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El Heavy del Bigotón y los Cuatro Caminos

El Heavy del Bigotón y los Cuatro Caminos

En la discografía del Heavy del Bigotón hay diversas canciones dedicadas a sus rupturas sentimentales, de las cuales destacaré cuatro, cada una perteneciente a un género musical:

En «El blues de Abelardo y Eloísa» usa a estos personajes medievales como símil de su relación, pero donde la pareja del siglo XII se enviaba cartas que conjugaban erudición y pasión, el Heavy y su novia se mandaban SMS abreviados (hablamos de principios del siglo XXI) tipo «Tq k llevs psto wapa?”, y donde el canónigo Fulberto, tío de Eloísa, ordena en 1119 emascular a Abelardo, nuestro Bigotón narra cómo una pelota perdida durante un partido de béisbol le provocó ciertos problemillas que desembocaron en el fin de la relación, pero que también mejoraron sus registros más agudos. Aunque los cántabros Bloque dedicaron una canción a la pareja y Joaquín Sabina la citó en una de sus canciones, ninguna de estas tonadas fue tan polémica, aun sin pretenderlo, como la de nuestro protagonista; durante 30 minutos fue trending topic, no sólo por ser señalada como una muestra de apropiación cultural por tratarse un blues y ser éste un género de raíces afroamericanas, sino que también fue acusada de «apropiación temporal» por parte de un colectivo de historiadores que abogaban por la idea de que desde el presente no somos nadie para indagar en las vidas de aquellos que nos antecedieron.

“Perdóname, y si esto te molesta te vuelvo a pedir perdón” es la canción con la que el Heavy del Bigotón, con el seudónimo de Florencio Martel, por aquello de no perder la autenticidad rockera, participó en el Festival de la OTI representando al Cantón de Cartagena. Corría 1973, y era una manera de conmemorar la insurrección cartagenera que había acaecido justo 100 años atrás; nada tenía, sin embargo, la letra de revolucionaria, sino de romanticismo exacerbado. Tan exacerbado que logró la cantidad de cero puntos y, afortunadamente para todos los involucrados, el olvido más absoluto.

“Te odio” era un tema punk dedicado a su ex que finalmente no llegó ni siquiera a registrar; en el estudio escuchó la canción “Rata de dos patas” y tiró el micrófono al suelo: nunca nadie podría ser tan punk como Paquita la del Barrio.

“The Dragon and the Sword”, la canción que da título al LP homónimo de temática de espada y brujería, no va concretamente de rupturas sentimentales, pero en diversas entrevistas nuestro protagonista declaró que compuso ese álbum como evasión; aparte de que, como su anterior pareja le acusaba de ser poco caballero, así podía aparecer ataviado como tal en el escenario: seguiría sin ceder el asiento del autobús ni abrir a nadie la puerta del coche, pero el público le vería luciendo su espada y su cota de malla.

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