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En la frontera norte

La cuarta acepción de la palabra “presidio”, según la Academia de la Lengua, es: Guarnición de soldados que se ponía en las plazas, castillos y fortalezas para su custodia. Esta forma de proteger las fronteras estuvo vigente desde los tiempos de los romanos, quienes decidieron custodiar sus limes en las líneas fronterizas por medio de presidios.

Esta fue la forma de vigilancia y guarda de las fronteras que se aplicó, a partir del siglo XVI, en el norte del virreinato de Nueva España durante más de 300 años.

"El número de presidiarios que componían un destacamento fronterizo podía variar desde menos de una decena hasta unidades de menos de un centenar de soldados"

Los españoles que fueron a asentarse en el norte de los territorios descubiertos en el Nuevo Mundo lo hicieron a través de asentamientos cercanos a las misiones que habían creado previamente los frailes, cuya tarea era evangelizar a los nativos que habitaban en esos nuevos territorios descubiertos. Esas misiones estaban protegidas por una especie de policía que habitaba en unos poblados militares, cuya misión era más bien la de negociar, mediar y apaciguar conflictos que la de emplear la fuerza para realizar conquistas. Las tropas presidiarias cumplían la misión de facilitar los asentamientos y fijar la población. Muchas veces, las tribus nativas se acercaban a los presidios en busca de auxilio para que esas pequeñas tropas los defendieran de otras tribus más belicosas, que continuamente les estaban asaltando. Este auxilio permitió que naciera un vínculo entre las tropas presidiarias, las misiones de frailes y los habitantes nativos de esos territorios. Con el tiempo, los nativos vieron que las formas de predicar la religión y de relacionarse con los españoles no les perjudicaban, ya que nada les exigían. Por ello, los españoles se fueron asentándose en multitud de territorios con el auxilio de una pequeña fuerza de soldados. El número de presidiarios que componían un destacamento fronterizo podía variar desde menos de una decena hasta unidades de menos de un centenar de soldados; de esta manera se logró pacificar y gobernar un inmenso territorio con una exigua fuerza militar.

La presencia española fue tan importante que, cuando los ingleses llegaban a cualquier zona del sur y oeste americano, los nativos ya llevaban entre 60 y 100 años acostumbrados a los españoles y habían adoptado parte de la cultura hispana. Prueba inequívoca de esa presencia son los cientos de lugares, ciudades y emplazamientos geográficos que hoy en día se conocen por los nombres con el que fueron bautizados por españoles hace casi 500 años.

"El territorio con presencia española en Norteamérica se extendía desde el actual estado de Florida, atravesando los estados de Alabama, Arizona, Colorado, Georgia, Luisiana, Misisipi, Nuevo México, Texas y California"

La figura de los presidios, sin profundizar en el análisis de las misiones, que también fueron parte sustancial de los asentamientos en la frontera norte de Nueva España, es el tema central del detallado y riguroso ensayo publicado por el doctor en Estudios del Mundo Antiguo por la Universidad Complutense de Madrid, arqueólogo, historiador e investigador. Profesor en la Texas Lutheran University, Jorge Luis García Ruiz, que reside en una de las ciudades con más historia hispana de Estados Unidos de América, San Antonio, en Texas. Dicho estudio lo ha titulado Presidio. En él, el autor narra en forma de historia novelada los 300 años de presencia española en la Frontera Norte de Nueva España, utilizando una detallada y documentada historia. La minuciosidad con la que puede relatar lo ocurrido se debe a que, durante el proceso de descubrimiento y asentamiento, los españoles dejaron constancia por escrito mediante documentos, cartas y actas de todo lo que hicieron.

La línea fronteriza ocupaba gran parte de lo que hoy es el sur y oeste de los Estados Unidos de Norteamérica. El territorio con presencia española en Norteamérica se extendía desde el actual estado de Florida, atravesando los estados de Alabama, Arizona, Colorado, Georgia, Luisiana, Misisipi, Nuevo México, Texas y California. Línea más o menos recta que llegaba desde La Florida hasta el golfo de San Lorenzo en Canadá.

"A lo largo del ensayo, es digno de mención el análisis realizado sobre las expediciones que se llevaron a cabo durante siglos y sobre los caminos que se fueron abriendo a través de ellas"

Jorge Luis García Ruiz, en su ensayo, acomete una labor descriptiva de las expediciones y asentamientos con un marcado carácter enciclopédico, puesto que en este volumen sólo abarca hasta los inicios del siglo XVIII. Deja así otro periodo, de casi similar duración, para una futura obra. El autor encontró gran cantidad de documentación en el Archivo General de Indias de Sevilla, en el importante Archivo General de la Nación en Ciudad de México y en el Archivo Franciscano y Jesuita. Gracias a la labor de investigación de García Ruiz se han recuperado importantes documentos que refutan las modernas teorías que se empeñan en culpabilizar a España de las desgracias cometidas por otras naciones, obviando la importancia del proceso cultural, de mestizaje, de modernización y educativo que los españoles llevaron a América.

A lo largo del ensayo, es digno de mención el análisis realizado sobre las expediciones que se llevaron a cabo durante siglos y sobre los caminos que se fueron abriendo a través de ellas. Asimismo, se detalla la biografía de un numero significativo de los capitanes que dejaron su impronta en el gobierno de los distintos presidios fundados, así como de los diversos conflictos y levantamientos que con el tiempo se produjeron a lo largo del territorio.

"La obra de Jorge Luis García Ruiz se suma a la corriente de nuevos estudios y ensayos donde se apartan las percepciones de la Leyenda Negra"

Este ensayo es muy recomendable para conocer más sobre el complejo proceso de civilización de un continente donde muchas de las tribus que habitaban los nativos americanos, tenían un nivel social, tecnológico, educativo y agrícola similar al de los neandertales que habitaron Europa hace miles de años. Pocas eran las naciones nativas que tenían un desarrollo avanzado.

La obra de Jorge Luis García Ruiz se suma a la corriente de nuevos estudios y ensayos donde se apartan las percepciones de la Leyenda Negra, que prevalece en muchas opiniones interesadas contra España, y descubre la realidad de lo acontecido al margen de esas falsedades. En resumen, el texto promueve una visión revisionista del papel de los colonos españoles en América del Norte, enfocándose en el papel positivo de los presidios y la interacción pacífica con los nativos. Ensayo muy recomendable por su visión imparcial de lo que fue el asentamiento hispano en Norteamérica.

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Autor: Jorge Luis García Ruiz. Título: Presidio. Editorial: EDAF. Venta: Todos tus libros.

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Juan
Juan
1 día hace

Buenos días:
Este es un tema que me interesa especialmente y me gustaría (además de agradecerle la presentación) preguntar al autor de la noticia, el señor Villa, si el libro que presenta es una novela o un ensayo.

Lo pregunto porque, en un determinado momento, escribe:

«En él, el autor narra en forma de historia novelada los 300 años de presencia española en la Frontera Norte de Nueva España […]»

y un poco después:

«Jorge Luis García Ruiz, en su ensayo, acomete una labor descriptiva de las expediciones y asentamientos con un marcado carácter enciclopédico […]»

Creo que los dos enfoques son interesantes y en ambos hay bibliografía reseñable. Pero estaría bien saber a cual corresponde el libro en cuestión.

Por otro lado, no sé si usar el término “presidiarias”, para referirse a las tropas de guarnición en los presidios, sería el más correcto. Presidiario- a, es la persona que cumple condena.

La alternativa, muy usada, de “tropas presidiales”, tampoco es que sea muy correcta. Es un ejemplo más de las muy usadas, e inexistentes, palabras terminadas en -al y que, en español, son muy escasas. Pero, a lo mejor, es el momento de reivindicarla y, así, tener una palabra específica para esa parte del ejército antiguo, que se empleó en aquellos lugares, y que estaba formado por gentes de distintos orígenes. Incluidos los pertenecientes a pueblos originarios. Por decirlo a la manera actualmente correcta.

Saludos.

Jorge Luis
Jorge Luis
19 minutos hace
Responder a  Juan

Estimado Juan, soy Jorge Luis García Ruiz. Me tomó la libertad de contestar a tu mensaje. En los documentos de la época se refieren a ellos como Presidiales. Precisamente la acepción de cárcel deriva de la anterior, cuando algunos delincuentes eran condenados a servir como soldados en las compañías presidiales. Al dejar de usarse el sistema de presidios de frontera solo quedó en uso el nombre presidiario con la acepción que usamos hoy día. En cuanto a la obra, es un ensayo que se lee como novela, he dejado que sean los protagonistas los que con sus documentos nos narren los eventos históricos. En otros casos he realizado un resumen de los mismos por las diversas complicaciones que puede tener la lectura de algunos documentos para un lector no especializado de nuestro tiempo. En otras palabras, no he añadido ni una sola coma de mi parte a unos documentos que tienen una épica enorme por si mismos y no necesitan de invenciones o dramatizaciones externas. Un saludo.