Inicio > Libros > Adelantos editoriales > El caso de las cabezas cortadas, de Gonzalo Suárez

El caso de las cabezas cortadas, de Gonzalo Suárez

El caso de las cabezas cortadas, de Gonzalo Suárez

En 1958, cuando contaba veinticuatro años y vivía en París, Gonzalo Suárez dibujó una serie de viñetas a las que ahora, tantas décadas después, ha añadido unos breves textos explicativos. Como dice Javier Cercas, este libro “es una maravilla que inevitablemente retrotrae al mundo de las primeras narraciones de Suárez”.

En Zenda reproducimos el prólogo que Javier Cercas ha escrito para El caso de las cabezas cortadas (Nórdica), de Gonzalo Suárez.

***

No quisiera pecar de vanidad, pero uno de los responsables de que la obra de Gonzalo Suárez no ocupe el lugar de privilegio que le corresponde en el canon literario español soy yo. En 1989 leí por puro azar Trece veces trece, el segundo libro de Suárez, en la inagotable biblioteca de una universidad norteamericana; aunque nunca había oído hablar de Suárez (o solo de forma muy vaga), al instante me caí del caballo: al instante supe que ese tipo era mi padre literario español y que debía escribir sobre él. Como muchas buenas decisiones, esta era de un egoísmo brutal; satisfacía dos necesidades apremiantes: la primera, escribir una tesis doctoral para ganarme la vida, que es la primera obligación de cualquier persona decente; la segunda, construirme una tradición propia, una genealogía literaria en la que reconocerme, que es la primera obligación de cualquier escritor. Lo hice. Escribí mi tesis. Tardé dos años. El resultado fue el libro más útil que he publicado en mi vida, pero solo para mí. La razón es simple. Decía Ortega y Gasset que un libro de ciencia debe ser de ciencia, pero sobre todo debe ser un libro. Mi libro sobre Suárez debía de ser de ciencia —o eso dijo el tribunal académico que lo juzgó, con harta generosidad—, pero no era un libro; o dicho de otro modo: era un libro completamente ilegible para el lector común y corriente, que, por tanto, mal podía llamar la atención general sobre la obra de Suárez. De este desastre solo me consuela un hecho, y es que el principal responsable de que la obra de Suárez ocupe un lugar intangible en el canon español es el propio Suárez, quien a lo largo de su vida se ha negado en redondo a ocupar lugar alguno, ni en el canon español ni en ninguna parte. Mi libro sobre Suárez consta de centenares de páginas de sesudos análisis, pero hay una frase de Juan José Millás que dice lo que yo quise decir en él mucho mejor de lo que yo lo dije: «Suárez siempre ha llegado el primero a todas partes y siempre se ha marchado el primero, de manera que siempre ha estado solo».

"Suárez no fue solo pionero con su literatura; también lo fue con su cine, con el que hizo a finales de los sesenta lo que otros tardarían décadas en hacer"

Así es. En los años sesenta, Suárez escribía una narrativa que nadie escribía. Suárez rompió con el realismo cuando el realismo reinaba: hizo literatura fantástica cuando casi nadie la hacía, hizo metaliteratura cuando nadie sabía lo que era la metaliteratura, hizo narrativa pop cuando el pop solo era un estilo pictórico, y nuevo periodismo cuando los nuevos periodistas aún no habían bautizado el invento; hizo, en fin, cosas que en la cultura de entonces eran insólitas, como citar en una misma frase los nombres venerables de Di Stefano y James Joyce. Suárez no fue solo pionero con su literatura; también lo fue con su cine, con el que hizo a finales de los sesenta lo que otros tardarían décadas en hacer. Dirán ustedes que esto no tiene importancia, que lo importante no es llegar el primero o el último, sino llegar; no lo crean: en literatura, como en casi todo, quien llega primero llega dos veces. En suma, si existe la posmodernidad literaria —y no veo por qué no va a existir, suponiendo que tenga su origen remoto en la segunda parte del Quijote y su origen inmediato en Borges—, Suárez fue el primer escritor posmoderno español.

"Ahora bien, igual que ocurre en sus novelas y relatos iniciales, Suárez se acoge aquí al esquema policial solo para dinamitar todos y cada uno de sus tópicos"

Escribí lo anterior hace diez años; me ratifico ahora en lo dicho. No solo me ratifico: a la vista del libro que el lector tiene en las manos, doblo la apuesta. Suárez compuso El caso de las cabezas cortadas en 1958, cuando contaba veinticuatro años y vivía en París, donde conoció a su mujer de ahora y de siempre: Hélène Girard. El libro, digámoslo ya, es una maravilla que inevitablemente retrotrae al mundo de las primeras narraciones de Suárez, De cuerpo presente, de 1963, o Trece veces trece, de 1964, aquella época en que Pere Gimferrer, líder por entonces de la vanguardia veinteañera española, escribió: «Muerto Luis Martín-Santos e inactivo Sánchez Ferlosio, si la joven narrativa española ha de darnos un maestro, quizá sea este Gonzalo Suárez». En El caso de las cabezas cortadas Suárez cuenta en efecto una historia protagonizada por un inspector cuyo nombre, cuya cara de tortuga triste y cuya pipa eterna remiten a Jean Gabin —o más bien al Jean Gabin que interpretó al comisario Maigret—; su atmósfera se halla tal vez más cerca del cine francés de la posguerra que de la serie negra norteamericana. Ahora bien, igual que ocurre en sus novelas y relatos iniciales, Suárez se acoge aquí al esquema policial solo para dinamitar todos y cada uno de sus tópicos, para desmontar las convenciones a las que parece acogerse y para construir así una narración sarcástica, irreverente y dominada por un humor absurdo, gamberro y plagado de retruécanos («El vecino del segundo imploró al detective para que no le despeinara porque venía de la peluquería», dice el narrador. «Tenía solo seis pelos en la cabeza y todavía menos en la lengua, hablaba por los codos y confesó su asesinato con pelos y señales»). Este libro, sin embargo, no es una novela ni un relato, sino un tebeo, un cómic concebido mucho antes de que el cómic empezara a dejar de ser entre nosotros un entretenimiento infantil y empezara a reivindicarse, bien avanzados ya los años sesenta, como un arte serio: Tebeos y cultura de masas, de Luis Gasca, se publicó en 1966; Los cómics, arte para el consumo y formas pop, de Terenci Moix, en 1968. Como siempre, Suárez fue el primero en llegar.

Pero, además de llegar el primero a todas partes, Suárez siempre aparece por el lugar más inesperado y nos desconcierta a todos, incluso a aquellos que mejor creíamos conocerlo. Ya he dicho que, a caballo entre la década de los ochenta y los noventa, pasé dos años completos dedicado a estudiar la obra de Suárez, pero no tenía ni idea de que este libro existiera; más aún: no tenía ni idea de que, además de periodista, escritor, cineasta, actor y no sé cuántas cosas más, Suárez era un autor de cómics y un dibujante tan bueno como muestran las viñetas vagamente picassianas que integran este libro. Suárez ha cumplido noventa años y algunos lo consideramos el novelista y cineasta más joven de este país; pero la pregunta es otra: ¿cuándo dejará este hombre de sorprendernos?

————————

Autor: Gonzalo Suárez. Título: El caso de las cabezas cortadas. Editorial: Nórdica. Venta: Todostuslibros.

4.4/5 (24 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

1 Comentario
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Victor Bocanegra
1 mes hace

Es un libro imprescindible. Suárez da una vuelta más de tuerca a su obra poliédrica con una pieza genial donde mezcla cómic, narrativa policíaca, humor, poesía, ironía, pensamiento sobre dos de sus grandes temas universales, la realidad y la ficción, y la difusa frontera que las une y las divide. Una historieta aparentemente banal y sarcástica que esconde la terrorífica historia de esa sanguinaria máquina de matar, la inolvidable guillotina (aunque aquí se disfrace de arma blanca), que, no lo olvidemos, fue legal hasta 1977 en Francia. Y una simbólica venganza de la masacre de los indígenas norteamericanos, perpetrada por un indio de celuloide, y contada por el mismísimo Gonzalo Suárez, que todavía nos entretiene, nos divierte y nos instruye desde su mágica sabiduría inagotable.

reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • Un libro repasa la historia de la revista Spirou, cuna de Lucky Luke o los Pitufos

    /
    abril 21, 2025
    /

    “Es una de las revistas más importantes del cómic franco-belga. Salvo durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1938 se ha publicado regularmente y va dirigida, sobre todo, a un público juvenil”, cuenta Emili Samper (Tarragona, 1980). Autores como Morris, Franquin o Peyo publicaron en la revista Spirou, que también dio la alternativa a personajes como Lucky Luke, los Pitufos, Marsupilami, Gaston Lagaffe (Tomás el gafe) o el propio Spirou, que da nombre a la revista. “Spirou es un botones de la época, de los años 40, que lleva el equipaje de los clientes adinerados, a quienes abre las puertas o…

    Leer más

  • Cracovia sabe

    /
    abril 21, 2025
    /

    La plaza es inmensa, un cuadrángulo de doscientos metros de lado. En el subsuelo hallaron calles pavimentadas de hace ocho siglos, sótanos de edificios desaparecidos, cabañas de artesanos y comerciantes, un tesoro de monedas, llaves, joyas, telas, huesos, flautas, dados. En un estrato aparecieron restos de la ciudad quemada y puntas de flecha que delataban la autoría: fueron los mongoles quienes incendiaron Cracovia en 1241. Una vértebra cervical limpiamente seccionada muestra la decapitación de invasores suecos en 1657. Los esqueletos de seis mujeres confirman las leyes antivampiros del siglo XI: las enterraron boca abajo en posición fetal, atadas y con…

    Leer más

  • Comienza la fiesta de la rosa y el libro

    /
    abril 21, 2025
    /

    HOMENAJE A VARGAS LLOSA EN LA FIL DE GUADALAJARA Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, anunció que en la próxima edición de ese encuentro editorial, que este año se celebrará del 29 de noviembre al 7 de diciembre, se le rendirá un gran homenaje al recién fallecido escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa. Schulz, quien además de haberlo editado en México, mantuvo con él una relación de amistad y complicidad literaria, recordó la capacidad de Vargas Llosa para crear obras maestras desde su juventud. Ciertamente, como dijo alguna vez Camilo José Cela, para Vargas Llosa escribir…

    Leer más

  • Guadalajara en un llano y Mario en una cumbre

    /
    abril 21, 2025
    /

    García Márquez y Vargas Llosa fueron amigos entrañables, unidos por la literatura y la política, y luego distanciados por la política y por la vida, con el punto final metaforizado por el puñetazo de Mario en la cara de Gabo: una larga amistad derrotada por KO. Y ya hasta nunca. Como escritores los dos fueron portentosos, cada uno en su estilo. García Márquez era un mago, un brujo de la tribu dotado con el poder inmenso de la fábula y la gracia quimérica de las palabras. Sus libros parecen dictados al oído por un hechicero, con un coro de musas…

    Leer más