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10 poemas de Simon Armitage

Foto: Paul Wolfgang.

Simon Armitage es un poeta, dramaturgo y novelista nacido en Marsden, West Yorkshire, Reino Unido, en 1963. Fue nombrado poeta laureado del Reino Unido en 2019. Fue estudiante de posgrado en la Universidad de Mánchester, donde realizó una tesis sobre los efectos de la violencia televisiva en delincuentes menores de edad. Dio clase de escritura creativa en la Universidad de Leeds, la Universidad de Iowa y en la Universidad Metropolitana de Mánchester. En febrero de 2011 asumió el puesto de catedrático de Poesía en la Universidad de Sheffield. Vive en West Yorkshire. Entre sus libros poemas destacan: Book of Matches (1993) y The Dead Sea Poems (1995). Ha escrito dos novelas: Little Green Man (2001) y The White Stuff (2004), así como All Points North (1998), una colección de ensayos sobre el norte de Inglaterra. Armitage también escribe para la radio, televisión, cine y teatro. En Saturday Night (Century Films, BBC2, 1996, dirigida por Brian Hill) escribió y narró un comentario de poesía de cincuenta minutos para un documental sobre la vida nocturna en Leeds. En el año 2010, Armitage anduvo el Camino de los Peninos, de 425 kilómetros, caminando en dirección sur desde Escocia hasta Derbyshire. A lo largo del camino fue parando para hacer lecturas de poesía, a menudo a cambio de una donación en forma de dinero, comida o alojamiento. En el año 2004, Armitage fue nombrado Miembro de la Royal Society de Literatura. Es vicepresidente de la Poetry Society y patrocinador de la Fundación Arvon. Presentamos una selección de poemas con traducción de Joaquín Di Lorenzi, Alejandro Bajarlia y Juan José Rodinás.

***

Un estudio sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones

Compilar esta emblemática antología de poesía en inglés
sobre perros e instrumentos musicales es como nadar a través de ladrillos.
Hasta ahora, solo tengo “De la muerte del doguillo de Mrs. McTuesday,
asesinado por un piano que cayó”, una elección un poco obvia.
Es cierto, un arpa eólica susurra seductora
en el fondo de un soneto anónimo, “El sabueso del cazador,”
pero más allá de eso —silencio.

Debería soportar este trabajo pesado y degradante en favor de mi propia escritura,
donde seguramente la alegría yace.
Pero A. Smith mira engreído desde el reverso de un billete de veinte libras,
y cuando mi gerente de banco ríe,
pequeñas partículas de saliva chorrean como una lluvia de meteoros
a través del infinito espacio oscuro
entre su mundo y el mío.

***

Zoom!

.    Comienza como una casa, la última de unos adosados
en este caso.
.    Pero no se queda ahí. Pronto es una
avenida
.    que dobla arrogante pasando el Instituto de Mecánicos,
gira a la izquierda
.    en la calle principal sin mirar siquiera
y rápidamente es
.    un pueblo con los principales cuatro bancos comerciales,
un periódico diario
.    y un equipo de fútbol luchando por el ascenso

.    Y continúa, ajena a las leyes de planificación,
a los Green Belts,
.    y antes de que nos demos cuenta está fuera de nuestras manos:
ciudad, nación
.    hemisferio, universo, expandiéndose en todas direcciones
hasta que de pronto,
.    piadosamente, es liberada por el centro de
un agujero negro
.    y disparada hasta una galaxia vecina, emergiendo
más pequeña y más suave
.    que una bola de billar pero más pesada que Saturno.

.    La gente me para en la calle, me acosa
en la fila de la caja
.    y me pregunta “¿Qué es esto, que es tan pequeño
y tan suave
.    pero cuya masa es superior a la del planeta anillado?
Son solo palabras
.    les aseguro. Pero no se lo tragan.

***

Antes de soltarte
pon a los perros en la lista
de cosas difíciles de perder. Esos perros abandonados
en los páramos de North York o en las colinas de Sussex
o tirados como bolsas de arena desde coches alquilados
han seguido sus narices hasta pueblos con mercados
y como pelotas rebotado hasta los brazos de sus amos.
Escuché una historia de un perro que nadó
hasta la costa inglesa desde la Isla de Man,
y un perro que huevos y tocino cargó
y un diario matutino desde el pueblo
y apareció dos años e incontables leguas después,
con el tocino comido pero los huevos intactos
el diario seco como la leña, literalmente.
Un perro puede vagar lo ancho de un mapa
para enterrar su cabeza en el regazo de su dueño,
arrastrarse la última milla para pasar su pata ensangrentada
por su propia puerta. Para morir en casa,
un perro puede caminar hasta quedarse sin patas.
Le puedes quitar la chapa y el collar
pero un perro viste un pelaje y un color.
Un perro del que te deshaces —es un perro para toda la vida.
No hay perro que aúlle como el que echaste en la noche
Intenta mirar a un perro así a los ojos.

***

El grito

Salimos
al patio de la escuela juntos, yo y el niño
cuyo nombre y cara

no recuerdo. Estábamos probando el alcance
de la voz humana:
él tenía que gritar con todo su ser,

yo tenía que alzar el brazo
desde el otro lado de la línea divisoria para indicar
que el sonido había llegado.

Él llamó desde el parque — yo alcé el brazo.
Fuera del límite,
él gritó desde el borde del camino,

desde el pie de la colina,
desde más allá del mirador de la granja de Fretwell —
yo alzaba el brazo.

Él salió del pueblo, se fue a cumplir veinte años muerto
por un disparo que le perforó
el paladar, al oeste de Australia.

Niño del nombre y la cara que no recuerdo,
ya puedes dejar de gritar, aún te escucho.

***

Me molesta mucho

Me molesta mucho pensar
en las cosas malas que he hecho en mi vida.
Sobre todo aquella vez en el laboratorio de química
cuando tomé unas tijeras por las cuchillas
y puse los anillos
en la llama violácea del quemador Bunsen;
luego dije tu nombre y te las pasé.

Oh, el incomparable hedor de la piel herrada
cuando metiste el pulgar y el dedo medio
y no te pudiste sacudir los ardientes anillos. Marcada,
dijo el médico, para la eternidad.

Por favor, no me creas si digo
que, a mis trece años, era la torpe manera
de pedirte que te casaras conmigo.

***

El astronauta inglés

Cayó en los turbulentos mares de Spurn Point.
A través de un telescopio de monedas, sostenido
con un palito de paleta, vi cuando una trainera lo pescó
de las olas y lo condujo de regreso a Mission Control
en una propiedad comercial cerca del puente Humber.
Hablaba con voz apacible: sí, era bueno estar en casa;
había extrañado a su esposa, a sus hijos, no podía esperar
para afeitarse y bañarse con agua caliente. “¿Hay más
preguntas?”. No, no había.

Lo seguí en su Honda Accord hasta un Little
Chef sobre la A1, me senté en la mesa opuesta y lo vi
ordenar el desayuno del día y una jarra de té.
“Para hacer eso debe salir”, dijo la mesera
cuando él encendió un cigarrillo. Leía el diario,
empezó el crucigrama, picaba la morcilla
con el tenedor. Luego miraba a través de la ventana
durante largos minutos sin interrupción, pero sólo
veía la calle transitada, jamás el cielo. Y su rostro no era
la luna. Y sus manos no eran las manos de un hombre
que había sostenido el planeta azul entre el pulgar
y el índice para llevarlo hasta su ojo de relojero.

***

Camera Obscura

Sentado a los ocho años en el parque Bramhall,
con los zapatos rayados por patear una piedra,
muy pequeño para tener una llave, pero bastante grande
para caminar una escasa milla al regresar de la escuela.

Has espiado a tu madre en el pueblo mientras
ella cruza la calle con el bolso en su puño.
En la otra mano, la bolsa de compras que guarda
cuatro feas papas cubiertas de lodo,

chícharos hervidos, trozos de carne o una cola de pescado
en papel vegetal, con la suma del precio escrito
a lápiz en columnas de chelines y centavos.
¿Tiene calor con ese abrigo de invierno?

En la calle Old Mount, entre más se acerca
más pequeña se ve, hasta que la alcanzas
para llevarla a casa en la palma de tu mano
o en la punta de tu dedo, y ella no existe.

***

Una visión

El futuro fue un lugar hermoso, alguna vez.
Recuerda el próspero pueblo de madera de balsa
que se exhibía al público en la Sala Cívica.
Las maquetas enmarcadas, impresiones de artistas,

planos de cristal ahumado y acero tubular,
suburbios de juego de mesa, medios de transporte
como atracciones de feria o juguetes ejecutivos.
Ciudades como sueños, sostenidos por la luz.

Y gente como nosotros en contenedores de vidrio
junto a la ruta para ciclistas o paseando perros
sobre cuidadas franjas de césped mullido,
o conductores modelo que manejan a casa en

autos eléctricos, o paseando por el bulevar
después del show nocturno. Esos eran los planes,
todos aprobados por la pulcra mano izquierda
de los arquitectos: una letra genuina y legible.

Extraigo ese futuro del viento boreal
en el basurero, sellado con la fecha de hoy,
viajando en el aire con otros futuros semejantes,
ninguno de ellos vivido, ahora totalmente extintos.

***

Neblina

¿Por quién llora?
¿Qué quiere decir, tal
cercanía,
al concentrarse en esta tierra alta
mientras dabas la espalda,
extendiendo sus velos en torno?
Pantalla monótona y plateada, la neblina
es agua en estado fantasmal,
interioridad absoluta,
que contiene su láctea respiración,
velando las máquinas que palpitan
en las grandes ciudades bajo tus pies,
cercándote en estos momentos,
en este anti-jardín
de arenisca y turba.
Llegado el tiempo, el borde de
tu ser se filtrará
en su pelaje sin fibras;
estás perdido,
a la deriva en agua suspendida
y aire difuso,
pero estás aquí.

***

Un Pájaro Pintado por Thomas Szasz

Fue su anorak lo primero que me atrajo de él.
El forro de espuma estaba colgando desde una costura abierta
y una lágrima que atravesó la longitud de su espalda estaba parchada
con cinta adhesiva y esparadrapo. Entonces observé
cómo revoloteaba entre los asientos frontales del bus
y cómo manoseaba el vello sintético alrededor de su capucha.

La siguiente vez que me percaté de él fue en la estación final,
donde él pretendía dirigir los buses.
Desde entonces hubo un catálogo de incidentes,
momentos y lugares donde coincidimos
y cada vez que lo miré él hablaba a los conductores
que lo ignoraban, y anotaba los números de ruta.

Un momento en especial, él estaba en el pórtico
mirando la complejidad de un cronograma.
Él me atrapó observando el reflejo de su cara
y entonces exhaló sobre la superficie del cristal
y escribió su nombre sobre él. Pasé a su lado,
inhalando, y él olía a perro mojado, secándose.

En otra ocasión, yo advertí más de lo que esperaba que fuera
la hora del almuerzo en el Centro de Libertad Condicional
donde yo eché un vistazo a través del agujero en la bandeja de comida
para mirarlo observar el tráfico en la circunvalación.
Su mirada se detuvo en una bicicleta sencilla
a la cuál él seguía hasta que ésta se deslizó debajo del horizonte.

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Pablo75
Pablo75
2 horas hace

Comienza como una casa, la última de unos adosados

Antes de soltarte
pon a los perros en la lista
de cosas difíciles de perder.

Un perro puede vagar lo ancho de un mapa

lo vi
ordenar el desayuno del día y una jarra de té.
“Para hacer eso debe salir”, dijo la mesera

En la calle Old Mount, entre más se acerca

ÉL estaba en el pórtico
mirando la complejidad de un cronograma.
ÉL me atrapó observando el reflejo de su cara
y entonces exhaló sobre la superficie del cristal
y escribió su nombre sobre ÉL. Pasé a su lado,
inhalando, y ÉL olía

En otra ocasión, YO advertí más de lo que esperaba que fuera
la hora del almuerzo en el Centro de Libertad Condicional
donde YO

¿Tres traductores para una traducción tan calamitosa? Leyendo esos poemas, hay que ser un genio de la lectura para darse cuenta de que Simon Armitage es un poeta.