Del pasado 17 al 20 de junio, se celebró en el auditorio del Ilustre Colegio Abogados de Oviedo (CAO), el III Ciclo de conferencias Oviedo, origen del Camino; organizado por la “Asociación de Escritores con la Historia”, el ayuntamiento de Oviedo y el CAO.
Tras las bienvenidas del concejal de cultura del Ayuntamiento, Alfredo Quintana, del presidente de la Asociación de Escritores con la Historia, Antonio Pérez Henares, y de la directora del ciclo, Isabel San Sebastián, dio comienzo la primera conferencia del ciclo que corrió a cargo de la propia directora, en la que disertó sobre: Gelmírez, el obispo que reinó.
Isabel San Sebastián empezó su intervención hablando de los inicios del Camino Primitivo. En el siglo IX, partiendo del palacio del rey astur Alfonso II el Casto, cuyos restos se hallan a escasos metros de donde se encuentra este magnífico auditorio, se inició un camino de fe y cultura alrededor del cual, con el paso de los años, se vertebraría Europa.
El Camino Primitivo es el camino que recorrió por primera vez el rey Alfonso cuando tuvo noticias, a través del obispo Teodomiro, de que, en un campo lleno de estrellas, situado en la parroquia de Iria Flavia, un ermitaño llamado Pelayo había encontrado la tumba del apóstol Santiago, el “Hijo del Trueno”.
Desde el momento en que el rey Alfonso se personó con su corte en Compostela y certificó que la tumba descubierta contenía las reliquias del apóstol, dio comienzo lo que, con el paso de los años, se convirtió en el fenómeno de la formación de un camino de jubileo. Los peregrinos viajaban a Santiago de Compostela para obtener las indulgencias postrándose ante los restos existentes en la sede apostólica.
Después del rey Alfonso, el personaje que más influyó en el impulso del Camino Jacobeo fue el obispo Gelmírez, hombre de notable proyección política que llegó a ser arzobispo de la sede apostólica. A lo largo de los años, demostró que todo lo que tenía de destacado personaje se debía a su ego, a una avaricia desmesurada y a ser un estratega de primera, lo que le convertía en un eclesiástico taimado y decidido. Gelmírez, de facto, al convertirse en el tutor del hijo de la reina y emperatriz de todas las Españas, Urraca de León, podría ser considerado el rey de Galicia. En el siglo XI, no hubo ningún hombre que acumulase tanto poder en la zona noroeste de España y el norte de Portugal. Gelmírez siempre estuvo al lado de los opositores de la auténtica reina, procurando por todos los medios aliarse con los enemigos de doña Urraca con objeto de arrebatar el poder. El arzobispo impulsó la construcción de la catedral de Santiago de Compostela y sentó las bases para que se escribiese el Códice Calixtino. Libro que se redactó para mayor gloria del Camino Jacobeo y de Gelmírez. Fue tal su visión estratégica que llegó a ordenar la construcción de galeras para defensa de las costas del noroeste peninsular de las incursiones de los moros y de los vikingos.
La segunda jornada correspondió al catedrático y escritor José Calvo Poyato, quien habló del escribano parisino, alquimista y peregrino Nicolas Flamel, que en el siglo XIV recorrió el camino en busca de respuestas que lo ayudasen a desentrañar los misterios en los que se encontraba envuelto.
Flamel, en una noche de 1356, tiene una visión: un ángel le muestra un extraño libro que, en su portada, realizada en una lámina de cobre, se encuentran una serie de signos extraños cuyo idioma y significado desconoce. Dicho libro carece de título y autor. El ángel le dice que, si logra encontrarlo y descifrar su contenido, alcanzará la meta a la que muchos sabios no pudieron llegar y por la que habían suspirado durante siglos.
Después de pasar años buscándolo, lo encuentra y pasa más años intentando descifrar los signos, de posible origen cabalístico y alquimista. Al no conseguir avances decide hacer el Camino de Santiago al objeto de encontrar respuestas. La ruta Jacobea es un recorrido de intercambio de ideas y de cultura, transmitidas por peregrinos de todos los lugares de Europa. En el viaje de retorno, se detiene en León y coincide con un médico judío llamado Moisés Canches, con quien llega a un acuerdo: lo llevará a París a cambio de su ayuda para descifrar e interpretar el libro. Sin embargo, no cuenta con las sorpresas que el destino le deparará en ese viaje de vuelta.
Flamel aparece citado en multitud de grandes libros, prueba de que su figura traspasó el ámbito real para convertirse en una figura literaria. Al final de su vida, no se puede determinar con certeza si descifró los misterios arcanos de la alquimia, si llegó a encontrar la piedra filosofal y si, por último, logró transformar metales en oro. Lo que es claro es que, a su muerte, el patrimonio acumulado por Flamel excedía con mucho de lo que podría acumular un famoso escribano de París.
El miércoles le correspondió el turno al presidente de la Asociación, Antonio Pérez Henares, quien habló del apasionante tema de la presencia de los juglares en el Camino. Los juglares fueron los partícipes y, en mayor medida creadores de los fundamentos para que la literatura castellana se convirtiera, con el paso de los siglos, en la base de la lengua que hoy hablan más de 600 millones de habitantes del mundo. Además, el castellano, como lengua romance lleva siglos siendo una de las lenguas francas del mundo.
Los primeros juglares se ocuparon de transmitir, en sus viajes y actuaciones en plazas de aldeas, villas, palacios y castillos las noticias y romances que ocurrían a lo largo de los territorios que articulaba el Camino. Lo hacían por medio de la música que interpretaban con vihuelas, rabeles, tamboriles, laúdes, dulzainas, etc. Han llegado a nuestros días romances que se remontan a los tiempos medievales, por ejemplo el romance Del Prisionero y el de La loba parda. Con el paso de las generaciones, los juglares y trovadores aprendieron a leer y escribir las lenguas de los territorios por donde circulaban. Además de poner la piedra angular del román paladino, también sentaron las bases de la literatura medieval con la aparición de los mesteres de clerecía y de juglaría. Estos mesteres correspondían a la forma en que tanto los clérigos como los juglares componían y recitaban. Buena prueba de ello son los escritos del poeta y clérigo Gonzalo de Berceo, quien empleaba elementos del arte juglaresco adaptándolos a la cuaderna vía. Este era el tipo de estrofa utilizada por los clérigos para componer y que estaba formada por cuatro versos alejandrinos, es decir de catorce sílabas, con rima consonante.
Los juglares ayudaron a que la Edad Media fuese una época colorida, y musical, en donde la cultura juglaresca y el arte avanzaron, haciendo prosperar a los territorios que a veces estaban sumidos en luchas fratricidas y conflictos por el poder. Una pléyade de juglares acompañaba a las cortes itinerantes en sus viajes de peregrinación a través del Camino de Santiago, ya que los hombres y mujeres que deseaban ganar el jubileo eran de todas las clases sociales. Sin embargo los que podían permitirse viajar eran los señores feudales, los grandes señores del clero y sobre todo los reyes y aristócratas.
Pérez Henares, para finalizar, describe cómo el Cantar del Mio Cid, entre los siglos XII y XIII se convirtió, gracias a Pere Abad, en el cantar de gesta fundamental tanto del mester de clerecía como del de juglaría. Según su opinión, la primera composición tuvo que deberse a algún mesnadero que acompaña al Cid en sus conquistas, ya que solo alguien que hubiese participado en la mesnada cidiana podría describir de manera tan detallada los recorridos que hacen y la forma de combatir y batallar. Según su opinión, durante los primeros tiempos, la transmisión oral correspondió a los juglares, para terminar siendo escrita posiblemente por un clérigo.
La última jornada del ciclo le correspondió a la experta en arte y escritora Alicia Vallina, quien disertó sobre el juego vinculado al Camino de Santiago. El juego de la oca es un entretenimiento que, desde siglos, ha estado vinculado a la Orden del Temple, pues fue utilizado por algunos de sus más destacados miembros, así como por nobles y peregrinos del Camino de Santiago, como un mapa encriptado, un código casi secreto, para viajar seguros y protegidos. Este juego tiene una serie de reglas y rasgos característicos y en él se recogen códigos mágicos, míticos y legendarios que discurren entre la ficción y la realidad.
Alicia Vallina plantea muchas incógnitas al público que llenaba el auditorio, para con posterioridad ir desvelándolas: ¿Por qué emplear un animal como la oca para dar nombre a este mapa? ¿Qué significado tenía en la antigüedad? ¿Qué valor tienen las casillas en el juego? ¿Qué significado les otorgamos? ¿Tienen relación con lugares conocidos o transitados por los peregrinos? Muchas de estas preguntas tienen su respuesta, mientras que otras aún deben ser descifradas, ya que el juego sigue en activo y aún quedan pendientes muchas claves por descifrar.
Como se puede observar, las cuatro conferencias del ciclo de 2024 fueron a cada cual más interesante y encandilaron al público que llenó cada día el auditorio del Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo. Los organizadores del acto dieron efusivas gracias al público, puesto que la asistencia mayoritaria a las ponencias del Ciclo ayuda a consolidarlo dentro del calendario nacional de actos en relación con la novela histórica.
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Libros de los conferenciantes cuyo argumento coincide totalmente o en parte con el tema de la conferencia que impartieron:
Autora: Isabel San Sebastián. Título: La Temeraria. Editorial: Plaza y Janés.
Autor. José Calvo Poyato, quien firma bajo el seudónimo de Peter Harris. Título: El secreto del peregrino. Editorial: HarperCollins.
Autor: Antonio Pérez Henares. Título: El Juglar. Editorial: Ediciones HarperCollins.
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