Querer, la apasionante serie de Movistar que mejor aborda la violencia de género

Afortunadamente ese no ese el caso de Querer, una miniserie en cuatro capítulos de Alauda Ruiz de Azúa, ganadora del Goya a la Mejor Dirección Novel por Cinco Lobitos, que ya desde el principio coge la polémica por los cuernos. Vocacionalmente incómoda pero sumamente elegante en su planteamiento, la serie sigue los pasos de una mujer de vida acomodada que denuncia a su marido por violación continuada.

Sin voluntad de enmascarar el drama de thriller o vestirlo de algún subgénero, Querer aborda la angustia de la huida y la convivencia, pero también lo ininteligible de la denuncia para el marido interpretado con mesura por Pedro Casablanc. El resultado es un relato de suma incomodidad atemperado por el humanismo del retrato de la protagonista hecho por la actriz Nagore Aramburu, vital para que la directora pueda así graduar las emociones a lo largo de los cuatro capítulos.

El proceso judicial, con su dolorosa burocracia y sus extenuantes tiempos, es el esqueleto de una serie que, efectivamente, juega con cierto resorte de suspense para animar el drama, pero donde es el retrato íntimo de la mujer (y ese elemento íntimo de la madre ausente) lo que mueve la curiosidad del espectador. Pese al mecanismo de drama judicial, Querer se adentra con refinamiento en la angustia y el dolor de un matrimonio sin ánimo de buscar la sordidez, con una refinada puesta en escena que rehúye tópicos del realismo más manoseado.

Ayudan las interpretaciones de casi todo el elenco y la partitura de Fernando Velázquez, un peso pesado de la banda sonora que aquí recurre al registro de Max Richter en The Leftovers para profundizar en los problemas de identidad de los protagonistas. Los escuetos cuatro capítulos de la serie esta vez jugarán a su favor, sin prolongar excesivamente el drama o envanecerse de importancia a sí misma.