Esclavos de su propia superstición

En esta última novela, Caliani realiza, como suele ser habitual en sus escritos, una brillante introducción. En el contexto histórico, monumental y religioso del monasterio de Piedra ocurren una serie de acontecimientos que comienzan con la aparición en plena noche de una joven enajenada que huye a través de los bosques de unas presencias fantasmales. Los habitantes de la comarca, conocedores de estas apariciones, llevan ya seis años que viven aterrorizados, obligados a permanecer encerrados en sus casas al caer la noche. Cuando por fin consiguen socorrerla, se encuentran con una situación terrorífica: la joven aparecida resulta ser la hija del comendador de la zona, quien, hace pocos años, fue hallada muerta y enterrada en la parte del cementerio que pertenecía a la familia del gobernador. La irrupción de una rediviva provoca un sinfín de angustias en la zona, puesto que llevan tiempo soportando las aterradoras presencias de monstruos, que se caracterizan por tener un torso velludo, con manos y piernas dotadas de afiladas garras y pezuñas, capaces de destripar a cualquiera que se enfrente a ellos. Sus cabezas tienen una apariencia sobrehumana, más propia de un engendro animal. Estos engendros dominan el pueblo y, cada cierta noche, se presentan a golpe de campana, para recoger su tributo, consistente en una joven virgen de doce a quince años. Los consternados, acobardados y angustiados vecinos siempre deciden entregar a sus hijas para comprar paz y su propia vida. Todo el pueblo, incluido el comendador, prefiere sacrificar a una de sus hijas antes que permitir que las bestias arrasen el pueblo.

Caliani decide que el desarrollo de la acción narrativa comience con la petición de socorro a la corte del emperador Carlos. Ante unas noticias tan dramáticas, y para evitar que el temor se instale en el reino de Aragón, el secretario del emperador decide que ese asunto debe ser investigado por las dos personas más experimentadas en casos escabrosos y truculentos. Así, decide enviar a su mejor investigador, el espía Dino D´Angelis, y a Charléne Dubois, experta en las ciencias y médico personal de su majestad. Con la llegada de los enviados del emperador, comienza el desarrollo de una trama brillante, angustiosa y muy bien narrada. Los protagonistas, con la poca ayuda facilitada por los lugareños, son capaces de ir descubriendo infinidad de misterios y se ven envueltos en multitud de turbulentos acontecimientos. Estos giros los confunden y los hacen sentirse impotentes ante la magnitud de los secretos hallados, encontrándose perdidos en la maraña de situaciones que el autor ha tejido en esta ficción.

Por último, Caliani hace un desenlace lento, dramático y muy emocionante que consigue que el lector se pregunte continuamente qué le deparará el siguiente capitulo. En concordancia con lo leído hasta el momento, las sorpresas y giros son magistrales, haciendo que la ficción resulte muy entretenida y que el lector disfrute, como suele ser habitual, con las intrigas de Alberto Caliani.

Por todo lo expuesto, una vez más, me veo en la obligación de reconocer que Caliani es uno de los autores que empieza a consolidarse dentro de la novela negra y de la ficción histórica. Asimismo, debo destacar la categoría de la estructura narrativa que el autor teje en torno a la historia de unos monstruos que, durante las noches, crean un ambiente de opresión, miedo y terror, en un lugar de profundo significado religioso. Los creyentes, habitantes de este mágico paraje, se convierten en esclavos de su propia superstición, en pleno corazón del místico cenobio del monasterio de Piedra, situado en el alma del reino de Aragón.

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Autor: Alberto Caliani. Título: Siempre vienen de noche. Editorial: Ediciones B. Venta: Todostuslibros.