Dorothea Dodds es la hija de, la hermana de, la prima de, la asistente de, la amante de. Tiene 59 años y vive con sus padres en Buenos Aires. Trabaja como asistente de su padre, el célebre pintor Robert Dodds, «considerado uno de los más prestigiosos pintores ingleses contemporáneos». Acompaña y asiste a su madre en las labores del hogar. Vive a la sombra de su hermano, el prodigio, el heredero de los grandes talentos del padre. Ha mantenido una relación sentimental por más de quince años con un hombre que le ha confesado estar casado. Dorothea vive una vida gris en una casa que no es la suya. Su refugio son sus pinturas, llenas de colores, figuras quiméricas y paisajes de psicodelia. Obras que oculta de la misma callada forma con la que disimula sus anhelos, emociones y esperanzas.
La vida en miniatura es la segunda novela de la escritora argentina Mariana Sández. En ella, la autora narra con ternura, humor y una delicada prosa que ha sido comparada con las de Natalia Ginzburg o Iris Murdoch las pequeñas grandes hazañas de Dorothea Dodds. Escrita a dos voces —Mary y la misma Dorothea—, la novela nos conduce por los dos viajes de la protagonista: el interior y el exterior. Mientras Dorothea se adentra en la Inglaterra profunda, se interna en sí misma. Mientras cuida los hogares de los desconocidos, comienza a cuidar de sí misma. Así pues, entre casa y casa, entre intimidades extrañas y animales domésticos, Dorothea va repasando su vida y ordenando, como se ordena la ropa limpia en sus cajones, los episodios y afectos más importantes de su propia historia. Lo que empieza como el viaje de «una mujer sin biografía», se vuelve un conmovedor trayecto emocional con un final completamente inesperado.
A pesar de su premisa, La vida en miniatura no es un relato pueril de superación personal. Es todo lo contrario: un minucioso estudio de personaje donde cada detalle, palabra omitida y accidente tienen un sentido esencial en el gran rompecabezas que es la vida. La historia de Dorothea le sirve a la autora para profundizar en temas como la vejez, la soledad o las diferencias entre hijos e hijas. Además, pone el foco en la ardua y no recompensada labor de los cuidados, mientras que revaloriza atributos como la renuncia, la humildad o la resignación.
Entre todas las cualidades de La vida en miniatura destaca también la de dar protagonismo en la literatura, y en la literatura hispana específicamente, a las mujeres de edad avanzada —como recientemente hemos leído en obras como Olor a hormiga, de Júlia Peró, o Basa, de Miren Amuriza—. Sández se suma a la reivindicación creando un personaje cautivador e inolvidable. La entrañable Dorothea Dodds es uno de esos personajes secundarios —o incluso incidentales— de la historia de la humanidad, que pasan por por ella sin grandes proezas dignas de monumentos. Existen para que otros brillen sin esperar medallas a cambio. Aquí es donde radica la luminosa belleza de La vida en miniatura: en su condición de oda a las vidas anodinas, minúsculas, sutiles. Con una pluma sensible y generosa, Sández nos obliga —y le agradecemos por hacerlo— a detenernos ante esas personas a las que vale la pena admirar.
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Autora: Mariana Sández. Título: La vida en miniatura. Editorial: Impedimenta. Venta: Todos tus libros.
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