Siendo yo muy joven, tan joven que no había leído al Padre Isla, me dijo un amigo de mi hermano mayor: “No te engañes, Alejo. Por la misma razón por la que no se puede venerar a la Bauhaus y abominar, a la vez, de Ikea, tampoco se debe ser devoto de Píndaro y echar pestes del fútbol”.
A esa temprana edad, semejante alarde de coherencia y rigor lógicos me dejó, como diría el gran José María Iparraguirre Thomas, époustouflé y flabbergasted.
De hecho, marcó mi vida hasta el extremo de impelerme hoy a seleccionar estas líneas:
El ancho circo se llena
de multitud clamorosa
que atiende a ver en su arena
la sangrienta lid dudosa
y todo en torno resuena.
Nicolás Fernández de Moratín
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie.
Rafael Alberti
Deja que juegue y que ría
la frivolidad naval.
Tu vida será algún día
una regata mortal.
Gerardo Diego
El rey en bicicleta hacia Inglaterra
cruza, y losas de muerte son los bancos
que tiemblan en los últimos jardines.
César González-Ruano
Más humilde que el coche,
con dos ruedas no más te has contentado;
pero te sobra una
para rodar cual rueda la Fortuna.
Leopoldo Eugenio Palacios
Lanzadores del disco. Jabalinas
que perforan los aires como halcones.
Ángel García López
Voces. Los palos erectos
se abaten, a los efectos
de la gran bola impulsiva.
Ramón de Basterra
Porque hoy he visto
la gente enloquecida en el Hipódromo
aclamando al puente de Toledo
que ha batido a los jockeys más famosos.
Juan Larrea
Al volante
todas las carreteras se encabritan
Guillermo de Torre
Uno, más furioso, vuelca.
Y se enciende. ¡Más! Y estalla.
Clamor. Son muchos los muertos.
Gran carrera hacia la nada.
Jorge Guillén
Entre las trabas que tendió la meta
de una esquina a otra esquina,
por su sexo el balón, a su bragueta
asomado, se arruina,
su redondez airosa orina.
Miguel Hernández
Luchador superfluo,
ayer lo más noble,
mañana lo más plebeyo.
Antonio Machado
Has llegado el primero. ¿Qué viste en la montaña?
José María Borrás
Yo nací (perdonadme)
en la edad de la pérgola y el tenis.
Jaime Gil de Biedma
Cuatro onzas en los guantes y vendaje
duro. Alta tensión. Aire caliente
de K.O. y cigarrillos… De repente
ha cuadrado la furia su paisaje.
Manuel Alcántara
Las personas de hoy hacen deporte
por el deporte mismo.
En nada se distinguen
de políticos y de drogadictos.
Hubo un tiempo en que el cuerpo se adiestraba
para la partida del alma.
Alfonso Lucini
Pero diré que hay una infame estirpe
que deja sin valor nuestro lenguaje:
su libertad es libertad de usura,
su paz es el escudo del injusto
y su progreso es un deporte ateo.
Julio Martínez Mesanza
Lo dicho, Señores: menos trajín, menos transporte.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: