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5 poemas de Tus canciones y las mías, de Daniel Ramírez García-Mina

5 poemas de Tus canciones y las mías, de Daniel Ramírez García-Mina

De la mano de la música de los Beatles, Daniel Ramírez explora esos momentos llenos de primeras y últimas veces, de las esperanzas de los viernes y las desesperanzas de los lunes. Un día libre y al sol, una revolución a la que atreverse, los 18 en el DNI, el hallazgo de la verdadera amistad, los abuelos, la cara de tu hijo al nacer.

A través de estos versos podemos cantar nuestros recuerdos más feroces. Bares, aceras, trenes, desconocidos, seres amados… En lo aparentemente fugaz está todo lo que, en realidad, hace que nos sintamos eternos.

Zenda comparte cinco poemas de Tus canciones y las mías, de Daniel Ramírez García-Mina (Aguilar).

***

Amor mercantil

(Can’t Buy Me Love)

Dime que no necesitas anillos de diamantes.
Dime que prefieres esas cosas que el dinero
no puede comprar, como el amor.

Cuando te conocí
mi objeto más caro
era una guitarra.
Hoy ni siquiera tengo la guitarra,
pero tengo responsabilidades.
Escribo en el periódico,
hablo en la radio,
persigo políticos
y a veces,
muy pocas veces,
me pongo chaqueta y corbata.

Cuando vinimos a Madrid
la casa era de treinta metros,
la cama olía a comida,
las ventanas estaban rotas
y siempre,
o casi siempre,
hacía mucho frío.

Hoy tenemos dos habitaciones,
una televisión grande,
una cafetera nueva
y a veces,
muy pocas veces,
vamos a un restaurante caro.

Cuando nos mudamos,
¡qué bárbaro el capitalismo!,
vimos todas esas cajas.
Ahora siempre,
o casi siempre,
lo que falta es espacio.
Todo se ha llenado
de cosas de los dos.
¡Abajo las cosas,
viva el amor!
Pero abro las cajas
y te veo en todas las cosas.
El mercado lo sabe:
te querré siempre…
en cada una de las casas.

***

Felicidad notable

(Strawberry Fields Forever)

Deja que te lleve conmigo a Strawberry Fields.
Aquí no hay nada de qué preocuparse

Por fin tengo la edad suficiente
para ver cómo cambia una ciudad:
soy insultantemente joven,
pero crecí en sitios que ya no existen.

En apenas tres décadas
me ha pasado lo más importante.
Fui el peor jugando al fútbol,
me dejó la chica que me gustaba,
desafiné en el primer concierto,
me quedaron las mates para septiembre
y el profesor de dibujo,
muy serio,
me dijo una tarde de octubre:
Chico, déjalo.
No vales para esto.

Sobre todas esas derrotas,
pequeñas e inofensivas
como medidas por algún dios,
levanté mi felicidad.

Hoy siempre quiero
tirar el último penalti.

***

Atraco final

(All My Loving)

Si algún día estoy lejos,
escribiré a casa todos los días.

Nos cuidamos tanto
que le hemos robado a la vida su incertidumbre.
Tanto nos cuidamos
que juntos podemos escribir la salvación.

Está muy enfadada la vida
desde que tú eres mi vida.
¿Qué va a hacer conmigo?
¿Enfadarse hasta matarme?
Ay, mi vida, la vida
lo está pasando fatal.

Lo intenta continuamente:
me arrima a los charcos
el día de los zapatos nuevos,
me esconde el móvil
cuando llama mi jefe,
aleja el mando de la tele
cuando el mundo se desmorona.

Dice el telediario
que los políticos nos roban.
¡Qué tontería!
Tú has atracado a la vida
y sonríes mucho mejor.

Tengo miedo, vida mía…
pero sé que harás lo mismo con la muerte.

***

Luz

(Across the Universe)

Imágenes de luz rota bailan ante mí
como un millón de ojos.
Me llaman una y otra vez
desde todos los lugares del universo.

He leído por ahí que los científicos
no saben casi nada de la luz:
quién la impulsa, quién la sostiene.
Los científicos, en este caso,
son como los poetas.
Miran y quedan fascinados
por el misterio irresoluble.

Pero ellos no han aprendido
que es mucho mejor así,
que la belleza es bella
porque no se puede explicar;
que el amor es cierto
porque carece de ADN,
y que la vida es vida
porque quizá
no haya nada detrás.

Entonces sí,
sólo en este punto
y sin que sirva de precedente,
podemos concluir:
la vida es luz.

***

Al cerrar los ojos

(In My Life)

Los recuerdos pierden su significado
cuando se piensa en el amor como algo nuevo.

A Rosa Noguerol

El frío ha llegado de golpe
como las pequeñas desgracias.
Me tiro una manta encima,
preparo una infusión de menta,
pongo a tocar a Chopin
y llamo al Capitán Trueno.

Hago todas esas cosas
que tú habrías hecho por mí.
Aunque casi no nos vimos,
abuela, hoy estás aquí.
Estoy viendo tus manos,
tu risa y tu nariz.
Apenas te recuerdo,
aguanta, quédate aquí.
Empiezo a intuir tus besos,
tu pena, tu a todo que sí.
Me encantaban esas galletas:
se llamaban Biscuit rings.

—————————————

Autor: Daniel Ramírez García-Mina. Título: Tus canciones y las mías. Editorial: Aguilar. Venta: Todos tus libros.

BIO

Daniel Ramírez García-Mina (Pamplona, 1992) es periodista y escritor. Trabaja en Onda Cero, en el programa de Carlos Alsina, y como redactor jefe en El Español. Vive en Madrid. Ha publicado cinco libros de no-ficción, un género en el que también podría encuadrarse su poesía: la mirada cercana a lo que sucede. Es Premio Nacional de Periodismo Francisco Valdés. La Buena Prensa lo nombró «periodista más completo» por sus entrevistas y reportajes. Su primer poemario se tituló Es sólo vivir (Aguilar, 2021). En Salvoconducto-19 (2020) trazó una crónica sobre la pandemia. Antes, dedicó Paso marcial (2016) a investigar la trayectoria de su abuelo, médico militar entre 1936 y 1939. En La otra vuelta del camino (2018), siguió las huellas de Pío Baroja. Eusebius, capitán de la Nave de Baco (2019) es un retrato de la música en los años de la Guerra Civil. Brindó Porque somos Osasuna (2020) a su equipo favorito.

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