La surcoreana Keum Suk Gendry-Kim, una de las grandes autoras internacionales de novela gráfica, con su obra traducida a más de 40 idiomas, cree que cada vez hay más mujeres dibujantes y abordan temas como los derechos de la mujer, que «antes eran como una especie de tabú».
Acaba de llegar a las librerías españolas su última obra, Mañana será otro día, una historia con tintes autobiográficos sobre la dificultad de una pareja para concebir un bebé. «Ha habido muchos cambios en la sociedad coreana, pero durante mucho tiempo existió la tradición de que si había infertilidad era culpa de la mujer. Mentalmente, de forma inconsciente, eso hace que muchas mujeres se sientan culpables».
Gendry-Kim suele recurrir en sus libros a historias autobiográficas o relacionadas con su entorno cercano. «He recibido mucha influencia de mi familia, que es como una pequeña sociedad. Pretendo, a través de una historia personal, hablar de la universalidad del ser humano y expresarlo a través de la novela gráfica». Pero, precisa, «todo el contenido no es real», y en sus libros añade «elementos ficticios» para proteger a su familia y a las personas de su entorno. «Cuando me pasan estas cosas, en ese momento es difícil mirar objetivamente porque tengo sufrimiento y tristeza y estoy hundida por esos sentimientos». Ahora, pasado un tiempo, ha rescatado «ese recuerdo para dibujarlo. He podido tener ahora distancia, un punto de vista diferente, y he tratado de ver esta historia como si viera una obra de teatro. He visto cosas que en ese momento no podía ver y he podido sentir cosas nuevas».
Sus libros, traducidos a 40 idiomas, interesan en diferentes culturas. «Aunque somos de diferentes razas, culturas o idiomas, la forma de vivir se parece. Yo trato la historia de Corea, lo que pasa en la sociedad coreana y los protagonistas son coreanos, pero las historias son comunes, están pasando en muchos países, y esto nos hace tener empatía de la historia, que es tener universalidad».
Dibuja casi siempre en blanco y negro porque siente que así puede «expresar lo fuerte, lo débil y la hermosura controlada», pero asegura que si algún día quisiera reflejar la naturaleza «usaría más colores».
En su gran éxito internacional, el libro Hierba, abordó el caso de las llamadas «mujeres de consuelo», las esclavas sexuales que reclutó el Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. «Sigue discutiéndose mucho, porque los japoneses lo niegan, pero no es solo un tema de las coreanas, sino que lo han sufrido mujeres de diez países asiáticos. En muchos casos, para ocultarlo, las mataron a ellas y a sus hijos. El problema es negar lo que ha pasado. Es un tema que está muy de moda en Corea, pero debe tratarse a nivel mundial».
Gendry-Kim también se atrevió en su novela gráfica Perros a dibujar la historia de una familia que adopta uno en un país como Corea del Sur, donde la carne de este animal sirve como alimento. «Cuando publiqué este libro, algunos lo veían positivo y otros me decían que no podía tocar el tema de la comida, que debe ser libre. Este año se ha aprobado una ley por la que, desde 2027, no se podrá comer carne de perro, y esto es un cambio muy positivo. En las ciudades ya tratamos al perro como un miembro más de la familia, aunque en el pueblo a veces están todavía atados para proteger la casa. Cuando empecé a pasear con mi perro se burlaban de mí, pero ya veo más personas paseando con su perro».
En La espera plasmó la división de Corea por la guerra en 1950. «No sé qué opinan los políticos que se muestran como enemigos, pero muchas personas siguen pensando que somos un mismo pueblo, aunque hayan pasado más de 70 años. Durante mucho tiempo hemos compartido la misma cultura e ideología, y seguimos sintiendo igual. La unificación estaría muy bien si se hiciera de forma pacífica, pero ahora hay mucha tensión entre los dos países y sería importante comunicar con elementos como la literatura o la cultura».
La autora avanza que su próximo libro, en el que está trabajando, se titulará Mi amigo Kim Jong-un, y lo dibujará a partir de entrevistas con personas cercanas al dirigente norcoreano o que han visitado ese país. «El título no significa que él sea mi amigo, porque entre el norte y el sur hay tensiones de la guerra. El mensaje que quiero transmitir es que la paz entre estos dos países tiene que ver con la paz mundial».
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