El mando a distancia se ha convertido en un apéndice más del lector. La Nación nos habla de FI (Ficción Interactiva) en este artículo. Un género que vuelve renovado y con fuerza gracias a su adaptación a los últimos avances tecnológicos.
Cuando hace unos meses Netflix estrenó El Gato con Botas: Atrapado en un cuento épico, la primera serie que pide al espectador tomar decisiones con su control remoto, algunos la definieron como la versión new age de Elige tu propia aventura, una colección literaria emblemática en el empoderamiento del lector. Lo cierto es que tanto la animación de Dreamworks como la antología juvenil que aquí circuló en los 80 de la mano de Editorial Atlántida son sólo aproximaciones a la ficción interactiva (que en lo que sigue llamaremos «FI»), un género que no es nuevo aunque ahora recibe un fuerte impulso tecnológico. En muchos casos toma la forma de aplicaciones para teléfonos y tabletas, siempre transitando la frontera entre la literatura y el juego.
«En una obra de FI hay que asegurarse de que el usuario tenga la oportunidad de involucrarse», dice en diálogo con LA NACION Jon Ingold, autor de 80 Days(inklestudios.com/80days), una obra paradigmática del género que inyecta interacción a La vuelta al mundo en 80 días, de Verne, volcándolo en dispositivos móviles y PC. Ingold considera que «existe la idea de que elegir en una historia significa elegir lo que sucede, y eso es un error, pues no es posible dejar que los usuarios se rindan o resuelvan determinada situación de una manera aburrida». En este sentido, el autor advierte que la tensión central de una historia interactiva es «encontrar el equilibro entre ofrecer la suficiente sensación de responsabilidad en lo que sucede, pero no tanto como para que el usuario controle verdaderamente la trama».
Cuando salió a la luz, 80 Days fue elegida por The Telegraph como una de las mejores novelas de 2014, y a su vez Time premió a este trabajo como el mejor juego de aquel año.
¿Cómo establecer entonces las diferencias entre un videojuego de base literaria de una estricta FI? Según Ingold, la diferencia es de intención. «En un juego el progreso se mide constantemente, y esto no se detiene hasta que el usuario pierde el interés o ya no encuentra criaturas para matar. En cambio, una historia de FI debe tener un principio, un nudo y un desenlace, y el escritor desea que veas esas tres instancias», observa. Por su parte, el madrileño Santiago Eximeno, autor de la breve e interactiva 5 minutos, que puede ser leída desde cualquier navegador, explora zonas comunes. «A veces es difícil diferenciarlos porque el nivel de experimentación actual hace que existan mestizajes. Sí veo que en un juego de rol hay un personaje que crece y que progresa durante la evolución del juego, y en la FI se busca el impacto literario y emocional, el concepto».
Bruno Piqué, otra voz prolífica en este ámbito, subraya la relevancia de las plataformas digitales para el crecimiento del género. «Hay arte en la programación y estructura en la creación literaria, y unir ambas en un solo proyecto es todo un aprendizaje», señala a poco del lanzamiento de Madrid Zombi 2, que publicará por episodios para equipos iOS y Android. Hurgando una definición, Piqué dice que una FI «no es más que una ficción con diferentes acontecimientos en mismos espacios temporales». Esto ocurre precisamente en la primera parte de Madrid Zombi, donde para elegir hacia dónde avanzará la trama el usuario debe hacer clic en opciones que aparecen en la pantalla. Otra vez, una suerte de Elige tu propia aventura puesto en una pantalla.
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