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Doctor Bueno versus Doctor Nefasto

Doctor Bueno versus Doctor Nefasto

A las buenas, querido lector.

Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo, todavía sigo recibiendo correos debido a mi último artículo y ya estoy aquí otra vez. Pero no me pondré melancólico por lo rápido que el calendario avanza, qué va, que pase el tiempo es bueno, madre mía si no pasara. MADRE MÍA.

Bueno, a lo que iba, que es seguir relatándote qué sucedió después de la operación en la que, primero iba a morir, y segundo, el médico me dijo después que iba a acabar perdiendo el brazo, sin remedio.

Tal y como te conté, estaba realmente mal. Las expectativas de perder el brazo no me gustaban. Joder, que yo necesito ese brazo para cosas. ¿Cómo iba a comerme mis super hamburguesas de 500 gramos con un solo brazo? Pesan demasiado. No quiero ofender a las personas que por una desgracia lo han perdido por hablar de esto en tono de humor, pero si no lo hago así… Entendedme.

"Le conté de inmediato mi situación y, no sé si fue mi rostro desesperado o lo que fue, pero el caso es que me dijo que aguardara unos segundos. Había gente esperando, pero a los pocos minutos salió y me dijo que el doctor me quería ver inmediatamente."

El caso es que estaba mal. Realmente hundido. Pasé así varios días lamentándome por mi aciago futuro, cosa que me prometí no hacer más, pero que me era inevitable. Pero al cabo de unos pocos días me miré en el espejo, estaba demacrado por esos pensamientos. Fue entonces cuando tomé la decisión de que algo tenía que hacer. Algo. No sabía muy bien qué, pero algún remedio tenía que poner a esto.

Opté por dirigirme a mi hospital. Tenía que hablar con el médico que con tan buena voluntad me mandó al General de Alicante para ser operado por quien él consideraba una eminencia. Quizá él supiera qué hacer…

Debo recalcar que es un médico al que es difícil de acceder. Es jefe de servicio de traumatología de la comarca —no de la Comarca que imaginas, pedazo de friki— , con toda la responsabilidad que ello acarrea, y su consulta es muy selectiva. Me informé de qué días visitaba y allí me planté, sin cita ni nada. Cuando la enfermera me vio esperando, le conté que no tenía hora para él. Lo primero que me dijo es que lo sentía, pero que sin cita previa no atendía a nadie. Le conté de inmediato mi situación y, no sé si fue mi rostro desesperado o lo que fue, pero el caso es que me dijo que aguardara unos segundos. Había gente esperando, pero a los pocos minutos salió y me dijo que el doctor me quería ver inmediatamente. Nadie rechistó porque supongo que escucharon la conversación con la enfermera.

El doctor me hizo sentarme y me dijo que le relatara lo sucedido. Es un hombre muy serio, pero pude ver cómo su cara se torció según avanzaba en lo acontecido en Alicante. Recuerdo que me dijo que esperara allí, salió de la consulta muy preocupado. El cuarto de hora siguiente lo pasé sin saber muy bien qué estaba sucediendo. ¿Adónde había ido ese hombre? ¿Por qué había salido de la consulta si en las anteriores nunca lo había visto hacer eso? Cuando regresó, lo hizo acompañado de TODOS los traumatólogos del hospital. Y cuando digo todos te hablo de unas diez personas —no las conté, si había nueve, ocho u once discúlpame—. Todos empezaron a mirar los informes de los que disponía el doctor, me examinaron el brazo una y otra vez, se retiraron unos pasos para hablar entre ellos en más de una ocasión. La consulta que no tenía se prologó durante más de una hora y media.

El doctor los fue despidiendo uno a uno y agradeciendo su punto de vista individual sobre mi caso. Me hizo sentarme de nuevo y me contó. Me dijo que, lo primero, estaba muy decepcionado y avergonzado por lo que me había sucedido. Él se sentía responsable en parte porque había sido él quien me había enviado a ese cirujano. Yo lo disculpé porque él no tenía por qué responder por nadie, pero siguió asegurándome que no podía evitarlo.

Doctor bueno 1-0 Doctor nefasto de Alicante.

Lo segundo, me aseguró que lo había hecho con toda su mejor intención. Que hay otros cirujanos en España —muy pocos— que podrían operar eso, pero que estando éste tan cerca y sin embrollos administrativos por intercomunidad, pensó que era lo mejor. Pero que ahora estaba muy decepcionado y que, por un lado, mi caso serviría para no remitir ningún caso más a ese médico. Eso me alegró.

Doctor bueno 2-0 Doctor nefasto de Alicante.

Luego me dijo que había sido un completo negligente al asegurar que sí o sí perdería el brazo. Que era una posibilidad, claro, quizá la más probable si atendemos a un porcentaje de éxito. Pero aquello no quería decir que fuera verdad, ya que seguía existiendo posibilidades de que pudiera salvarlo. La conclusión a la que había llegado todo el equipo de traumatología era que debían mandarme a otro de los especialistas para ser operado con un poco más de tino, al menos. Barajaron la posibilidad de hacerlo en Madrid o Barcelona, eso ya se vería llegado el momento exacto, pero que ellos mismos se encargarían de gestionar el papeleo necesario para que eso pudiera llevarse a cabo.

Lo único que estaba claro es que no se iban a rendir. Que no iban a dejarme así.

Doctor bueno 234762348263-0 Doctor nefasto de Alicante.

Me contó que si, por un casual, esto tampoco salía bien, habría una última posibilidad que se me implantaría en la Unidad del Dolor del propio hospital, pero de la que ni me quería hablar por el momento. Confiaríamos en que la nueva operación saldría bien.

"Me mandó una resonancia y un electromiograma urgentes. Me dijo que tan pronto me los hicieran, esperara cuatro días y volviera a la consulta. Con eso ya me mandaría donde hiciera falta."

Para que te hagas una idea del despropósito de operación que hizo don notengoganasdetrabajar de Alicante, el doctor bueno me comentó que esperaba a que la operación se llevara a cabo por la zona de la axila, donde se supone que la enfermedad está haciendo más estragos a nivel nervioso y vascular. Pues lo hizo por el cuello y, juzgando por el corte hecho, no había llegado ni a 15 centímetros del problema. Si ya me acordaba mucho de él, después de que me contara eso a su madre le siguen pitando los oídos.

Bueno, el caso es que consideró que los primeros pasos a dar eran repetir ciertas pruebas que me habían hecho ya hasta la saciedad, pero que eran necesarias para ver cómo estaba el asunto en ese momento preciso. Me mandó una resonancia y un electromiograma urgentes. Me dijo que tan pronto me los hicieran, esperara cuatro días y volviera a la consulta. Con eso ya me mandaría donde hiciera falta.

Sé que parezco uno de esos vídeos que tanto circulan por las redes, pero lo que sucedió a continuación te sorprenderá.

Peeeeero, lo dejamos para una siguiente entrega. Sé lo que me vas a decir, pero no sería yo mismo si no creara algo de expectación con lo que te cuento. MUHAJAJAJAJA.

Ocupándome un poco de lo profesional, las ventas de Kryptos y su consiguiente repercusión seguían creciendo como la espuma. Yo, cada vez más ilusionado viendo que mi sueño cada vez estaba más cerca. Es cierto que, hasta el día de hoy, tras dos años y casi medio a la venta, la novela todavía no ha desaparecido del top 100 de ventas de su categoría. Es un logro, desde luego. Sobre todo si tenemos en cuenta que soy yo quien anda detrás.

Pero pasaba algo, tras el apabullante éxito de la novela, surgía una incipiente presión para que lo siguiente que escribiera tuviera más calidad que todo lo anterior. A ver, no es que eso fuera difícil, hay tanto por mejorar en mis novelas que para un niño de tres años sería pan comido. ¿Pero sería capaz yo? ¿Podría mejorar y empezar a dar la calidad que yo mismo exigía?

Pensé que al menos debía intentarlo.

"He investigado durante muuuuucho tiempo junto a policías y guardias civiles. Mi único fin era verlo plasmado en el papel, sin llegar a ser pedante con tanto procedimiento real, pero mostrando una veracidad pocas veces reflejada hasta ahora."

Los que hayáis leído mis anteriores trabajos, estaréis de acuerdo con que flirteaba con la novela negra pero tiraba más para el terreno del thriller que para el oscuro género. Pero a mí me atraía más lo segundo. Admiraba a autores patrios del género como César Pérez Gellida, Dolores Redondo, Lorenzo Silva o Roberto López-Herrero, entre otros, por lo que la presión era doble porque pensaba que nunca podría llegar a la suela de los zapatos de todos. Pero lo intentaría, al menos. Para ello decidí tomar un nuevo rumbo de trabajo y centrarme al cien por cien en la investigación de campo. Me costó muchísimo llegar a los lugares en los que llegué, pero a base de cabezonería conseguí plantarme en medio de grupos de homicidios, en laboratorios forenses y demás. He investigado durante muuuuucho tiempo junto a policías y guardias civiles. Mi único fin era verlo plasmado en el papel, sin llegar a ser pedante con tanto procedimiento real, pero mostrando una veracidad pocas veces reflejada hasta ahora —salvo, evidentemente, los casos de los escritores que he descrito arriba, que lo hacen a las mil maravillas y muy veraz—. El tiempo me dirá si es así o no, porque Mors será la primera parte de una trilogía de novela negra que creo os mantendrá pegados al papel —o ebook— durante muchas horas. Como digo, el tiempo dirá. Pronto llegará a vuestras manos bajo el brazo de una de las mejores editoriales del país y que muy pronto desvelaré. No desesperéis, hasta entonces. ;D

Y bueno… con esto y un bizcocho… Nos leemos en dos semanas. Déjame contarte que ya estoy llegando al 2016 con mi relato, por lo que no quedan demasiadas entregas —ahora es cuando dices: ooooooooh!!—. Sea como sea, no desapareceré de este maravilloso lugar porque te recuerdo que soy prisionero de Zenda. Y eso es para siempre.

Ah, que no se me olvide, también tengo una sorpresa relacionada con Zenda que te va a encantar. Eso te lo garantizo. Y que muy pronto desvelaré. Si quieres estar atento a ello, sígueme en Twitter: https://twitter.com/BlasRuizGrau. También puedes contarme lo que quieras en mi correo: BlasRuizGrau@hotmail.com. Respondo siempre aunque a veces me demore algunos días por mil cosas.

Nos leemos pronto. Cuídate.

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