Carmen Berasategui es una poeta, editora y gestora cultural nacida en Vitoria, País Vasco, en 1978. Es fundadora y directora de NUDO, festival de poesía desatada desde 2017 en Barcelona, ciudad en la que reside y en la que también funda con un amigo la editorial literaria Trampa ediciones. Como poeta es autora de los poemarios Cosas asombrosas ocurrirán hoy (Olifante, 2022) y Donde planean los pájaros (Piezas azules, 2018). También es artista visual, interesada en el collage, la fotografía y el vídeo, y forma parte de la Sociedad de Collage de Barcelona. Imparte talleres y diseña proyectos culturales a medida. Actualmente trabaja en Prodigioso Volcán como content curator para CaixaForum.
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PÁLPITO
Ya nos calienta el sol las mejillas
en este prado verde de agosto.
La mañana asoma gloriosa.
Tengo el pálpito de que
cosas asombrosas ocurrirán hoy.
Recogeremos moras prematuras,
nos creeremos libres,
nos bañaremos silvestres
en el río imperioso de arrullo.
Ese pedazo de hierba será solo nuestro,
—ese trocito de edén que sospecha nuestros
cuerpos
aún no posados—
pasará una bandada de garzas
y tú me mirarás
como nunca lo has hecho,
como si fueras ruiseñor, trigo y piedra a la vez,
con la lujuria y candidez justa
desparramada en mis muslos mojados.
Somos alegres
porque estamos vivos, pienso.
Cosas asombrosas ocurrirán hoy.
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ACCIDENTES
yo te arroyo
tú me bahías
yo te campo
ella me cordillera
yo te circo
él me arrecife
yo te archipiélago
tú me cascadas
yo te cabo
tú me montañas
yo te fiordo
ella me cala
yo te promontorio
tú me llanuras
él me géiser
yo te estrecho
tú me deltas
ella península
yo desierto
tú me lagunas
él me cueva
yo te pozo
tú me oasis
yo te lago
tú me montes
ella iceberg
tú dunas
yo río
él cráter
nos acantilamos
volcanes vos
tú me marismas
yo te océano
nos accidentamos
te desfiladero
me gargantas
yo te
tú me
cataratas
***
LAS MIMOSAS
Me gusta mucho el mes de febrero
porque comienza la época de mimosas.
Este invierno viene templado y florecen
un poco antes, me ha dicho la floristera.
Me regalo un ramo de mimosas
todas las semanas y las contemplo, hermosas,
en la mesa de madera frente a la tímida ventana.
Irradian una luz dorada, un no sé qué tierno
que embellece la estancia.
Mira qué tontorrona,
pero las mimosas me hacen feliz la jornada.
Me pregunto si los que no tienen para comer
advierten este prodigio.
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HOY SERÁ UN GRAN DÍA
Este día va muriendo y no nos hemos festejado.
Imaginamos los aniversarios borrachos de amor
y celofán,
hoy se instala la decepción.
He regado los geranios en la oscuridad
con un seísmo dentro,
vertiendo sobre el agua que mana de la regadera
mis pensamientos atropellados y
las ganas de salir corriendo.
Cómo podría yo explicar este amor que siento
desde las ruinas.
Es como presenciar un fuego
en un plato de porcelana hecho añicos.
Esta pieza no desea retomar su forma,
la ilusión es poética.
Desasir el pájaro
Celebrar el naufragio
En los confines de la casa
eres inconsciente de la catástrofe,
simplemente
crees que todo está en su lugar,
que no se altera el estado de las cosas,
que estoy.
Que, incansable, estoy.
Como la vela que nunca tiembla.
La desdicha es una caja-desayuno sorpresa
que te has tomado solo,
voraz,
sin mirarme apenas,
y que ahora yace en el suelo,
junto a una camisa arrugada y las zapatillas gastadas.
Socarrona, la tapa augura:
hoy será un gran día.
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YA NO ES INTEMPERIE
El cuerpo acaba de alumbrar un niño.
Euforia.
El mundo nace de nuevo.
La luz asoma tras el dolor inconcebible.
Somos.
Qué desahogo muestran tus ojos.
Qué ternura tus manos que acogen este tímido latido.
El aullido precipitó el latido.
El aullido que nos desfiguró el rostro,
ese ruido sordo,
esa amenaza extraña de fiera agazapada.
Somos todos los mundos que perecían hará un instante.
El cuerpo ha alumbrado un niño.
El cuerpo que eres.
El cuerpo que soy,
el cuerpo bello y desesperado que hoy se rebela.
Euforia.
Cógeme las manos,
acarícialas con dulzura.
Sí, las dos, con sus diez delgadurrios dedos,
cobíjalos,
hazlos casa.
Nuestro páramo ya no es intemperie.
Quiero aprender a amar los milagros.
***
TE PIENSO
Mi lengua se inunda de flores pensando en ti.
Te pienso en forma de pétalo.
Pétalo tierno de bocas lascivas que se aman a orillas de los ríos,
que se mueven en remolinos suspendidas a tres metros de la tierra,
expulsando fragancias y sucias miradas,
apremiándote,
que lo quieres todo y no te apresuras nada.
Mi cuerpo se inunda de hojas pensando en ti.
Te pienso frondosa y serena,
al confín de tus dedos promiscuos de tallos sinceros.
Te pienso a través de la espesura,
brotando de mi vientre jardines y arboledas,
y bosques fértiles en manos obscenas.
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