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8 poemas de Juanjo Muñoz Knudsen

Juanjo Muñoz Knudsen es un escritor y editor nacido en San José, Costa Rica, 1990. Ha publicado las novelas Genial 2006 (2014), Como perdí mi sonrisa juvenil, mae (2016) y La maso educación (2023). Dirige el proyecto editorial Feliz Feliz. En el 2018 saca el fanzine de poesía Gigante. “Su escritura no se trata de una historia, o de algo en lo que haya que creer. Tampoco podría decirse que es sencillamente un flujo de pensamiento. Lo más acertado, o nombrable, sería decir que aquí no existen las cosas en vano, que las relaciones de pareja nunca terminaron, que la infancia es eso que sigue sucediendo, que todos sabemos lo que es querer una mascota. De alguna forma está escribiendo sobre todos los duelos del mundo al mismo tiempo, todos los frescos que se agrian y se dejan en la refri cuando nadie se entera que ya están agrios. A veces es extraño, porque esto no es tristeza, es lo que existe antes y después de eso.” Presentamos una selección de textos escritos entre 2022 y 2024.

***

Sin título

Con la premisa de estar más tranqui
y liberarme de las ataduras
de la rueda de reencarnación,
que tritura y renueva lo mejor
y lo peor de la humanidad,
hace 5 años dejé de escribir poesía

Poesía así como en
afectaciones del cora
dudas existenciales
infatuaciones fugaces

Tantos años
de ver como trascendente lo que tenía que decir
se transformaron en años
de ver como trascendente
no decir nada.

Hoy, después de muchas horas
sentado en silencio
rodeado de incienso
figurillas de madera
y arcilla
retomo un gesto absurdo
ridículo e irrisorio:

Escribo callado
algo escaso y pequeño.

***

Sin título 2

No soy más infeliz que antes
es mi mantra frente al espejo
los lunes
y a veces los martes
y en definitiva los
viernes
Veo el calendario lunar del baño
y se aproxima una luna llena
o nueva, no sé.
Me lo regalaron para que me sirviera de guía
pero me resulta incompleta
No sé a qué me guía
o qué debería interpretar
de su orientación.
La veo, colgar en la pared,
en silencio,
ni burlona
ni amable.
La luna,
mi cara,
el calendario.

***

Poema 3

Debería estar escribiendo
sobre la situación ecológica en Costa Rica,
revisando mapas que representen bosques
y cuencas, conversando con expertos
viejos de la Universidad de Costa Rica,
ecologistas radicales,
adultos triunfales y vencidos
que respalden mis impresiones
respecto a lo crítica de la situación
que vivimos, que digan
sí, Juanjo,
vale la pena
lo que hacés
Pero no,
dedico horas
a armar y desarmar poemas
esperando
encontrarte
en alguno.
Vale la pena,
vale los mantos acuíferos,
las especies y sus descendencias frustradas,
la inhóspita vida del futuro.

***

Me digo frente al espejo al empezar la cuarta semana de abril

Vergüenza da
que los animales desconfíen de usted,
no
sentir
que alguien comienza a maravillar
las paredes zurcadas de su tórax
Vergüenza da
que los animales desconfíen de usted,
no sentir.

***

Me hiciste una cueva con tu cabello, caderita talentosa

De verde a café claro
y de café claro
a verde
cambian tus ojos de color.

Escribo esto en mi mente
mientras disfruto que durmás
y pienso que mi primer tatuaje
será la forma
de tu oreja
presionada sobre mi brazo

Un tipo de mutilación afectiva
un caracol
oráculo
que pertenece a tu cuerpo
y se posa sobre el mío
con la suavidad de los fósiles, de la luna,
del fresco de melón.

Escucho el silencio, tu respiración que se le une,
me abraza la paz mientras te abrazo
y me duermo y entro
a un sueño en el que dormimos
abrazados.

Todas tus esquinas,
todas mis piedritas, colinas
y gritos se abrazan
como si fuera cualquier cosa,
no un juego de luz,
no la concentración para la primera rueda
no las últimas ráfagas de una tormenta
que azotó pueblos y mares,
naciones enteras.

***

Los Guidos, sector 7

Son las 23:36
Acaban de dejar ir
5 balazos
a 50 o 100 metros.

Hacemos
el usual
silencio,
esperamos
las patrullas
o por lo menos
una moto que cruje
huyendo
de la nada.

La nada
que se ahueca
implacable,
contundentemente
a punto de devorarla.

***

Kintsugi o la guerra de los fines de semana

Tanteándole la cerradura
a la poesía
me doy por vencido
y te texteo
“Nada hago con un culo al que no le tengo cariño”

No es un gran pretexto
pero la goma del MD,
ese balazo que echa reversa
y destruye los neurotransmisores más preciados,
ha vuelto a ganar la guerra de los fines de semana.

Una vez te escribí un poema que se llamaba la historia de los fines de semana,
en esa época no mandaba MD
ni amanecía en balcones
que solo el calor químico volvería tolerables
renunciando al afecto sincero.

Recuerdo que me acerqué y te dije
“hice esto con amor”
y bebías de mí
el poema.

Ya hace tanto de ello

Recuerdo que
no hacía falta que te escribiera mucho
podía solo ponerte
en un mensaje
“deme pelota
despacio pero constante”

y me respondías soy tuya

Soy tuya,
tus palabras de niña
que enmendaban
todo lo que había estado mal en mi vida
hasta entonces.

Kintsugi, te susurraba al oído.
“Así te llamabas”
te digo eso, en el podcast a destiempo
que te mando
como audio de Whatsapp

Te imagino
riéndote
mientras te cuento
que le llevé a mis estudiantes
poemas de la que me gusta
y no los entendieron.

Ella ya no sos vos, Kintsugi.
Y nunca fue como que escribiste mucho,
se te hacían más cómodas otras cosas pero me gustaba que hablaras como si algún día
escribirías una novela o
pintarías un cuadro.

En el audio, al minuto 7, también te cuento
Que me hubiera gustado
que fuéramos al mismo cole,
tal vez eso habría hecho la diferencia

Pero no al mío en Desampa,
Sino uno donde los quintos hubieran hecho una camiseta bonita
Donde nos pudiéramos escapar de clases
Y no ver una patrulla a la salida
(preguntando por Chisco o por Brandon)
Sino un hombre de casi 33 años manejando
y que viéndonos imaginara
que esos dos adolescentes de la mano
eran él y alguien de su pasado.

Creo que al minuto 10 me quedo en silencio
un rato largo,
como si esperara que respondieras algo de lo que te acabo de decir.

Suena un gran silencio.
Y espero
en ese gran silencio ya luego de enviarte el audio.

Cierro pestañas abiertas en el cel, ya no me duele esperar,
cierro uber eats,
telegram, cierro spotify y el navegador
abierto en el wikipedia de Kintsugi,
la técnica japonesa de arreglar cosas rotas
con oro.

Se me olvida
qué teníamos en común mientras me dejás en visto
mientras abro y cierro apps epilépticamente
mientras una chica me responde
la story que subí hace 23 minutos
Le digo:
no hice pancakes
para comérmelos solo
¿dónde anda?

***

Canciones nostálgicas de youtube a las 23:33

Perritos chiquititos que son mis amigos,
perrones grandes
que me acompañan cuando camino,
un gati, con la pancita blanca
y un lunar o mancha negra
que lo hace más dulce
de alguna manera

El perrito de un meme
que bailaba cumbia.
Perrito cumbiero
te quiero mucho.
O el que tenía un amigo
que lo subía a un caballo mecánico
y se divertía un montón.

¿Cómo hacen? Para decirnos tanto
con su colita contenta,
yo me pregunto.
También me pregunto si creen en mí
si confían en mis decisiones
como yo a veces me intento convencer
de que sí
de que confío
en mis
decisiones

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Verónica D.
Verónica D.
23 minutos hace

Qué escritura tan linda. Buscaré su obra.