En su nuevo poemario, Sara Búho realiza un viaje íntimo hacia su propio pasado con la intención de conectar con la niña que un día fue. Y una imagen que recorre el libro como una gran paradoja: las flores que, pese a su gracilidad, son capaces de romper el asfalto.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Donde descansan las flores, de Sara Búho (Lunwerg).
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ESPINAS
El amor no es ciego.
El amor ve todo,
incluso lo que no existe.
***
PEQUEÑITA
Si alguna vez me miras a los ojos
y no me ves
ni tan siquiera al fondo,
no te asustes.
Si alguna vez me das la mano
y el tacto se hace incómodo,
frío y caliente a la vez,
como ausente,
por favor
no te asustes.
Si alguna vez notas
que las lágrimas se me están
quedando encerradas dentro
y en mi sonrisa sabes que estoy
llorando mares invisibles,
no te asustes,
por favor.
Si me ves, alguna vez,
más pequeñita de lo que suelo,
más cerca del suelo,
sólo… no te vayas.
Quédate como permaneceel árbol esperando
sus flores caducas.
Quédate porque voy a volver
como las mariposas que siguen su ruta.
Quédate porque no me he ido
a ninguna parte.
Es sólo que es difícil existir
tanto tiempo en mi cuerpo,
en mi manera de sentir;
la vida desaparece a
veces,
pero tu presencia tira
de mis océanos hacia fuera.
Sé volver,
y encontrarte no es el lugar ni el destino,
es tener la brújula que da la calma
a quien está perdido,
cuando todo y nada
parece lo mismo.
***
DESQUERIDA
Naciste con espinas
en la garganta
y terciopelo en las manos.
Serás vencida por las ganas
de ser amada
y tardarás varias batallas
en comprenderlo.
Necesitarás tanto amor
que no estarás preparada
para sostenerlo.
Lo dejarás caer,
saldrás corriendo
enamorándote de cada rescate,
gastando torpemente la ilusión
y poniendo el corazón en lugares peligrosos
sólo para escucharlo latir más fuerte.
No te encontrarás en otro lugar
que no sea la mirada de alguien más.
Te serás tan ajena que te perderás
mil veces
en cada una de tus esquinas,
de tus recodos.
Será más fácil vivir fuera
que dentro,
ocupar otra piel,
otro universo.
Sabrás cuánto te amaron
el día en que te rompas del todo
y entiendas que el primer
desengaño es contigo.
Que la primera persona
dispuesta a hacerte daño
siempre has sido tú.
***
EL INTENTO
Recuérdame por qué estamos haciendo esto,
abrázame fuerte.
Tu piel actúa como un faro cuando cierro los ojos,
los latidos vuelven a su música habitual.
Abrázame fuerte,
como si pudiera desvanecerme
en cualquier momento.
Como si ya nunca pudieras volver a recordarme
y estos años no hubieran sucedido.
Como si todas las veces que nos dimos paz
pudieran borrarse.
Abrázame, por favor,
que algo se ilumina dentro de mí, se ordena;
como el aire cuando se hace viento
y de pronto sabe hacia dónde va.
***
FUERTE, CRISTALINA
Puedo respirar
debajo del miedo,
ahora que el miedo
no ocupa todo.
Me veo, amor.
Fuerte, cristalina, capaz.
He dejado de existir
a través de mi sombra,
he dejado que la luz
me atraviese.
Cuento los logros,
me veo en ellos
y los acaricio como
símbolo de todo el amor
que me he negado.
No soy tristeza
aunque a
veces esté triste.
No soy soledad,
tenías razón,
no eras tú mi soledad.
Era yo mi abandono.
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Autora: Sara Búho. Título: Donde descansan las flores. Editorial: Lunwerg. Venta: Todostuslibros.
BIO
Sara Bueno Hormigo (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1991). Graduada en Derecho y con Máster en Marketing Digital y Comercio Electrónico, nunca dejó de lado una de sus pasiones: escribir. En 2005, con la creación de su primer blog en internet, comienza a compartir en la red sus poemas. A partir del año 2012, sus versos alcanzan gran difusión llegando a reunir a cientos de miles de lectores en las redes sociales. Es autora de los poemarios La ataraxia del corazón, Y yo a ti, La inercia del silencio, Fragilidades y Perdón a la lluvia; y de un álbum ilustrado titulado Un poema para mis abuelos. Ha participado en multitud de recitales y encuentros de literatura tanto en España como en distintos países de América Latina, llevando su poesía allá donde quisieron leerla y escucharla.
Poétia hermosa, con ganas de leer mas
Es increíble que luego de cientos de años de prosa tengsmos que leer los mismos lugares comunes y sumarle pobreza lírica. Versos tipo Paulo Cohelo y ausencia de creatividad.