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Secuelas: Me acuerdo

Secuelas: Me acuerdo

Me acuerdo de cuando mi tía nos frenó a mi prima y a mí en la escalera de casa, que si alguno de los tíos nos hacía algo fuéramos rajando a contarle.

Me acuerdo de cuando la mamá cambió a mi mejor amiga al colegio de monjas y me quedé sola por completo, mendigando compañías nuevas en el patio de los recreos. Los baldozones colorados. Los aros de basquet que usábamos en clase de gimnasia.

Me acuerdo de cuando me gustó ese chico y me aprendí todas las canciones de Sabina, para tener algo en común. Nunca salí con el chico. Me terminó gustando Sabina, aunque tampoco salí con él.

"Me acuerdo de cuando mi primo me mostró el pito en su piecita de la ventana al patio. Me dijo que tenía que ayudarlo a que se secara y me hizo hacerle una paja"

Me recuerdo de la mano de mi madre, escuchándola coordinar para una tarde de plaza con la mamá de otra compañerita. Pobres, pensé, no saben que esta nena no quiere jugar conmigo, ni ella ni nadie.

Me acuerdo de los pitucones, y de la flauta dulce de madera que mi perra Colita usó para entretenerse un día.

Me acuerdo de cuando mi primo me mostró el pito en su piecita de la ventana al patio. Me dijo que tenía que ayudarlo a que se secara y me hizo hacerle una paja.

Me acuerdo de cuando vi a ese hombre que vivía en la calle haciéndose la paja caminando, y me excitó.

Me acuerdo de cuando estaba tan enojada con todo el mundo que no hacía más que fruncir el ceño. Todavía lo hago, pero lo recordaré más adelante.

Me acuerdo de lo inteligentes que me parecían los adultos cuando era chica.

Me acuerdo de lo imbéciles que me parecían mis compañeros de secundaria. Y los de la primaria. Y los de la universidad.

"Sus pies descalzos en el piso embarrado. Me acuerdo que la abracé. Dejé bajar mis manos por su espalda, por abajo de la remera empapada, y las volví a subir"

Me acuerdo de cuando plagié un cuento de Elsa Bornerman y la profesora de Castellano me felicitó y me hizo pasar al frente. Me acuerdo de que era la esposa de Biondini, el que ponía las bombas en los cines. Un día nos dijo que ya volvía, agarró la cartera y la vimos retirándose, a través de la ventana. ¿Sería que no tenía ganas de enseñarnos porque no teníamos ganas de aprender? O viceversa.

Me acuerdo de que en sexto grado todas ya tenían tetas y apretaban. Yo no.

Me acuerdo con la Gitana en la terraza bajo la borrasca Ana. Ella lloraba porque se le volaban las plantitas. La Giralda a lo lejos iluminada. Sus pies descalzos en el piso embarrado. Me acuerdo que la abracé. Dejé bajar mis manos por su espalda, por abajo de la remera empapada, y las volví a subir. Su cuerpo estremeciéndose. Hazlo otra vé…

Me acuerdo de cuando fui a ver a River por primera vez con mi novio viejo. Se veía todo tan chiquito en la cancha que me enteraba del gol por los auriculares de la radio.

Me acuerdo de cuando me dieron el premio Candilejas. De haber sentido felicidad, y angustia, porque no quedaba entonces por delante más que sufrimiento por tratar de conservarla.

"Me acuerdo del Renault 6 con ventiletes. Tenía un agujero en el piso y yo miraba por ahí el asfalto de la ruta cuando íbamos los veranos para San Clemente"

Me acuerdo del bombero que nos rescató del vuelco en la ruta 9. Era DJ y tanatopractor. Después del accidente me contactó por Facebook. Andaba en busca de una chica buena y de hogar.

Me acuerdo del preescolar, los delantales a cuadritos, de la crueldad de los niños que son el futuro del mundo.

Me acuerdo de cuando mi mamá llegó tarde a buscarme al jardín y me pusieron en ese cuarto de nenes olvidados. Ese día éramos tres. O quizá cuatro.

Me acuerdo de bajó Isabel, subió Videla. Me los imaginaba a los dos arriba de un ascensor.

Me acuerdo de cuando me arreglaba para salir, hasta que me di cuenta de que no era obligatorio. Salir. Arreglarse. Ser alguien en la vida. Regar las plantas. Salir adelante. Sea feliz, sea feliz, la vida es bella.

Me acuerdo del Renault 6 con ventiletes. Tenía un agujero en el piso y yo miraba por ahí el asfalto de la ruta cuando íbamos los veranos para San Clemente.

Me acuerdo de cuando jugábamos con mi otra amiga a los Parchís. Yo siempre hacía de Tino. Ahora a Tino le falta un brazo, me parece.

"Me acuerdo de cuando se murió mi primera tía. Mi primo llorando desconsolado, como un chico, al lado del cuerpo inerte todavía con la máscara de oxígeno puesta"

Me acuerdo de haber estado enamorada de mi primo el sexópata. Tenía el pelo largo y era muy guapo. Del día en que lo dije delante de toda la familia. Que me gustaba, no que era sexópata.

Me acuerdo de cuando perseguía a Estela y a María Luz con el hámster por toda la casa. Me divertía cómo gritaban y las caras que ponían.

Me acuerdo de esa escuela en Alaska a donde trabajaba mi novio joven, llena de lesbianas. Mundo desconocido para mi. Y de esa chica, Meghan, que me invitó a bañarnos desnudas al Sitka Sound. “Naked”, había repetido, con sus ojitos pícaros. Tenía siete menos que yo y hacía circo en la calle. Jugábamos como locas al ping pong.

Me acuerdo de cuando se murió mi primera tía. Mi primo llorando desconsolado, como un chico, al lado del cuerpo inerte todavía con la máscara de oxígeno puesta. Cuando murió la mía, mi madre, en cambio yo ni una lágrima. Solamente estupor.

Me acuerdo de que me cortaban el pelo como a Jimmy Connors.

Me acuerdo de cuando había libertad de expresión. Al ñudo porque no decía yo más que estupideces. Como ahora.

Me acuerdo de la falsa modestia, y de René Lavand. Si no fuera inmodesto sería perfecto, dijo una vez en el programa de Verdaguer.

*Este texto es una “secuela” inspirada en “Me acuerdo”, de Joe Brainard.

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