La ley de la calle, en sus comienzos llamado Crónica en negro, fue un programa mítico de RNE que durante varios años, desde finales de los 80 a mediados de los 90, los viernes por la noche, concitó una enorme expectación, con elevados niveles de audiencia que le hicieron ganar, entre otros galardones, un prestigioso premio Ondas.
Dirigido por Arturo Pérez-Reverte y presentado por éste y la periodista Maite Pascual, por primera vez se planteó en directo, en los medios informativos españoles, la calle pura y dura, la delincuencia, la vida carcelaria y marginal, la droga, el delito y sus autores y protagonistas, con descarnada crudeza, sin eufemismos ni paños calientes. Acabaron completando el equipo de redacción, además de los reporteros que recorrían la noche de las diversas ciudades de España, un policía, Manolo, un estafador, Ángel, una prostituta, Ruth, y un drogadicto, Juan, cuyas intervenciones hoy serían consideradas políticamente incorrectas y, sin duda, censuradas. Más de treinta años después, Zenda ha conseguido recuperar un buen número de esos programas, que ofrece a sus lectores en el siguiente reproductor:
Carne de ring, en La Ley de la Calle (III)
Zenda LIbros
El programa, emitido el 13 de mayo de 1989, incluye un reportaje sobre el camino de los que apuestan por salir de la miseria con unos guantes de boxeo; carne de ring. Personas que suelen acabar sonados, sin futuro, abandonados como un trasto viejo. En este episodio hay otro tipo de violencia, diferente a la de los anteriores, violencia que podríamos llamar más canónica, dentro de lo cauces legales, pero que por ello no deja de ser trágica, triste, oscura y con olor a sudor linimento y gusto a sangre en la boca.
Lastima que no se puedan descargar los audios.
Jamás fui partidario del boxeo, no lo veo como un deporte; me parece una riña de gallos, pero con seres humanos, que arriesgan su vida o su cordura (se puede recibir un mal golpe con consecuencias irreversibles para el cerebro), que se arriesgan con la ilusión de conseguir fama y fortuna. Pero detrás de este “deporte” el obscuros y nauseabundo mundo del juego, y los hijos de mil puta que no les importa enfrentar a un boxeador sin posibilidades de ganar, el cual incluso puede morir en el intento, solo para que estas cucarachas de la noche y de los miserables suburbios, se enriquezcan.
No se debería generalizar, pero yo generalizo a estos “organizadores deportivos” que incluso lo han llevado a ser un deporte olímpico, ¡sinvergüenzas hijo de mil puta!, merecerían que los caguen bien a trompadas a ustedes, a ver que me dicen del “deporte”.
A esta hijaputez, se suma, que organizan la pelea entre mujeres.
El box, al igual que los reactores nucleares, no son, ni serán seguros jamás. En este mundo, el cual cada vez huele más a podrido, el dinero y los negocios, ocultan sin clemencia los altísimos riesgos para la vida.