Hacer transparente lo trascendente

Este sendero individual es personificable a cualquier persona, y la personificación de estas energías inconscientes del ser humano es aquello que nombramos mitos. Las mitologías configuran un lenguaje universal de metáforas que exploran el cosmos humano, su vínculo con la naturaleza y su vía de trascendencia. La vida es ese camino, abundante en sufrimiento, bifurcaciones, gurús y desafíos, aunque es la vía que merece ser vivida, una dilatada senda del héroe. Es en este punto donde resalta Joseph Campbell (1904-1987) con sus aportaciones en el campo de la antropología, la historia y las mitologías comparadas. Alguien enamorado desde su juventud por las tradiciones de los indios norteamericanos, cuyo camino estaba orientado hacia el terreno de la competición deportiva pero que, llámese azar o voluntad, tomó decisiones que le cerraron puertas para abrirle nuevas fronteras, surcos inexplorados de existencia. En ese viaje hallaría maestros que le orientaron, como es el caso del indólogo Heinrich Zimmer, las obras de James Joyce, el pensamiento de Friedrich Nietzsche o la psicología de Carl Gustav Jung. Y todo ello en pos de lo verdaderamente significativo: la felicidad. Es el mensaje más honesto de Campbell.

Quizás este punto sea uno de los más controvertidos en nuestra sociedad contemporánea, donde impera el eje económico y político en la gestión de nuestras comunidades. La interacción con la tecnología y la presencia omnipotente en las redes sociales ha enturbiado la concepción primigenia de una sociedad humana global. Los índices de soledad, suicidios, pobreza y hambruna siguen en alza, mientras que otros, como el índice sintético de la natalidad, se ven mermados. La parte espiritual de cada uno de nosotros está emborrada por la sobreabundancia de información que penetra en nuestros sentidos. Y mientras, nosotros buscamos atender a la demanda de necesidades que impone una sociedad cada vez más acelerada. Se han perdido las mitologías del pasado y no se construye una mitología del presente.

En todo este adalid, como una voz que busca hacernos reflexionar sobre todo lo anterior, se halla Campbell. Su discurso de hace más de medio siglo sigue vigente, alertándonos de los peligros futuros, de las tensiones reinantes aún en Oriente Próximo, y de la necesidad de perseguir nuestra auténtica felicidad. El autor de El héroe de las mil caras muestra un pensamiento crítico en relación con el fundamento de las religiones, percibiendo como personifican seriamente sus mitologías, diseminando un mensaje con connotaciones históricas que chirría en un mundo contemporáneo en el que parte de la población busca consuelo en la meditación, una meditación no dirigida hacia el plano exterior, sino hacia el interior. Es curioso cómo Campbell resalta el poder de los rituales dentro de las religiones, los cuales hacen palpables los mitos en la vida cotidiana del individuo. Es en este ámbito donde el matrimonio prima, como una concepción ritual de que dos se hacen uno. Su visión espiritual se vincula, sus energías confluyen en una única, resaltando el poder de ser humano y de su unidad.

Estos pensamientos proliferan a través de las variopintas charlas, coloquios y entrevistas que dio Joseph Campbell a lo largo de su trayectoria. Su discurso bebe de múltiples fuentes que conectan el saber occidental con el oriental, mostrando el poder trascendental de los pueblos humanos desde su época de cazadores y recolectores, su vínculo con la agricultura y su posterior admiración por los cuerpos astrales a través de las matemáticas. Las mitologías locales que florecieron bajo el resplandeciente sol y la sombra lunar plasman el florecimiento de las ideas universales y totémicas, además de la envergadura de la naturaleza, de la cual forma parte el ser humano al igual que otros seres como el ave, el jabalí o la vaca, destacables símbolos en múltiples culturas.

Con enérgica pasión, Campbell nos habla sobre ese pensamiento mitológico que rige muchos de los pilares del mundo moderno, analizando la figura de aquellos que han buscado la gnosis, a saber: Buda, Cristo, Zoroastro… pero también los artistas, quienes tienen la capacidad de constituir elementos mitológicos a través de las expresiones de ese campo inconsciente en el que se adentran a la hora de componer, buscando el consuelo de las personificaciones de las musas.

Todas esas reflexiones es lo que se nos descubre en Mito y sentido (Atalanta, 2024), estructurado en varias líneas de pensamiento de parte de Stephen Gerringer, de acuerdo con diversas entrevistas en donde se analiza la evolución del mito y los símbolos, la exploración de las religiones, la mitología artúrica, las filosofías orientales o la propia senda vital de Campbell. Así, esta obra no se plantea como un extenso monólogo o una conferencia dilatada, sino más bien como una conversación excitante, sustentada por la erudición habitual del autor de Imagen del mito, en la que nosotros los lectores somos los que le dirigimos las preguntas a Campbell, confeccionando un bello artificio narrativo donde el maestro va inculcando a los aprendices, en donde reímos, nos asombramos o aterrorizamos por lo que sus palabras nos descubren. Nos enfrenta a nuestra percepción de la realidad, permitiendo descubrir facetas sobre aquello que estructura nuestro mundo actual.

Mito y sentido muestra un pensamiento lúcido, alentador y rico. Un contundente mensaje sobre la necesidad de revalorizar la existencia humana, su propósito y las mitologías que cobijan su ser. Un libro que propone la transparencia de la trascendencia de cada uno. Poder realizar nuestro viaje del héroe sin perdernos en el bosque, mientras escuchamos las palabras de Joseph Campbell, “aquellos cuyos oídos se han abierto a la canción del mundo”.

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Autor: Joseph Campbell. Título: Mito y sentido: Conversación en torno a la mitología y la vida. Traducción: Sebastián Burch. Editorial: Atalanta. Venta: Todos tus libros.