El imponente libro La censura y Miguel Hernández ha sido fructífero resultado de la investigación conjunta realizada por Aitor L. Larrabide y Juan José Sánchez Balaguer, el primero director en la actualidad de la Fundación Cultural Miguel Hernández, donde forjó sus competencias en la gestión hernandista al lado del segundo durante los años en los que este la dirigía. La obra fue iniciada hace ya más de dos décadas, en concreto en 2011, y su publicación permite constatar un hecho que tal vez se presumía, pero que gracias al libro se acredita de manera rotunda: Miguel Hernández fue el escritor español sobre el que con más dureza iba a cebarse la censura gubernativa practicada por el régimen político-militar del general Franco.
En un tomo con copiosa información que supera las quinientas páginas, y que fue publicado a fines de 2023 por el Instituto alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, ambos investigadores prueban que la censura no solo se empleó con inusitado rigor contra el poeta de Orihuela durante los años cincuenta, sino que lo hizo igualmente en los lustros más inmediatos, hasta aminorarse durante el tardofranquismo. Fue aquella una censura que no solo impedía publicar sus obras, o representarlas en el supuesto de las teatrales que se quisieron escenificar, sino que escrutaba los estudios sobre sus escritos para prohibirlos o al menos cercenarlos a fin de que se modificasen. La censura no puso menos empeño contra su recepción radiofónica, discográfica, televisiva, fílmica, así como sobre los conciertos públicos, grabaciones fonográficas con poemas musicados, y contra actos cívico-culturales organizados en su recuerdo y homenaje, en los que participaban con inusitada vehemencia las nuevas generaciones.
Con ser tan intrínsecos al régimen franquista todos y cada uno de los tipos de censura mencionados, y de los que por supuesto salían indemnes las obras que exaltaban el sistema político o al menos compatibilizaban con él, Larrabide y Sánchez Balaguer subrayan por su particularidad especial algunos de ellos. Pongo como ejemplos la censura radiofónica, la ocasionada por algunas de las acciones cívicas en memoria del escritor oriolano, así como las modificaciones que los autores hubieron de efectuar en sus textos a causa de la represión censora. Respecto al primero de los supuestos, los investigadores proporcionan datos incontestables de que fueron los de Miguel Hernández los poemas más prohibidos en las ondas desde el comienzo de la censura, en los albores de la gobernación franquista, y hasta el final de la misma.
Algunos recordarán bien que en los sesenta se sucedieron las rememoraciones de Miguel Hernández con cualquier motivo, sin necesidad de una efeméride justificativa. Por esa causa no extraña que en 1967, al cumplirse el cuarto de siglo de su muerte en marzo de 1942 en prisión, se organizasen en varias de las principales ciudades de España actos en su memoria en los que no faltó la represión policial, y sobre los que en La censura y Miguel Hernández se da cumplida noticia. Igualmente se aborda y detalla en el libro el extraordinario tributo al oriolano que se le ofrendó a escala nacional en mayo de 1976, y bajo el lema “Homenaje de los pueblos de España a Miguel Hernández”, y cuya dimensión política, y no solo cultural, fue tan remarcable en los inicios del período de Transición a la democracia.
La demostración de cómo la censura fue decisiva en la modificación textual de tributos poéticos al oriolano lo ilustraré, según los datos proporcionados por este libro, mediante una contribución hernandiana de María de Gracia Ifach, seudónimo literario de Josefina Escolano. La escritora publicó en 1975 en Plaza & Janés, en colaboración con Manuel García García, una antología inspirada en Miguel Hernández aún sometida a la censura previa que se había instaurado desde 1966.
Siendo indudables los males de la censura, por mucho que incentivase obras de creación de genética subversiva, el antedicho Homenaje a Miguel Hernández ilustra asimismo el hándicap propiciado por la autocensura. Iba a ser el propio editor quien prefiriese no incluir sendos poemas de autores como Celaya, Otero, Carriedo y García López, porque veía en los textos que enviaron para la antología un grado de conflictividad que podía dar al traste con la edición del libro. Tal veto preventivo implicó que Josefina Escolano tuviese que lidiar con los poetas concernidos proponiéndoles otros textos menos “valientes”. No se necesitaba ser un lince para que la censura entendiese que la antología puso en bandeja una exaltación de la figura de Miguel Hernández que iba a interpretarse como una clara repulsa del franquismo. Así lo hizo notar un censor, aconsejando que ese libro permaneciese en el albur del silencio administrativo.
Con referencia a las monografías centradas en Miguel Hernández y su obra literaria, pondré también un ejemplo, pero ahora del período inicial y más inclemente de la censura. A Larrabide y a Sánchez Balaguer les resultó muy útil para su labor que pudiesen consultar en varios casos no solo la completa tramitación administrativa de lo censurado, y con los informes de lectura correspondientes, sino inclusive las galeradas de los libros sometidos a escrutinio. Gracias a esos materiales pudieron comprobar en no pocos de ellos cómo las tachaduras y las observaciones emitidas por los “lectores”, eufemismo con el que se nombraba a quienes ejercían en primera instancia la censura, condicionaron la versión definitiva del autor de la obra examinada.
Así ocurrió, por ejemplo, con los dos libros de Juan Guerrero Zamora, el de 1951, y el de 1955, libros que tantos aspectos de interés contienen, como subrayan y aun reivindican Larrabide y Sánchez Balaguer, sobre todo porque mucho de lo que puede leerse en ellos suponía en el primer quinquenio de los cincuenta una novedad absoluta, y además introducían informaciones biográficas desconocidas, y logradas de primera mano, y a mayor abundamiento textos literarios inéditos. Aludo a Noticia de Miguel Hernández, y a Miguel Hernández, poeta (1910-1942), curiosamente el libro primero redactado después del segundo, pero de aparición anterior a él.
El más temprano de los precedentes que invocan Larrabide y Sánchez Balaguer a propósito del tema específico abordado en La censura y Miguel Hernández es una aportación de Manuel L. Abellán incluida en su libro de 1980 Censura y creación literaria en España (1939-1976), donde se comenta un expediente que vetaba la importación de la Antología de Miguel Hernández publicada en Buenos Aires en 1960 por Losada. El más cercano de los precedentes no aparecería hasta veinte años después. Fue el estudio de Xelo Candel Vila publicado en la revista Ínsula, en marzo de 2020, con el elocuente título de “Los expedientes de la censura franquista sobre la obra de Miguel Hernández”.
Ambos anticipos, el segundo de gran importancia metodológica y científica, ponen en valor el valiosísimo aporte de la ímproba elaboración y meticulosa edición de La censura y Miguel Hernández, que abarca el período censor comprendido entre 1950 y 1979. La causa principal de esa tan palmaria valía radica en que los investigadores han dispuesto de numerosos expedientes relativos a cualesquiera censuras de obras hernandianas y además de las galeradas correspondientes de distintas monografías sobre el autor. En ese acopio han tenido principalmente en cuenta materiales localizados en el Archivo General de la Administración, sito en Alcalá de Henares, a cuyos técnicos en diversas tareas atestiguan en su libro su eficaz diligencia cooperativa.
Larrabide y Sánchez Balaguer reconocen que, pese a la amplitud del esfuerzo y de tantos supuestos de censura como abarca su libro, ha quedado pendiente todavía un aspecto del proyecto: la realización del estudio de las problemáticas que pudieron afectar a los artículos sobre el poeta de Orihuela que acabarían apareciendo o no durante los años que abarca el volumen. Es esa una cuestión que podrá subsanarse. De lo que no cabe duda es del gran aporte investigador, informativo, documental y metodológico que supone La censura y Miguel Hernández, un libro de consulta obligada que no circunscribe su aportación al tema referido en su título, sino que también será imprescindible para quienes vayan a emprender tareas de investigación sobre la censura literaria, socio-cultural y socio-política practicada desde la instauración del régimen franquista hasta la llamada Transición a la democracia.
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Autores: Aitor L. Larrabide y Juan José Sánchez Balaguer. Título: La censura y Miguel Hernández. Editorial: Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Venta: Todos tus libros.
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