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5 poemas de De la mano del aire, de Gregorio Dávila de Tena

5 poemas de De la mano del aire, de Gregorio Dávila de Tena

Vivir es respirar, nacer es respirar, escribir es dejarse llevar por la mano del aire. Como dice Isaac Páez en el Prólogo de este libro, “respirar es observar que, careciendo de acción, es acción en sí misma; acción poética, en resumen”. Un libro que dialoga con la tradición para demostrar que la poesía también es un aire que nos alimenta.

En Zenda reproducimos cinco poemas de De la mano del aire (Averso), de Gregorio Dávila de Tena.

***

CAMBIO DE VIENTO

«ganarle unos metros a la oscuridad…
solo se trata de eso».

Isabel Bono

Muchos días se tiñen

con el color de la memoria:

el color pardo en la tarde de novillos

un verde de helechos en la penumbra

el azul que cabalga en las montañas

y desmorona el Ártico.

 

Hay días sin color ni memoria, me dices

—y asiento con el rostro—

y te ayudo a pintar la tarde con cerezas

a perfumar la cama de silencio.

 

Hay días que son madrugadas

donde sólo el aroma de los nardos

mantiene una brizna de vida.

 

Y hay noches en que vuelve la alegría

—no sabes cómo ni de dónde—

pero vuelve

como un viento de dicha

a salpicar de pétalos la sangre.

***

INDECISA LUZ

«Esta perplejidad es la conciencia».

Antonio Gamoneda

Entro en un huerto de muros cuarteados

donde un cielo gris bucea en el pozo

y los mirlos cantan en el brocal.

 

Al fondo palidece un arcoíris

unas ranas de lluvia

se acuclillan entre los juncos

y la madre hilvana el cabello de su niña.

Todas las madres hilvanan el mundo

y esperan.

 

Un sol indeciso quiebra la escarcha

descubro corazones de manzana

acribillados por el frío

encuentro sicomoros para las cuentas del rosario

—el “árbol de la paciencia” lo llaman—

y queda la luz perpleja en mis manos.

 

No sé si entro en un huerto

o salgo de un letargo

—en el árbol parlan cotorras—

ya no veo a la niña ni a su madre

—su cabello en mis manos—

y no sé a dónde irán estas palabras.

***

DEL ENIGMA AL CANTO

«De noche, hay quienes comprenden
lo que dice la hierba».

Charles Simic

Tras el ocaso de la niebla

intento comprender:

el cuervo grazna un siniestro “¡Jamás!”

y el ruiseñor del bosque

tiñe la tarde con su canto.

 

Llega la noche y entro en la cabaña

donde alguien ha dejado

una pila de libros en la cuna

donde el niño ya duerme

y el viejo ha olvidado las letras.

 

¿Por qué el viento abre túneles

entre los almendros y las ventanas?

¿Por qué el viento derriba

el trabajo del artesano ciego?

 

No sé qué significa el graznido del cuervo

ni sé dónde están los claros del bosque

pero al llegar la aurora el niño se despierta

y el girasol abre sus pétalos.

 

Callo y alguien escribe

—el aire me enseña—

el artesano recoge sus piezas

d e s p a r r a m a d a s

mientras Borges recita los dones de los justos

y la plaza vacía

se llena con su canto.

***

PIEL DE INVIERNO

«No domines con penas y torturas,
soberana, mi pecho».

Safo

Ven y calienta

mi fría piel de invierno

baldea los rescoldos de tus labios

—un sutil roce de amapolas—

por el témpano de mis huesos.

 

Ven a regar la palma de mis manos

con un granizo de cerezas

y viérteme en tu pecho

—en el cóncavo nido de tu pecho—.

Me fundo y me confundo

no sé si es tu piel o mi piel

—temblor en la dama de noche—.

 

Te ofrezco mi espalda para soltar

los felinos del gozo

para rastrillar la nostalgia

y hacerte hilo en mi madeja.

 

Ven y esparce la espuma de tu pelo

la seda de tu sangre

en este río que agoniza

mar.

***

RESPIRAR – 3  (fragmento)

respirar

 

para limpiar la flema y el fraude

que tú mismo te crees

el humor pegajoso en los reflejos

de una imagen vidriada

 

respirar el otoño

los castaños rociados de hojas secas

la tierra aspira esta demolición

el mundo respira la luz

 

declina el tiempo

en el aire de Damasco

donde galopan

los caballos de la guerra

y los niños jadean

por las escuelas derruidas

con un llanto en los cornetes

nasales

 

es imposible respirar

con el gas del odio

 

respirar con la sístole y la diástole

del músculo primordial

el puente con el misterio

que vivaquea

la noche del sentido

en el pretil de la esperanza

—————————————

Autor: Gregorio Dávila de Tena. Título: De la mano del aire. Editorial: Averso. Venta: Todostuslibros.

BIO

Gregorio Dávila de Tena (Quintana de la Serena, Badajoz, 1959) es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación y reside en Sevilla. Es autor de los poemarios: Alma de renacuajo (2017), Cuenco de azahar (Karima, 2018), Hebra de luz. Ejercicios sobre el Cántico (Diputación de Jaén, 2018), Madre del agua. Por las huellas del Tao (Cuarto Centenario, 2019), Un temblor en las encinas. Biografía de una mirada (Bajamar 2021), Un hombre que no conoce Nueva York (Renacimiento, 2022), Heredar la lluvia (Ayuntamiento de Bujalance, 2023), Entre el diamante y la penumbra (Barcarola, 2023) y La limosna de los días (Cántico, 2024). Ha participado en varias antologías de haiku y de poesía. Ha recibido los premios García de la Huerta 2017, Pepa Cantarero 2018, Eladio Cabañero 2019, Ana de Valle 2021, Juana Castro 2021, Mario López 2022, Ciudad de Albacete Barcarola 2022 y Ciudad de Córdoba Ricardo Molina 2023. Fue además finalista del Premio Andalucía de la Crítica 2022 y es Premio Internacional de Haiku.

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