencional (la reunión familiar de los domingos en casa de los abuelos) da paso al deseo de cambio, de ruptura del tiempo y espacio cotidiano (“Martín decidió que ese domingo sería diferente. Daría la vuelta al mundo”). Para ello contará con un escudero, su perro Fubá (“Martín y Fubá partieron hacia lo desconocido”).
Lo desconocido es el espacio exterior imaginable (selvas, océanos, desiertos, el Polo Sur…) y el punto de partida es la realidad doméstica (el frigorífico que abre papá, el bizcocho de chocolate fundido que prepara mamá, la camiseta con una calavera pirata en el pecho que tiende la abuela…). Las dobles páginas de interiores fielmente representados (todo el álbum está construido a partir de ellas) da paso a paisajes exuberantes de colorido exótico y formas colosales. Un punto de fiebre (la fantasía desatada por el aburrimiento y encauzada por el juego libre de la imaginación) mezcla elementos de ambos mundos: los huevos del frigorífico se funden con las montañas de hielo, el bizcocho de mamá es un volcán en erupción, el perfil del rostro del abuelo se convierte en dunas de arena que transitar sobre camellos… Martín y Fubá son personajes de novela de aventuras, expedicionarios del reino de la imaginación. El perro juguetón aporta una dimensión cómica a la aventura (es un dignísimo corcel, al tiempo que puede levantar la pata y orinar en el esplendor de la selva). Es el compañero perfecto.
El cansancio y la nostalgia (una variante sentimental del viaje fantástico del Max de Donde viven los monstruos) son los causantes del regreso a la tarde de domingo, la vuelta al espacio de la realidad. Empieza entonces el relato de lo vivido (Martín cuenta su aventura a la abuela) y, con ello, el inicio de otra aventura y la revelación de la clave estética de la obra: en iris y pupilas de la mirada amorosa que lo observa está contenido el universo. La mirada doméstica, el lugar de donde venimos, es el trampolín para nuestra forma inexorable de imaginar. Idilio y aventura se muestran como dos dimensiones consustanciales del ser humano, presentes en estado puro en la mente del niño, en nuestra capacidad de simbolizar y jugar.
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Autor: Marcelo Tolentino. Traductora: Esther Rubio Muñoz. Título: Domingo. Editorial: Kókinos. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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