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La pesadilla de un Houellebecq naturalista

La pesadilla de un Houellebecq naturalista

La charca es un libro raro y complejo. Un libro difícil que no deja indiferente. Un libro a contracorriente que tal vez no guste a muchos. Un libro relevante en el panorama actual.

Esta novela tiene un argumento que por escueto casi se pierde: el anónimo protagonista, supuestamente joven lisboeta, decide huir al campo, donde aspira a hacer una plantación y, ya de paso, crear una charca. La burocracia no le permite plantar ningún árbol por motivos aparentemente medioambientales, y la charca, que florece en primavera, se seca en verano. Ya está.

"La charca tiene mucho de relato distópico pero en actual. El uso imperfectivo del tiempo consigue que contemplemos el presente como una pesadilla postapocalíptica"

Cierto que no es un libro muy extenso, pero el sumario que acabo de describir apenas se extiende en otros detalles; los demás, lo que vale, es una mezcla de intensísima personalidad formada por textos que pivotan entre la memoria y la maldición: un discurso interior que salta del monólogo interior a la pesadilla y el relato apocalíptico.

Una peculiaridad del libro estriba en la forma verbal en que está escrito: el pretérito imperfecto. Esta característica hace extraña la lectura, pues nos ubicamos en un futuro no cerrado respecto a lo que cuenta, un presente histórico pero actual que resulta en una mirada a un pasado inmediato previo a la destrucción total: los últimos coletazos de una humanidad que va a desaparecer por su propia negligencia e ineptitud.

"La charca entra de lleno en un género nuevo pero ya bien establecido, el nature writing, que en español aún no tiene nombre pero viene a definir libros tanto de ficción como ensayos que tiene en el medio natural su tema central"

La charca tiene mucho de relato distópico pero en actual. El uso imperfectivo del tiempo consigue que contemplemos el presente como una pesadilla postapocalíptica. El protagonista desnuda una realidad que nos parece normal para mostrarnos lo que hay detrás de la máscara: un mundo destruido por una humanidad que no es malvada, sino estúpida. Augura no el fin del hombre sino el fin de la civilización y no lo hace, como tantos relatos actuales, mediante un desastre ambiental (desertización, colapso digital, glaciación, guerra nuclear, pandemia…) que deja el planeta en los huesos. Bivar augura un mundo hermoso y verde, donde la naturaleza ha sobrevivido a los desastres que han cometido los humanos precisamente para mantenerla. La charca es un libro muy ecologista que ataca sin piedad a biólogos, ambientalistas y, precisamente, ecologistas.

La charca entra de lleno en un género nuevo pero ya bien establecido, el nature writing, que en español aún no tiene nombre pero viene a definir libros tanto de ficción como ensayos que tiene en el medio natural su tema central. Aquí podríamos decir que son los hijos literarios de Miguel Delibes. Del autor portugués, sin tener datos biográficos (es bastante opaco en redes), se aprecia un enorme conocimiento del medio animal y vegetal de la península Ibérica. Aunque en todo momento se refiere al campo portugués, el compartir hábitats con el español provoca un escenario muy reconocible: habla de ciervos y tejones, robles y retamas, incendios veraniegos y sequías recurrentes como en cualquier otro territorio español. Pero no solo describe con una minuciosidad biológica que al lector urbano le resultará incomprensible, sino que conoce y describe con exactitud las enfermedades, plagas y especies invasoras que afectan a la flora mediterránea. De ahí digo que puede ser un libro complejo pero fascinante, pues no hace concesiones ni es explicativo: si el lector no conoce el picudo rojo, un gorgojo asiático que está acabando con los palmerales canarios, no descubrirá la referencia que de él se hace. Y como este ejemplo, cientos. Y sin embargo, a pesar de la sensación de perder muchas referencias, el texto tiene una fuerza y una capacidad arrebatadora de crear atmósferas.

"La charca es un libro breve e intenso que recuerda al Houellebecq más cáustico, pero a diferencia del francés, Bivar no endulza los pensamientos con un argumento más o menos entretenido, sino que expulsa toda la rabia sin piedad"

El narrador es un gran enamorado del campo y piensa que están acabando con él los ecologistas de oficina que emiten leyes basadas en estudios universitarios generalistas y ven el campo a vista de dron desde sus cómodos sillones. Tal vez sea este uno de los temas más controvertidos del libro (los hay de todo tipo: como he dicho, no deja títere con cabeza). Bivar hace una enmienda a la totalidad del mundo contemporáneo y aunque escueza y se permita el sesgo de todo narrador protagonista, resulta en un rebullir de la conciencia y en al menos la duda de si el camino que estamos siguiendo es el adecuado.

La charca es un libro breve e intenso que recuerda al Houellebecq más cáustico, pero a diferencia del francés, Bivar no endulza los pensamientos con un argumento más o menos entretenido, sino que expulsa toda la rabia sin piedad. Otra diferencia con el francés es una prosa mucho más cuidada, dulce y casi lírica que podríamos atribuir al idioma original. Hasta aquí, conviene escuchar lo que Bivar nos cuenta, y confío en que no haya dicho en este libro todo lo que tiene que decir.

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Autor: Manuel Bivar. Título: La charca. Traductora: Elvira Riveiro Tobío. Editorial: De Conatus. Venta: Todos tus libros.

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