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Un duelo psicológico

Un duelo psicológico

La ópera prima de Francisco Lorenzo es un thriller a la gallega que bebe directamente de las fuentes de Pierre Lemaitre y J.D. Barker. Se trata de un duelo a la gallega entre un Sherlock y un Moriarty contemporáneos que arranca con el hallazgo del esqueleto enterrado con un orificio de bala en el cráneo y sin ningún diente, salvo un incisivo de oro. Pero lo más extraño es que ese escenario es idéntico a la portada de una novela publicada hace algún tiempo.

En este Making of, Francisco Lorenzo cuenta el germen de El manipulador (Roca editorial).

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El germen de El manipulador surgió a raíz de mi pasión por la psicología del ser humano. No soy psicólogo, pero sí un estudioso autodidacta de cuestiones como las raíces de la conducta humana o los efectos de la persuasión en nuestro cerebro. Pensé: «Quiero escribir un duelo psicológico con giros constantes, en el que ni los personajes ni el lector sepan qué va a pasar a continuación. Y que, cuando pase, se queden boquiabiertos».

También soy admirador de las historias en las que el creador, a lo largo de la trama, va soltando pequeñas pistas, detalles a los que ni siquiera prestas atenciones, pero que, al final, se unen y te sorprenden con un desenlace imposible de olvidar. Algunas referencias claras de ello son las novelas y relatos de Sherlock Holmes; El asesinato de Roger Ackroyd, de Agatha Christie; o la película Seven.

"Sé cómo quiero que empiece la historia, cómo quiero que termine y algún evento crucial que debe aparecer en medio. Después, conforme redacto, voy uniendo esos puntos clave y se van generando otros que incluso a mí me sorprenden"

Con estas dos semillas plantadas en mi cabeza, se me ocurrió enfrentar a un defensor de la ley y a un criminal en un ambiente gris y, al mismo tiempo, atractivo: los lluviosos diciembres de Santiago de Compostela. Pero su enfrentamiento no es como el de las novelas de misterio que siguen la fórmula whodunit para adivinar quién ha cometido los crímenes. En El manipulador, el lector se pregunta cómo y por qué demonios los ha cometido.

Cada escritor tiene una forma propia de crear historias, eso no es ningún secreto. La mía es la siguiente: sé cómo quiero que empiece la historia, cómo quiero que termine y algún evento crucial que debe aparecer en medio. Después, conforme redacto, voy uniendo esos puntos clave y se van generando otros que incluso a mí me sorprenden.

“Sorpresas constantes”

Lo más difícil creo que fue el inicio. Sabía con qué evento clave quería que empezara, pero no tenía clara la mejor forma de narrarlo. Hubo varios textos previos al definitivo. Uno de ellos empezaba con la entrevista de un personaje en la radio. Otro, con el protagonista encontrando un esqueleto enterrado, oculto por un acertijo que su oponente le había dejado. Prólogo aparte, creo que el actual es el que mejor le sienta al conjunto de la novela y el que más interrogantes plantea.

Con el texto ya escrito, otra de las partes más complicadas fue adaptarlo al funcionamiento policiaco de nuestro país. Quería que fuese lo más fiel posible a la realidad. Para ello, conté con la inestimable ayuda de una criminóloga de confianza que me descubrió aspectos que desconocía por completo. Tuve que readaptar ciertas cuestiones, pero fue un reto motivador. El resultado ha sido una novela en la que todos los aspectos policiacos y criminológicos tienen una base realista. Todos excepto uno, para el que me tomé una licencia creativa y que no habría podido cambiar ni siquiera documentándome antes de escribir. Dejo al lector el desafío de descubrir cuál es.

"Sé cómo quiero que empiece la historia, cómo quiero que termine y algún evento crucial que debe aparecer en medio. Después, conforme redacto, voy uniendo esos puntos clave y se van generando otros que incluso a mí me sorprenden"

Hay quien me pregunta «¿No sería mejor que primero te documentases y después escribieses la historia?». Como ya he dicho, cada escritor tiene su propia forma de crear historias. En mi caso, prefiero dejarme llevar por la historia, narrar lo que la trama y los personajes me piden (aunque a veces consulte ciertos detalles básicos en internet, por ejemplo cómo funciona un keylogger) y, después, adaptar ese resultado a cómo funciona el mundo real. De lo contrario, me sentiría condicionado y limitado. Y el resultado no sería el que es. Vale que dos personajes han tenido que dejar de ser amigos, que el protagonista no ha podido dirigir el caso principal y que, en ocasiones, ha llegado a ciertas conclusiones de una manera diferente a la inicial. Pero considero que ha quedado mucho mejor así que si primero me hubiese documentado. Por supuesto, no he forzado nada para que encajase en la historia; me las he arreglado para que todo, absolutamente todo, tenga sentido y resulte creíble de acuerdo con la realidad de nuestro mundo. Todo un reto, aunque ha sido muy estimulante.

En definitiva, a quienes les gusten los personajes con mentes privilegiadas, los enfrentamientos psicológicos, los detalles que parecen insignificantes y terminan por no serlo, los interrogantes que van surgiendo uno tras otro, los giros inesperados y el suspense continuo, encontrarán en El manipulador una novela que les hará disfrutar e, incluso, por qué no, dejar las marcas de las uñas clavadas en las páginas del libro.

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Autor: Francisco Lorenzo. Título: El manipulador. Editorial: Roca. Venta: Todos tus libros.

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