Olbido con b nació en un viaje, en un tren, en un otoño. Y creció y se hizo novela tirando de muchos “y si…” Vivir en lo hipotético da una libertad y un pánico a la hora de crear que engancha. Libertad porque vas creando un mundo en el que todo está permitido y cuando logras eso, allí ya todo es posible, allí todo tiene otras normas, las tuyas, que escribes, y la de los personajes, que acaban pidiéndote más guerra. Y pánico porque esa misma libertad no la quieres a la babalá sino que tienes que encontrar el punto de cordura en ese mundo, algo que lo sostenga y que alguien desde fuera compre, acepte y tenga ganas de ir a por más.
Esta novela surgió, como decía, de un “y si…” porque yo durante un tiempo cogí el tren cada día para ir al trabajo y un día me pregunté qué pasaría si ese tren no se parara en ninguna estación. Era un día de otoño, pasaba cada día cerca del mar y cada día veía la misma gente con sus teléfonos, sus libros, desconectada del resto, con la mirada baja, en su microcosmos, con su memoria y sus olvidos. Y me pregunté qué pasaría si ninguno de ellos tuviera recuerdos, solo una chica. Y con esa chica me fui.
Por aquel entonces estaba haciendo el itinerario de novela en el Ateneu de Barcelona y mi profesor me preguntó: “¿de qué quieres hablar?” Y yo recuperé a la chica, recuperé el tren y empecé a tirar del hilo, a hablar de la identidad, de la importancia de los recuerdos, de cómo nos marcan.
El tren me ayudó a arrancar la historia porque es el símbolo de un viaje en el que dejas algo y vas a encontrar algo, es un cambio de escenario, de entorno, y allí puse a mi protagonista. Me subí con ella a ese tren y todo lo que le va sucediendo lo vive en el momento presente, junto al lector, junto a mí, que la acompañaba. Y ella es alguien que vuelve a casa pero que no tiene clara la vuelta, alguien que lucha contra sus miedos, contra sus dudas y que llega a un territorio desconocido donde nadie recuerda nada, solo ella. Y allí está su novio, sin memoria.
A partir de ahí construyo un viaje hacia el olvido de los demás y un viaje a través de los propios recuerdos de la protagonista. Y la historia se va tejiendo a dos niveles, el ficcional del olvido, con un ritmo más rápido, y el real de la memoria, más onírico y pausado.
El libro tiene influencias de Miyazaki, de Memento, de Olvídate de mí, de Alicia en el país de las maravillas… historias y personajes que se han ido quedando en mí y que seguro hay un poco de ellos en mi historia.
Verla editada en una edición bonita y cuidada por una editorial pequeña y familiar es algo que valoro muchísimo y voy a intentar que llegue a la gente para que ellas estén aún más contentas de haberla publicado. ¡Espero que os apetezca leerla!
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Autor: Laura Sala. Título: Olbido con b. Editorial: Pezsapo. Venta: Amazon, y Casa del libro
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