El 4 de septiembre de 476, fecha en que Odoacro, rey de los hérulos, derrocó al último emperador romano, Rómulo Augústulo, marca no solo la conquista y caída de la ciudad de Roma, sino también el colapso de todo el Imperio Romano de Occidente, dejando a su hermano de Oriente como único baluarte frente a los enemigos de Roma. Este último logró resistir numerosas contiendas y mantenerse en pie hasta el año 1453, cuando los turcos son capaces de conquistar Constantinopla y hacerse con los vestigios del imperio creado por los romanos hacía más de dos mil doscientos años.
Precisamente, Norwich decidió titular al segundo volumen de su trilogía Bizancio: El apogeo, por ser durante estos siglos iniciales del segundo milenio cuando se desarrollaron las políticas que llevaron al imperio de Constantinopla a su mayor esplendor.
De la misma manera que en el primer volumen, Norwich presenta en este segundo volumen de su ensayo una narración con tintes eruditos que cuenta la historia ocurrida en Bizancio de manera didáctica y entretenida, donde una vez más demuestra su conocimiento de lo que es la historia del mundo Mediterráneo. En este volumen, Norwich narra los episodios en los que el poder político, cultural y religioso de Bizancio brillan con luz propia, frente a la oscuridad y el estancamiento ocurrido en Europa occidental, donde solo titila una pequeña luz, encendida por el recién nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlomagno.
En este periodo de esplendor del imperio de Oriente, en el que los valores cívicos y sociales brillan, no lleva aparejado un tiempo de expansión territorial. Por el contrario, sus dominios se van contrayendo debido al avance de las conquistas sarracenas.
Norwich describe y analiza numerosos hechos históricos. Es destacable el conflicto religioso entre los partidarios de la adoración de imágenes religiosas y los partidarios de no venerarlas. Este conflicto dio lugar a la teoría iconoclasta y a un fratricida enfrentamiento en el seno de la Iglesia Cristiana. De todos los motivos de confrontación, aparte del referido a los íconos, el más relevante fue la exigencia a las iglesias griegas ubicadas en territorios occidentales de requerirles que utilizaran exclusivamente los ritos griegos, en oposición a los ritos latinos que allí predominaban. En 1053 este conflicto llevó a que las iglesias de Roma y Constantinopla terminaran separadas, dando lugar a un cisma que persiste hasta la actualidad. Lo que empezó siendo un conflicto entre los gobernantes de la Iglesia, en el que los fieles eran ajenos, se transformó en una separación.
En el aspecto social y político, el autor narra, como ejemplo de la magnificencia y suntuosidad de Bizancio, el tratamiento otorgado a los “Porfirogenetas” (del griego “nacido en la púrpura”), título honorífico otorgado a los hijos del emperador. En el derecho sucesorio, para ser considerados herederos legítimos con derecho al trono, solo podían ser designados sucesores los hijos nacidos en los tiempos en que su padre, el emperador, ocupaba el trono. Sin embargo, los nacidos con anterioridad a la proclamación del emperador no tenían derecho a ser considerados “Porfirogenetas”.
El hecho más destacado del aspecto cultural, arquitectónico y religioso de este periodo ha sido la construcción de la basílica de Santa Sofía.
En el aspecto militar es necesario destacar su dominio de los mares y de tierra, gracias a la artillería que utilizaba el fuego griego, liquido viscoso cuya fórmula logró permanecer en secreto y que cimentó muchas de las victorias bizantinas.
Otro aspecto que Norwich trata en profundidad son los logros y fracasos conseguidos por los emperadores de las diversas dinastías que se sucedieron en este periodo: la dinastía Amonita, la dinastía Macedonia, los kanes búlgaros y los príncipes de Kiev. Como ejemplo de los emperadores descritos por el autor, puedo citar a Teófilo, Basilio el Macedonio, León el Sabio, Romano, Irene, Teodora, Miguel III, Rúrik, etc.
Al igual que con el primer volumen, Norwich no solo presenta una erudición fascinante, sino que la transmite de manera accesible y cautivadora haciendo que la historia del Imperio Romano de Oriente cobre vida para el lector. Este segundo volumen comparte con el anterior el concepto de ser una obra distinta, en la que el autor enfoca su atención en la personalidad de los protagonistas y resalta la importancia de unos hechos que, en muchos casos, son desconocidos por el gran público. Considero que estos conceptos son suficientes para poder recomendar esta obra.
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Autor: John Julius Norwich. Título: Bizancio: El apogeo. Traducción: Luis Noriega. Editorial: Ático de los Libros. Venta: Todos tus libros.
Súper interesante, ¡tomo nota!
Gracias y enhorabuena, Ramón.