Este año se conmemora el sesquicentenario (150 años) del asedio a Bilbao, ocurrido durante la Tercera Guerra Carlista (1872 a 1876), motivo por el que el doctor en Estrategias Científicas Interdisciplinarias en Paisaje y Patrimonio por la Universidad del País Vasco Gorka Martín ha publicado un ensayo sobre la arqueología del conflicto, en el que analiza cómo el bando carlista intentó, en 1874, rendir y conquistar la capital de Vizcaya.
El motivo que llevó al rey Fernando a tomar esta decisión fue garantizar que el bebé que esperaba su esposa, la reina, pudiera subir al trono, incluso si era una niña. Finalmente nació Isabel, que reinó como Isabel II. Esta decisión no fue aceptada por el hermano del rey, Carlos María Isidro de Borbón, que siguió considerándose legítimo heredero al trono, puesto que pensaba que Fernando había retorcido la ley con el fin de arrebatarle el cetro.
Esta resolución del rey absolutista abocó a España a una serie de crueles guerras civilistas que se desarrollaron entre 1833 y 1876. Durante estos más de cuarenta años, se libraron hasta tres guerras de sucesión que desangraron España. Por un lado se encontraban los “isabelinos”, mayoritariamente liberales partidarios de la legitimidad de la decisión de nombrar a la hija de Fernando VII, Isabel, como reina de España, aceptando el orden constitucional imperante, exigiendo, eso sí, profundas reformas políticas y administrativas. En el otro bando se encontraban los partidarios de sentar en el trono a Carlos María Isidro, denominados “carlistas”, que luchaban no solo a favor del reconocimiento de su proclamado rey Carlos VII, sino también en contra del liberalismo y a favor de defender la monarquía tradicional, los derechos de la Iglesia y los fueros de los territorios; también se les conoció como “tradicionalistas”.
El episodio que cuenta Martín en su libro se encuadra dentro de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). En abril de 1872, Carlos, proclamado por los partidarios rey de España como el séptimo de los Carlos, ordenó el alzamiento, aprovechando el momento de debilidad del rey “extranjero”, Amadeo I. El inicio del alzamiento carlista en el País Vasco tuvo diferentes resultados. En Guipúzcoa y Álava la sublevación fue débil y con fuerzas mal repartidas; sin embargo, tuvo un relativo éxito en Vizcaya. Ante esta situación y para mejorar lo precario del alzamiento carlista, el pretendiente y sus generales volvieron su mirada, una vez más, a Bilbao, considerando que si conseguían hacerse con la industrial y rica capital de Vizcaya la causa carlista se fortalecería con medios financieros, materiales y prestigio internacional, lo que aumentaría sus posibilidades para subir al trono. A partir de esa fecha se produjeron diversos enfrentamientos entre los ejércitos de ambos bandos, con resultados diversos. En febrero de 1874 decidieron someter a la villa de Bilbao a un asedio, con objeto de rendirla por hambre y agotamiento.
Gorka Martín, en su calidad de arqueólogo, comienza a detallar minuciosamente cómo se produjo este asedio. Describe y analiza los emplazamientos que fijaron los carlistas para someter a la población civil de Bilbao a un feroz bombardeo, cuyo objetivo era minar la moral y conseguir que se rindiesen. Al percatarse de que el cerco de Bilbao no era hermético y que se continúa abasteciendo por la ría, toman Portugalete y cierran completamente el perímetro del asedio. Martín describe de manera emocionante cómo fueron las defensas activas y pasivas de la ciudad; cómo eran sus estructuras militares y el fundamental papel que desempeñaron las fuerzas voluntarias y auxiliares en el mantenimiento de la resistencia y de la moral. Llama mucho la atención las desgarradoras narraciones sobre el hambre, cómo los bilbaínos lo soportaron y buscaron la manera de llenar sus estómagos. Según afirma el autor, el mal equipamiento del ejército carlista, la falta de medios económicos y militares, y la indecisión a la hora de ordenar un asalto frontal por parte del ejercito asediante, llevaron al fracaso el sitio. Después del abandono del cerco de Bilbao, la derrota definitiva de las aspiraciones carlistas llegó con la estabilidad que trajo la subida al trono de Alfonso XII.
El libro de Gorka Martín describe con detalle el asedio que sufrió Bilbao. El autor, al objeto de dar claridad a su relato, se apoya en un gran número de fotografías, en donde se ve cómo y de qué manera se destruyó parcialmente la ciudad. Martín, a su vez, hace una brillante descripción del heroísmo que acompañó a los defensores de la capital, quienes fueron capaces de soportar un bombardeo brutal, hambre, miseria y las enfermedades inherentes a toda guerra, sin asomo de rendición.
El 2 de mayo de 1874 el ejército carlista, ante la imposibilidad de tomar la ciudad, levantó el sitio. Con la rotura del asedio, Bilbao, una vez más, hizo honor a la leyenda de su escudo de “Invicta Villa de Bilbao”. A partir de ese momento la capital de Vizcaya se empezó a ver, en España y en el mundo, cómo una ciudad fuerte, valiente y abierta.
—————————————
Autor: Gorka Marín. Título: Bilbao 1874: El asedio carlista a la invicta Villa. Editorial: La Esfera de los Libros. Venta: Todos tus libros.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: