Imagen de portada: Noelia Olbés
Merece siempre la pena intentarlo, aunque sepamos que el amor se va acabar, lo vamos a perder; se extinguirá en algún momento. En su última novela, No volverán tus ojos a mirarme (Tusquets, 2024), Marta Barrio nos habla de la historia de amor de sus abuelos, de un enamoramiento por carta, de cómo crece, pero también duda, el amor que se va haciendo misiva tras misiva. «No hay nada más triste que el amor por carta», escribe casi irónicamente, se diría, su abuelo.
Escrita en temporalidades divergentes (esto es: la historia de amor entre los abuelos se cuenta desde el final y hasta el principio, o sea, desde 1955 y hasta 1949, yendo hacia detrás, en tanto que el diario de la nieta corre en orden cronológico, comenzando en el verano de 1997), No volverán tus ojos a mirarme nos permite conocer la intimidad de una época marcada por el silencio, el sigilo y la precaución. Nos sorprende la actitud del abuelo, avanzado a su época, tratando a su futura mujer en términos de igualdad y respeto, sin renunciar al deseo carnal. Y, por la parte de la abuela, sirve esta emocionante novela para rescatar la voz y las voces de aquellas mujeres silenciadas, obligadas a acomodarse a un rol (esposa, madre, abuela), recordándonos sus individuales y su intimidad, su nombre propio (Isa, en este caso) y su idiosincrasia personal.
Además, No volverán tus ojos a mirarte contiene una tierna historia de afecto entre la nieta y su mascota y el descubrimiento de un personaje secundario, pero crucial: la tía abuela Mercedes, una mujer que, dentro de los límites de su libertad, buscó ser independiente, feliz y autónoma, a pesar de los pesares. No volverán tus ojos a mirarme nos sirve para recordarnos aquella España franquista que nos parece tan lejana, pero que no lo es tanto. Marta Barrio pone luz a una época en la que todo, hasta el amor, o sobre todo el amor, sucedía tras los visillos.
José de Montfort conversa con Marta Barrio en el Hotel NH Collection Barcelona Constanza.
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