La escritora estadounidense Joyce Carol Oates, autora de más de un centenar de obras, asegura que le gusta «tener una cartografía» de lo que va a escribir, y admite que el libro «a veces va al sitio donde pensaba», pero otras tiene «la sensación de que la historia se escapa de las manos». «Yo sé lo que pretendo, no soy una narradora inconsciente, sé adónde voy», ha explicado este jueves Oates (Lockport, Nueva York, 1938), que ha participado de forma telemática desde EEUU en el tercer festival literario de América y Europa Escribidores, que tiene como sede principal Málaga. Desvela que una vez publicadas sus obras no las vuelve a leer, pero cuando hace una antología de sus cuentos sí los revisa, y al regresar a textos que creó hace veinte años piensa que ahora «los escribiría de una forma totalmente diferente».
A Oates le resulta difícil elegir entre sus propios libros, aunque apunta que Blonde, la novela sobre Marilyn Monroe, tiene «una carga emocional muy fuerte. Al final del día terminaba agotada de escribir al poner tanto de mí en la obra». Sobre la adaptación cinematográfica de este libro para Netflix, apunta que le «encantó» la actuación de Ana de Armas, y el hecho de que una actriz cubana interpretara a Marilyn le pareció «fascinante». «También es muy interesante que se reflejaba la diferencia entre la persona y el personaje, y Ana de Armas mostró los dos lados», ha añadido Oates, que cree que la película posee «un ambiente perturbador que tiene que ver con el género del terror, y la elección de la música es interesante para generar esa sensación de miedo».
Está convencida de la utilidad de redes sociales como X, a través de las que conoce a gente a la que «no conocería de otro modo», además de leer noticias a las que no tendría acceso en medios de comunicación tradicionales. «En las redes tenemos acceso a atrocidades y episodios que no nos serían accesibles de otra manera, porque en los antiguos medios de comunicación había censura y no éramos conscientes de la violencia contra los niños y las mujeres. Algunas cosas estaban tapadas y no se hablaba de ellas«.
A sus 85 años, además de escribir imparte clases en la Universidad de Princeton, pero subraya que ante todo es «escritora todos los días, y profesora solo dos o tres veces a la semana, y tampoco en verano. También leo mucho. Es muy emocionante cuando pienso que voy a estar una hora o dos solo leyendo, y lo espero con mucha ilusión. Vivo sola y no sufro ninguna interrupción por parte de nadie».
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