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La ausencia habita en la palabra

La ausencia habita en la palabra

¿Cómo transitar el bosque de la infancia si en la memoria lo único que sobrevive es una ausencia? ¿Cómo alcanzar el hoy arrastrando una herida del ayer aún fresca y resplandeciente? ¿quiénes seríamos sin ella? ¿puede transmutar esta experiencia y la identidad forjada a su sombra el amor? Ausencias de Kamelia Panayótova (La tortuga búlgara, 2024), obra ganadora del I Concurso para poetas búlgaros Aleksandar Vutimski (2023), con traducción de Marco Vidal González, es una catarsis en palabra y carne desde la que la poeta se arroja a la disección de sus recuerdos para la reconstrucción de su ser en presente.

La anatomía nemorosa de los recuerdos se entreteje a partir del epicentro de una ausencia, que se metamorfosea con el pasar de los años para permanecer inalterable en el vacío provocado en el yo lírico. Desde los lindes de su niñez una mujer adulta observa el paisaje de su vida a partir de tres momentos atravesados por una herida que refulge desde los primeros versos: Muéstrate, amor / a lo herido, al tiempo que nos anticipan dónde habita la sanación. La estructura cuasi anafórica de estos versos, repetidos hacia la mitad del poemario (Muéstrate, amor / a lo mancillado) y al final del mismo (Muéstrate, amor / a lo incurable) asientan la arquitectura del libro de la misma forma que espejean la disolución de un temblor, no porque la palabra cicatrice la memoria, sino porque en ella la ausencia se habita. La consciencia de la herida hace a la autora capaz de rastrear aquellos espacios en los que aún palpita más tierna:

Monstruos de mi infancia muertos

mi padre, y su deseo de que no naciera;

mi madre y la copa atravesando

la suave piel de mi brazo

(…)

y mi lejano pariente, que

agarró mi cuerpecito con tanta ternura

que aún enmaraño

amor y violación.

Todos murieron.

(…)

Entonces comprendí:

nadie más tengo a quién amar.

La muerte de estos monstruos (padre, madre y pariente) siembran una insólita soledad en su cuerpo, un cuerpo en el que ellos mismos han confundido amar con dañar.

Un padre ebrio y una madre infiel irrumpen en la historia familiar cuya deriva aboca a la poeta a la condición de espectadora: Desde pequeña lo sé: guardar silencio / igual en fiestas que en entierros; hasta ella llegan a morir los ecos de una relación que se deteriora sin conclusión, arrasando su mundo, transformando en monstruos a aquellos que deben amarla, pues:

Entre monstruos

seguir siendo humano:

esa es la victoria.

Siente a su madre como ausencia aparentemente presente o una cierta y vagarosa ensoñación:

Mi madre,

la que despierta nunca me quiso,

me abrazó una vez en sueños.

Mientras la figura del padre envuelve con vaguedad esos días de infancia, sin embargo: En la palabra padre / no estás. Su muerte, real o figurada, trae una necesaria paz. Sólo desde ese vacío es posible reconocer la hendidura del daño para que germine una ausencia cuya presencia no duela.

La herida abierta se ve ahondada por otra figura nombrada anteriormente, un pariente lejano, otro monstruo que habita en su habitación y la violenta, y de quien la madre no la protege: yo, pequeña: una niña en el regazo de su madre/ tú, mayor, audaz y valiente / y aún así estamos juntos. La palabra poética de Kamelia Panayótova desanuda la mayor de las crueldades con una belleza sencilla y profunda que horada las grietas de los significados para dar luz a una terrible realidad:

Como cuando me parece

que me violas otra vez.

La lluvia golpetea la ventana

y te veo reflejado-

secándote el sudor con el dorso de la mano,

alguien allá afuera lo creería amor.

Aún cuando la confesión nos la entrega desde el necesario distanciamiento que, en ocasiones, impera en la palabra, porque no de otro modo podemos contemplar un pasado lacerante, la poeta  ensancha el mismo a través del desdoblamiento entre su cuerpo y ella, entre la niña interior y la mujer:

¿Qué temes,

 cuerpo?

Estamos solos.

La ausencia es ahora de un mundo, que, si bien no la ha protegido, ahora tampoco la oculta y la abandona, no obstante, ello posibilita la reconciliación consigo misma, un iniciático perdón para la sanación desde la que afrontar su presente y su futuro:

Lo que me hirió

de niña,

ya no me lastima.

Extrañeza: el dolor es el mismo,

ya soy otra.

La niña y la mujer se encuentran, pero… ¿y si esa geografía de la memoria no fuese real, es decir, sólo hubiese sido una ficción poética sustentada en la palabra? Quisiera contarte que esas no soy yo (…) entera sigo, indemne, nada vil me ha ocurrido nunca, o, por el contrario, ¿sí ha existido, pero el amor invalida sus feroces territorios? si me recogen, sanaré. Nunca lo sabremos.

La poeta argentina María Negroni en Oratorio escribió:

también las cosas

están en las palabras

por su ausencia.

Ausencias delata los límites de la poesía para nombrar lo que no está y lo que está, prescinde de la retórica y muscula su fuerza en una palabra límpida y directa, que a ningún lector dejará indiferente. Este cuidado proyecto editorial poético bilingüe cuyo propósito es acercar voces eslavas y del este de Europa, nos ofrenda un poemario sin fisuras para indagar en esas ausencias que conforman nuestra existencia, nuestra identidad y, tal vez, reinventan nuestro recuerdo.

—————————

Autora: Kamelia Panayótova. Título: Ausencias. Traducción: Marco Vidal González. Editorial: La tortuga búlgara. Venta: Todostuslibros.

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Sabrina Analia Cabrera
Sabrina Analia Cabrera
24 ddís hace

Wow!!!!!
PALABRA
●Patricia Crespo
sobre la PALABRA
siendo «El Puente» el
Lirismo de Kamelia
Panayótova

-«ES UNA CATARSIS
EN PALABRA»
-«NO PORQUE LA
PALABRA CICATRICE LA
MEMORIA, SINO
PORQUE EN ELLA
LA AUSENCIA SE
HABITA» : ‘EN LA
PALABRA PADRE / NO
ESTÁS’ de Kamelia P.
-«LA PALABRA
POÉTICA»
-«IMPERA EN
LA PALABRA »
(«CONFESIÓN» /
«EL NECESARIO DISTANCIAMIENTO» / «PASADO
LACERANTE» , LA
PALABRA HABILITA
CONOCER ESE MUNDO
PERSONAL).
-«LA POESÍA (…)
MUSCULA SU
FUERZA EN UNA
PALABRA LÍMPIDA Y
DIRECTA, QUE A
NINGÚN LECTOR
DEJARÁ INDIFERENTE».

María Negroni , Poeta
de Argentina respecto
de la PALABRA :
«TAMBIÉN LAS COSAS

ESTÁN EN LAS PALABRAS

POR SU AUSENCIA».

CUERPO
EL
«DESDOBLAMIENTO
ENTRE SU CUERPO Y
ELLA , ENTRE LA
NIÑA INTERIOR Y
LA MUJER»
Patricia Crespo
sobre lo que
Panayótova Eligió
Escribir.

«EL SONIDO
QUE TIENEN
LAS PALABRAS» en
sentido: MUSICALIDAD.
La Esencia
pertenece a una
Música de Argentina en el
contexto de Entrevista.
«LA PALABRA
POÉTICA»
Patricia Crespo

Corolario: LA
PALABRA PRONUNCIA
Y TRAE A LA
EXISTENCIA LO
QUE NO ESTAMOS
VIENDO PORQUE NOS
HABILITA LA
RECONSTRUCCIÓN /
IDEALIZACIÓN DE
AQUELLO QUE NOS
CUENTAN.
☆ LA PALABRA
ENUNCIA PARA
QUE SE TORNE
MATERIAL EL
DESEO LATENTE: VERBO
(PALABRA) – VOCIFERACIÓN
(EMISIÓN) – REALIDAD
(PRAGMATISMO).
EJEMPLO: DÍA – NOCHE.
SÍ, ES ESPIRITUAL.

LA PALABRA
POSIBILITA
EL NOMBRAMIENTO
DE LO QUE ESTÁ
PRESENTE Y EXTERIORIZA
LA SOLEDAD FRÍA QUE
PROVOCA LO QUE NO
ESTUVO/ ESTÁ.

CADA ELEMENTO ,
SEA BIÓTICO O
ABIÓTICO , DEBE
DESCIFRARSE EN SUS
DOS FACETAS : ESPIRITUAL
Y TANGIBLE.

AMO LA
DESFACHATEZ , EL
DESPARPAJO DE LA
PALABRA : NO TIENE
EL MÁS MÍNIMO
PUDOR . ELLA ES
CRUDA Y PROFUNDA
PORQUE ATRAVIESA /
VENTILA «PENSAMIENTOS» E
«INTENCIONES».

DE ACUERDO AL
ARTE LITERARIO ,LAS
PALABRAS NO ‘DAN LO
MISMO’ : ALGUNAS
SON MÁS MUSICALES
RESPECTO A OTRAS .
ALGUNAS CONLLEVAN UN
MAYOR GRADO DE
POESÍA QUE OTRAS.

P A L A B R A –
E S P Í R I T U –
E N E R G Í A –
S E M I L L A .

SABRINA ANALIA CABRERA
SABRINA ANALIA CABRERA
24 ddís hace

«TAMBIÉN LAS COSAS

ESTÁN EN LAS PALABRAS

POR SU AUSENCIA».
Negroni, María

LA PALABRA HABLADA
NOMBRA LO QUE QUIERE Y
LO VUELVE FÍSICO.
ESE DÍA 1 : LUZ= DÍA
TINIEBLAS = NOCHE.

LA PALABRA SILENCIADA
APARENTA QUE LAS COSAS
NO EXISTEN . EN REALIDAD, ESTÁN
PERO NO FUERON
ENUNCIADAS.

LA PALABRA TIENE LA
COMPETENCIA DE MOSTRAR
LA AUSENCIA: «ALGUIEN
ALLÁ AFUERA LO
CREEÍRA AMOR». Kamelia
describía la rudeza de la
violencia ejercida sobre un
cuerpo. Lo que menos estaba
sucediendo era la dulzura
Del Amor. El AMOR, el enorme
AUSENTE.

LA PALABRA TIENE PODER.
LA AUSENCIA DE PALABRA,
TAMBIÉN.
Divina Musa y
yo.