Le decía a un compañero de celda que la promoción que acompaña a este libro no le hacía ningún bien. El motivo es simple: todo autor de fantasía que ose comparar su obra con la de Tolkien merece morir entre terribles sufrimientos. Esto es una verdad inmutable y además, es así. Por tanto, aceptando esta premisa como cierta (aplicaremos la misma fórmula a todo aquel que disienta) debemos quitarnos de encima las comparaciones de este estilo cuanto antes, así como los prejuicios literarios al ver un libro con tan desafortunada publicidad. No es justo que un buen autor pague el precio de no contar con un buen publicista.
Dicho esto, confesaré que Iain Pears es un viejo conocido. Nada que ver con Tolkien pero escritor experimentado, cargado de talento narrativo y hábil creador de mundos, por lo que la lectura del libro era obligada y adelanto que ha resultado muy satisfactoria.
Al entrar en el mundo de la Fantasía no sé si cabe hablar de metaliteratura. Todo aquel que lee estas líneas ama la literatura. Todos nosotros amamos las historias, y las historias sobre el poder de las historias son especialmente magnéticas para nosotros. Iain Pears lleva esto a su libro ya que una de las líneas argumentales está ambientada en una utopía arcaica en la que las figuras más poderosas de la sociedad son los mismos Narradores.
La lectura seria puede llegar a ser el reducto de un número reducido de especialistas, al igual que hacer zapatos o ser agricultor lo es para nosotros. La cantidad de tiempo que se ahorraría. Mandamos a los niños a la escuela, y se pasan la mayor parte del rato aprendiendo a leer, y luego, cuando terminan, no vuelven a coger un libro en toda su vida. Leer sólo es importante si hay una lectura que merezca la pena.
Llama poderosamente la atención cómo empastan entre sí los personajes que pueblan los diferentes argumentos de Arcadia:
- Década de los 60: Henry Lytten, antiguo espía de guerra que pasa los sábados en un pub intercambiando páginas de manuscritos tal y como hacían Tolkien y Lewis con sus amigos, ha pasado las tardes tomando notas sobre una agradable sociedad feudal hasta conocer a Angela Meerson, quien procede del futuro y con la que establece una especie de amistad mientras que en el sótano de su casa hay un arco de metal que conduce a un extraño lugar.
- Anterwold: un mundo creado ad hoc donde los personajes se desarrollan bajo las pautas del libre albedrío y en el que el baile de figuras entre las diferentes realidades es del todo inverosímil. Aparentemente…
- Distopía I: Angela Meerson, creadora de un portal cuya finalidad es la colonización de otros mundos.Junto con Alex Chang trata de estudiar el impacto en el futuro de modificar el pasado. Figuras también importantes en esta línea temporal son Emily Strang y Jack More, un antiguo policía cuyo objetivo es encontrar a Angela bajo cualquier circunstancia.
- Distopía II: Oldmanter, antagonista de la historia y un ser humano que solo piensa en el poder y en la conquista de otros mundos para ver aumentado dicho poder.
No es baladí el dilema filosófico que subyace en las líneas del libro. Las leyes de la física dejan de tener sentido y el principio de causalidad queda en suspenso ante el desconocimiento de en qué línea temporal nos encontramos para terminar preguntándonos: ¿puede un acto del futuro afectar al pasado?, ¿puede un acto del pasado cambiar el futuro creando una realidad diferente? ¿Son los múltiples universos una solución a nuestras preguntas?
Arcadia es un libro diferente. Uno de esos libros que te invita a cruzar el umbral. Da lo mismo si es el espejo de Alicia, el armario que lleva a Narnia o el portal que cruza hacia Anterwold. Solo hay que dar un paso adelante. Solo hay que abrir el libro. Disfrutad.
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Autor: Iain Pears. Título: Arcadia. Editorial: Espasa. Venta: Amazon, Fnac
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