Hace un par de semanas por la noche, ya cerca de la madrugada, leía tumbada en la cama con mis hijos, con el ventilador puesto en un vano intento de combatir el calor y los mosquitos durante este mes que hemos venido a Barcelona de visita. Ellos no se acababan de decidir a apagar la tele, aunque miraban una serie de dibujos que ya habían visto en inglés, y les sorprendía que en español dijeran «las cosas mal». No han ido nunca al colegio ni estudiado nada siguiendo instrucciones de nadie, pero saben leer y escribir, y el mayor, de once años, me dijo: «Está muy mal traducido. En español no se dice “les vamos a patalear el culo”, ¿o sí? Es del inglés: we’re going to kick their ass».
No, no se dice «patalear el culo», o al menos yo no lo había oído en mi vida. En mis tiempos de vivir por estas tierras se decía que les íbamos a «pegar una pana», pues eso es lo que significa la expresión en inglés: ganar por mucho, arrasar. Al cabo de un rato oímos: «¡Ese es el espíritu!» (traducción literal de that’s the spirit!). No es la primera vez que me tropiezo con esta expresión, pero el efecto de rechazo que me produce es el mismo. En inglés es un idiom —a no confundir con «idioma» en español—, es decir, una expresión cuyo significado no se puede predecir por el significado de cada una de sus partes. En español debería entenderse como una actitud y podría traducirse como «así me gusta» o «esa es la actitud a tomar».
Las malas traducciones siempre han existido. En el cine son legendarias. Algunas películas han pasado a la posteridad con un título mal traducido y así se han quedado. Una que a mí siempre me llamó la atención fue Married to the Mob, que se tradujo mal en España como Casada con todos. Cuando vi la película —hace muchísimos años— no entendí el título; la protagonista quiere rehacer su vida después de haber estado casada, o sea que a cuento de qué viene lo de «todos» cuando lo que más ansía es que la dejen en paz. En Latinoamérica se tradujo correctamente: Casada con la mafia. Y es que resulta que mob no solo significa «muchedumbre», sino que es un término informal para referirse a la mafia. Fue un fallo garrafal que hace pensar que la persona que tradujo el título en España no tenía el nivel de inglés adecuado ni había visto la película.
Confieso que leo poco en español, al menos novelas. Sí leo artículos y no suelo llevarme sorpresas. Es en las pocas novelas que leo donde a veces veo cosas raras y siempre me pregunto si ahora eso se dice así en España. Y me pasa como a mi hijo cuando venimos aquí, que vislumbro detrás de eso que «suena mal» la frase o palabra en inglés, traducida literalmente. La más reciente en una novela ha sido «tomó una ducha». Me ha sorprendido porque en inglés sí es took a shower, pero en español siempre nos hemos duchado usando solo el verbo.
Hace unos días fuimos a ver un espectáculo de magia. El mago, joven y español (y/o catalán, no habría sabido decirlo por su acento) no paraba de decirnos: «Abrid bien vuestros ojos». A mí me suena raro, pero igual a la gente de aquí ya no. Desde luego, hace veinte años nadie hablaba así. Las partes del cuerpo, aunque sean nuestras, no se usan con los posesivos como en inglés: open your eyes —si dijéramos open the eyes sería incorrecto en inglés.
Un día con una amiga hablábamos del amigo falso «remover». Para los que no lo sepan, un amigo falso es, según Wikipedia, «una palabra de otro idioma que se parece, en la escritura o en la pronunciación, a una palabra de la lengua materna del hablante, pero que tiene un significado diferente». En español, «remover» significa «mover repetidamente, agitar», y en inglés significa «quitar». Mi amiga me decía que siempre se ha escandalizado al ver la palabra remove traducida como «remover». Hasta que un día se dijo que no podía ser que tantos traductores cometieran el mismo error y por fin consultó el diccionario, para descubrir, atónita, que «remover» también puede significar «re-mover»; es decir, «mover de un sitio a otro».
Esto de mover me recuerda otra anécdota que me pasó hace un año más o menos. Fui a comer a un restaurante con un amigo suizo de padres españoles y una amiga peruana. Se nos acercó un camarero que no estaba a cargo de nuestra mesa, pero quiso saludarnos al habernos oído hablar en español. Le reconocí al instante el acento catalán y me hizo gracia. Nos interesamos por su situación y las razones que lo habían traído a Australia y yo lo escuché con interés y hasta ganas de echarle un cable si lo necesitaba. Hasta que nos dijo que «me acabo de mover aquí». Como para algunas cosas puedo ser muy educada, me abstuve incluso de alzar las cejas, pero pensé: ¿¡Mover, mover!? ¡Querrás decir que te has trasladado!
Hay que ser indulgentes con los que están aprendiendo una nueva lengua, pues este tipo de errores es muy común. Parece que queremos aprender tan bien el nuevo idioma que no nos importa usar mal el que ya teníamos más o menos dominado por eso de ser el materno. Mis hijos lo hacen, yo lo he hecho, y de hecho lo sigo haciendo cuando no tengo ganas de esforzarme y converso con una amiga capaz de hablar catalaespanglish tan mal como yo, a lo Dalí.
Sin embargo, me cuesta aceptar verlo por escrito, aunque parece ser que algunos falsos amigos ya se han introducido en la lengua y están aquí para quedarse. Algunos son muy conocidos y ya se sabe que son incorrectos. Los que a mí me chocan son los nuevos, los que no había visto nunca antes. Dos de ellos son «emerger» y «al unísono». Se están usando mal en español porque en inglés no significan lo mismo, o tienen otro significado que no existe en español, o al menos todavía no. «Emerger» significa salir del agua u otro líquido, no de la cocina o del cuarto de baño. En cambio, emerge en inglés significa aparecer a la vista. Y «al unísono» significa «sin discrepancia, con unanimidad», pero no significa «al mismo tiempo» o «a la vez», como en inglés.
Otra expresión que me ha hecho fruncir el entrecejo a lo largo de los últimos años ha sido «no puedo esperar». Y siempre me he dicho: ¿Cómo que no puedes esperar? Pues claro que puedes. Querrás decir que te mueres de ganas por hacer algo. Así es como se traduce I can’t wait, pero esperarte claro que puedes. Me temo que esta puede ser una de las que se quedan; la he visto tantas veces ya… Igual que lo de «estoy feliz». Ahora todo el mundo está feliz y parece que es normal, aunque una vez más, a mí me parece que es traducción literal de I’m happy. Antes éramos felices y estábamos contentos. Para mí, la felicidad sigue siendo una característica de la personalidad, no un estado o condición, como sí lo es el estar contento o triste.
Por otro lado, ahora se ha puesto muy de moda, parece, usar palabras en inglés en sustitución de otras en español que cumplían su labor perfectamente pero no son tan cool. Cuando vi esta escrita por primera vez pensé: ¿Qué ha pasado con nuestro guay del Paraguay de toda la vida? Cul —así se pronuncia— es «culo» en catalán; o sea, nada que ver. El otro día mi madre me contaba que cuando se reunió con unas amigas a las que no veía desde sus tiempos de colegio, cada una hizo un speech sobre lo que había sido su vida. Nunca antes la había oído pronunciar esa palabra; antes siempre había dicho «discurso», y eso que ella es la primera en decirme que el castellano de hoy está plagado de anglicismos.
Tenía yo una lista de amigos falsos y cosas raras en las que iba apuntando todo lo que me salía al paso, pero un día se me escacharró el ordenador y perdí ese documento en concreto —mea culpa, por no ponerlo en la nube. No importa, porque de memoria me acuerdo de algunos y desde que estoy aquí cada día veo y oigo más. He notado, por ejemplo, el uso de «unos pocos» (traducción literal de a few) cuando en español debería ser «algunos». En una página web española hace unos días leí «estamos abiertos» (traducción literal de como se dice en inglés: we’re open) cuando en español es «abrimos», y aunque no lo fuera, ¿por qué usar dos palabras cuando se puede expresar lo mismo con solo una?
Para finalizar voy a hablar de algo sobre lo que ya he escrito alguna vez y por tanto sé que me repito, pero me siento como con la obligación de recalcarlo porque cada vez abunda más y queda muy feo. Se trata de la voz pasiva.
Cuando empecé a escribir de muy joven —o sea, mal— y solo me leía mi madre, ella dijo algo así como «a la niña se le ha subido el inglés a la cabeza». Y a mí: «Oye, que aquí no hablamos ni escribimos así». Fue ella quien me hizo ver que abusaba de la construcción pasiva y que «fue vista», «han sido invitados», «fue hallado», etc. era raro en español. A veces solo falta que alguien te señale un mal hábito para darte cuenta de lo mal que suena, como cuando Gabriel García Márquez escribió que los adverbios terminados en «mente» son un vicio empobrecedor. Como soy aprendiz rauda, enseguida me desprendí de todo lo pasivo, o al menos lo intenté. Cuál ha sido mi perplejidad cuando veinte o treinta años más tarde me topo con la plaga de la pasiva en toda novela, artículo o escrito en español. Pues no lo entiendo, la verdad. Vivimos en un mundo de acción y rapidez, ¿por qué entonces tanta pasividad de la que antes no padecíamos? No solo queda mal decir que «fue invitado a la feria del libro de Madrid» cuando es más bonito contar que «lo invitaron», sino que en inglés también ya hace mucho tiempo que los manuales de estilo y algunos escritores recomiendan evitar la voz pasiva.
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