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La eternidad cabe en un puñado de párrafos

La eternidad cabe en un puñado de párrafos

“Porque el mismo universo se creó para que un día pudiera llegar a construirse el edificio”.

Pocas veces se puede describir el argumento de un libro en cinco palabras (la construcción de un edificio) y que su lectura pueda llegar a generar ríos de tinta por su complejidad, sus innumerables capas, los matices sutiles y la siembra de ideas por parte del autor con una minuciosidad casi matemática.

Y eso es lo que ha conseguido el autor de El edificio, Santi Pérez Isasi, publicado por la editorial El Transbordador. Todo es diferente en esta obra. La presentación, para empezar, no tiene su habitual inicio, nudo y desenlace. Se basa en un recopilatorio de pequeños relatos, fragmentos de historia de apenas un párrafo cada uno. El tema, a pesar de que siempre se centre en el edificio, navega en el tiempo y el espacio para explicar de forma cronológicamente desordenada la trama. El lenguaje, que va dando saltos de una delicada prosa poética a una descripción periodística propia de noticia corta u, otras veces, a la altivez de un estudio histórico bañado en épica. Es una potente hibridación entre géneros, entre temas, entre estilos.

"A los que disfrutan de buscar referentes, encontrarán aquí a Borges invadiendo los márgenes de las hojas, pero también a Cortázar, a Angélica Gorodisher, a Silverberg, a Ted Chiang"

Es difícil dar demasiados detalles del libro que lo destripen porque no hay un hilo argumental propiamente dicho. El placer de su lectura se basa precisamente en dejarse llevar por sus historias, entrar en ese universo en el que todo es el edificio y nada lo fue, dejarse mecer por la información deslavazada que, como los mimbres de un complicado cesto, van entrelazándose poco a poco, sin darse uno cuenta, hasta fundirse en una historia completa, sin inicio y sin final.

Aun así, se puede describir su parte física, la corpórea y tangible: 169 páginas, 151 capítulos brillantes, una evocadora portada sobre la inmensidad del protagonista del relato y un prólogo de Daniel Pérez Castrillón que bien podría considerarse un capítulo más, introduciendo a los incautos lectores por la puerta principal para que ya no puedan salir.

"Sí, es fantasía, es ciencia ficción, es historia y es imaginación, porque el edificio lo puede ser todo. Pero, en esencia, es la crónica de una eternidad"

A los que disfrutan de buscar referentes, encontrarán aquí a Borges invadiendo los márgenes de las hojas, pero también a Cortázar, a Angélica Gorodisher, a Silverberg, a Ted Chiang, incluso algunos toques de humor cervantino. Están todos porque hay sitio de sobra en este edificio infinito que nunca y siempre existió, que lo alberga todo y a todos.

Que los lectores ávidos de persecuciones espaciales, aventuras, buenos y malos se alejen de esta obra. Sí, es fantasía, es ciencia ficción, es historia y es imaginación, porque el edificio lo puede ser todo. Pero, en esencia, es la crónica de una eternidad.

Es muy meritorio que una editorial como El Transbordador, madura pero joven y renovada como el propio Edificio, se haya atrevido con una obra tan poco ortodoxa e inclasificable. Para un público acostumbrado a series de televisión eléctricas, que pide acción constante y tramas arquetípicas, esta novela corta será vista como algo extraño. Pero estos saltos de fe son los que descubren joyas como esta.

"Y al terminar el libro, lo único que queda es la necesidad de releerlo de nuevo para encontrarle nuevos significados y volver a ser testigos del auge y caída de un edificio que bien podríamos ser cada uno de nosotros"

En resumen, esta es la historia de la arrogancia de los hombres y de la grandiosidad de un sueño que pierde toda perfección cuando se traslada a la realidad. De la más poderosa imaginación y también de la mayor estupidez de una humanidad que levanta obras colosales para destruirlas luego con la misma facilidad. De la falsa ilusión de las leyendas, contadas sólo por unos pocos y en breves fragmentos. De las pequeñas vidas de los habitantes del edificio o de los grandes hitos de una especie que llegó a la cúspide con una obra inmortal. De la irrelevancia de los grandes acontecimientos y de lo breve de la eternidad. De que todo, visto con la suficiente perspectiva, es una paradoja.

Y al terminar el libro, lo único que queda es la necesidad de releerlo de nuevo para encontrarle nuevos significados y volver a ser testigos del auge y caída de un edificio que bien podríamos ser cada uno de nosotros.

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Autor: Santi Pérez Isasi. Título: El edificio. Editorial: El Transbordador. Venta: Todos tus libros.

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